Empiezo por confesar que mis relaciones con la célebre jornada de ayer (que ondula entre lo étnico, lo folklórico, lo cultural y lo crematístico) son... difíciles, llevándome del arrebato furioso a la resignación.
Cuando mis hijos eran críos, cumplía con mis obligaciones. Como estudiaban en el Colegio Alemán, donde la jornada educativa acaba al mediodía, salíamos con ellos a ver el espectáculo a primera hora de la tarde, después de comer .
Pasó el tiempo. Hubo años en que por ce o por be... el 23 de abril yo no estaba en BCN.
Este año sí estoy.
Pero mis hijos han crecido y... en lo tocante a lecturas, se limitan a pasarme los tickets de compra (porque los tengo bien avisados: no por desconfiar de ellos -de sus gastos- sino por... Hacienda).
Aún así, siempre intento sorprenderlos con una lectura (sobre todo en los paquetes navideños, que preparo con más tiempo).
Pero hoy... (quiero decir ayer).
Salí de casa a las 11:00 para ir al Gimnasio y a los cinco metros un joven me ofrecía dos croissants y una rosa por cinco euros. (A las ocho de la tarde, cuando regresé con Martin de mi periplo urbano, aún tenía algunas ensaimadas y muchas rosas). Omito contaros todo lo que me encontré en el trayecto (digamos que dos manzanas en L), y que fue lo que, por la tarde me animó a salir y ver...
Bien, pese a todo, volví del Gimnasio con energía, y me dejé contagiar por el ambiente o...
Es el primer año que las novias de mis hijos viven el Sant Jordi y volví a sentir la necesidad de cumplir con el rito.
No les compraría rosas a ellas (por muy merecidas que las tengan) pero sí los libros y bla bla bla...
Tenía que comprar tabaco y pan y El País y un par de lechugas, así que... bajé decidida a ver lo que me ofrecían las librerías de mi calle (descontando las de lance, que son espléndidas, pero que no era el caso)
Para Adrián, enseguida vi un libro que quizás, quizás, quizás...
Él es un extraordinario corredor que este año apenas camina, agobiado por las obligaciones de su 4º curso de Ingeniería Industrial más un proyecto de investigación -la construcción de un coche- que incluso le impedirá disfrutar del verano en Asturias porque habrán de presentarlo en Alemania a principios de agosto y.... Como yo sé muy bien lo que para alguien (digamos un deportista "natural") significa la renuncia o la imposibilidad (durante años no hice más deporte que..., de vez en cuando, calzarme las zapas y correr sobre el asfalto de la avenida de Roma sin remodelar... así que ahora voy a diario al Gimnasio, aunque sólo sea para ducharme), le compré el libro de Haruki Murakami: De qué hablo cuando hablo de correr (Tusquets).
Solucionado esto, ya con Nico lo tenía más fácil, no sólo porque es un picaflores sino porque llevaba un par de semanas amenazándome con que "un día de estos tengo que comprarme el Código Civil", lo que me dejaba impasible aunque a la espera... Y dado que a día de ayer aún no me había pasado la factura... Pero encontré un libro que creí que podría gustarle, ya que es muy aficcionada a la cocina y bastante sibarita en todo.
No leí su anterior novela, pero sí me gustó la versión cinematográfica, "La elegancia del erizo".
Y me quedaba mi querido Martin.
¡Ay amigos!
Cuando vi aquella portada, del exquisito sello BarriLyBarral, casi salté de alegría:
¡Qué gran subtítulo para encarar el porvenir!:
"Cualquier tiempo pasado fue mejor"
Un compendio de Lucien Jephagnon, que se sumerge en la lectura de casi treinta siglos y bucea en una casi tradición de recelo hacia los tiempos venideros.
P.S. ¡Cuidadito, cuidadito!
Que ayer, al regresar del paseo abrileño y estirarme en el sofá y poner las noticias (en TVE1),
el gran Pep Guardiola, a la pregunta "Qué libro le regalaron?" contestó,. Elogio del pesimismo. Y esbozó una sonrisa.
Al servicio de quien me quiera: El linchamiento como una de las bellas
artes.
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*Sábado, 9 de noviembre*SOLO UNA VEZ
Si yo escribiera un libro titulado *Mis encuentros con gente importante, *me
parece que tendría muy pocas págin...
Hace 5 días
Te ha salido una entrada medio llena, por más que la protagonice un libro sobre el pesimismo.
ResponderEliminar¿Qué libro te regalaste a ti misma? O mejor ¿què libro te regalaron?.
Por cierto, el Barça ganará Champions y Liga, a pesar de Jerphagnon. Seguramente por eso Guardiola sonrió
¡Salud!
Querido Hablador:
ResponderEliminarNo me regalaron ningún libro (saben que sería un regalo envenenado). En cuanto a rosas, las justas: tres. Unidades, claro. En esto las estúpidas de las mujeres también llevamos las de perder. ¿Por qué no se regala "una docena" de rosas (o al menos media), que sería lo equitativo? El precio de los libros no baja conforme avanza la jornada, pero el de las rosas acaba en pura ganga.
En cuanto al Barça, en efecto, vas camino de llevar razón. Abandoné el Thales (en la calle Ciutat), un entrañable local de mi juventud a las 18:20 para ir a Sant Jaume (concentración "Garzón") con un recién y preocupante 2-1; al acabar el acto, entré en un bareto y...
A ver el miércoles, a ver qué tal...
Elogio del pesimismo es muy bueno. Hoy lo estuve ojeando (tengo a mi madre en casa y...)
Kisses!
Hola Ana Rodríguez.
ResponderEliminarEse último libro, el del Elogio, nunca lo leería. Más que nada por mi tendencia innata al pesimismo, si encima leo un libro que lo elogia acabaría convirtiendome el apocalíptico.
Yo, para seguir con mi costumbre de llevar siempre la contraria, no me compré ningún libro ayer. Para mí, todos los días son del libro, o mejor, todos los días trato de leer el mundo.
Lo de comprar un libro en una librería de lance el día de Sant Jordi resultaría una forma de rebeldía muy oportuna. Y sí, a mí me ofrecieron también una ensaimada por comprar una rosa. ¿Estuviste en lo de Garzón? Yo también, claro. Un beso.
ResponderEliminarQuerida Ana, trastocando aquella canción de Aute: "Libros, libros, libros, más libros por favor...". Es lo bueno de Sant Jordi que, aunque día grande para las ventas de las editoriales, salen libros con mayúsculas.
ResponderEliminarBesos.
Ramón, sí estuve en lo de Garzón. Me guistó mucho Villarejo, Claro, y también Paquita Cruz cuando cantó.
ResponderEliminarAnónimo, a mi marido (pesimista como tú) le regalé ese libro para que reforzase sus argumentos cuando hay rifirrafe acerca de cómo interpretar las cosas.
Isabel, creo que algunos deberían elegir otro formato para dar rienda pública a sus cosas, y dejar el libro más incontaminado. Gracias!
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