Desde hace mucho tiempo, casi al inicio de este blog, prometí hablar de mi impertérrita inclinación a coleccionar... menudencias... (yo sé quien soy, afirmo quijotescamente, ya que, según Unamuno, en el fondo de todo coleccionista anida un melancólico...).
En cualquier caso, y -añado yo- un soñador.
Bien, finalmente me instalo en Asturias con cierta perspectiva.
En el vaivén de aquí a Barcelona (y dadas las severísimas restricciones de las compañías ¿low? cost), me hice con un buen fardo de libros Light...
El último, y por sugerencia o reminiscencia del comentario de Eduardo (un asiduo comentarista de este Blog) fue el de Walter Benjamin, Desembalo mi biblioteca (El arte de coleccionar), publicado por un clásico editor intrépido e independiente (José J. de Olañeta: Mallorca, 20129
Es un volumne muy portátil y perfect para releer a Benjamin, ¡siempre presente!
Sintetizar el contenido o incluso resumir algunas de las reflexiones de Benjamin sobre el coleccionismo (él mayoritariamnete se refiere a los libros) me da pereza, acaso condicionada (subrepticiamente) por las primeras líneas del primer ensayo, "Desembalo mi biblioteca" (El arte de coleccionar), cuando WB, ante tal tesitura (que conozco, pero que no me afecta desde hace ya casi 25 años, salvo en lo que se refiere a aligerar, trasladar, donar...), escribe: "No se encuentra aún instalada en los estantes. Todavía no la ha envuelto el tedio ligero de la clasificación".
Bueno, os recomiendo seriamente este librito; en esecial los capítulos sobre coleccionistas ppobres, libros de enfermos mentales y que versa sobre novelas de criadas del siglo pasado.
Bien, pero yo quería hablar de lo que todavía no había hablado: de mis colecciones.
Y no lo hice, pese a las promesas porque, en el fondo, todas mis colecciones están aún abiertas.
¡Faltaría!
Lo contarrio sería... ¿cómo se dice?
Pero hay una que sí está clausurada.
Viajé a Málaga... hace mucho tiempo... y visité (con reminiscencias literarias) un museo (modesto) etnolóligo o etnoantropológico... No era público, y estaba semi encajonado en una parte inpocua de la maltrecha ciudad... Yo llevaba en la memoria ciertos recuerdos de José Moreno Villa (de su autobiografía, La vida en claro, redactada en el exilio de México) sobre el arte artesanal (valga la redundancia) de los envoltorios (hay un nombre específico que ya olvidé) de las uvas pasas... esos casi encajes con que se envolvían en la presentación final...
Estaba en Málaga y recordé lo que estaba pasando en Barcelona....
Yo compraba cajas de fresones para hacer mermelada y... buscaba allí reflejos de aquella artesanía. Era moneda corriente. Pero de pronto, empezó a desaparecer. Todavía las cajas de fresones eran de madera, pero .... las imoresiones empezaban a ser susutituidas por bandas de plástico.
Empecé a coleccionar y conservar los listones alargados....
En Barcelona, durante muchos años no tenía espacio (o tiempo) `para...
Pero aquí....
En una escapada a IKEA (pulpérrima) encontré un marco adecuado y hete aquí...
¡Artista!...., me dicen.
Hola Ana Rodríguez
ResponderEliminarMe alegra que seas una coleccionista. Yo, si colecciono algo, serían los discos de vinilo; también libros, pero estos en menor medida y no al estilo de Walter Benjamin: yo leo mis libros.
Por cierto, en aquella época no tan lejana de las botellas retornables, cuando todo era de vidrio, siempre me sentí fascinado por los envases de agua y de soda. Algunas piezas estaban muy trabajadas, supongo que no lo eran, pero algunas parecían de cristal tallado artesanalmente.
Ya estás en Asturias!, me alegro. Lo de las colecciones es otro cantar, yo colecciono piedras, palos, caracolas, cristales, telas, lanas, recortes, ...¿Diógenes?. Bienvenida al Norte, desde León.
ResponderEliminarComo tengo un cierto alma coleccionista, he de tomar nota del libro que nos traes para no sentirme solo. Además me encantan las ediciones de Olañeta.
ResponderEliminarPero desde luego tu colección ha sido toda una sorpresa. Has realzado y elevado a arte las cajas de fresas y fresones. Ahora que vuelven a imperar las modas más kitsch, tu cuadro puede tener valores añadidos.
Un abrazo.
Eduardo... creo que se trata del libro del que me hablaste este verano... Yo no tenía dinero para los discos de vinilo (que eran asunto de mis hermanos mayores), aunque en mi etapa USA me hice con alguna pieza curiosa, que fui regalando cuando tuve a quién...
ResponderEliminarFloreal, fue un vaivén este verano, pero ahora me quedo casi a solas con el mar... y las confituras de moras!
Carlos, esas botellas son bellísimas... Yo sólo conservé dos o tres envases, casi siempre por motivos afectivos, claro... ¡La gaseosa!
Abrazos!
Nunca he entendido mucho el coleccionismo. Quizá por eso siempre me ha resultado misterioso al filátélico, o el numismático, tipo raros, con miles de minutos de soledad a sus espaldas junto a centeneres de pequeños objetos que, aperentemente, son iguales. Me acuerdo ahora de Perec, y de "la vida instrucciones de uso."
ResponderEliminarTu colección es de lo más original y colorista: se me ocurre que hubiese hecho las delicias de Andy Warhol, que la hubiese aprovechado, quizá, para derivar si pop art en un agropop art. Abrazos
Bueno, es una mini colección, pero gracias por la categoría que le concedes. Yo he perdido tantos espacios, tiempos y vidas.. que ya necesito ese tipo de... Hablas de tiempo y soledad y... Bravo! Besos!
ResponderEliminarMe gusta tu colección, o mini colección. Queda muy bien en ese marco e, incluso, algún despistado pueda pensar que es una obra de una determinada época (Warhol...).
ResponderEliminarApunto el título de WB, pese a no ser muy constante, o paciente, para coleccionar.
Un beso, Ana.
Sí, es que últimamente ando morriñosa de lo pop, como ya enseguida tendréis ocasión de volver a comprobar. Un beso, Isabel...
ResponderEliminarPuestos a coleccionar, ¿por qué no coleccionamos frases? Pesa poco y no ocupa espacio.
ResponderEliminarSi me animo tal vez empiece hoy.
Un abrazo
Ester
Adelante, Ester.
ResponderEliminarCreo que la temporada que se avecina será idónea para emprender esa colección portátil. Abrazos!