¿Es lo mismo Ramblear y Ravalear?
Porque cuando uno se mete en las Ramblas a horas prudentes (que no en la alta madrugada, que era cuando a mí más me gustaba este paseo, cuando llegaba la patrulla de la limpieza municipal con sus mangueras) acaba por salirse y tomar alguna calle lateral que ineludiblemente conduce al Raval. Así que pienso que sí, que (casi) es lo mismo, que el mejor modo de ramblear es hacerlo transversalmente, paseando por el Raval.
He rambleado (moderadamente) en marzo, imantada por la publicidad municipal de las jornadas anunciadas como "Rambleros. Rebels amb causa", que tampoco.
El chiringuito chinesco montado al final del Paseo era desolador y cutre (o kitsch), aunque algunas jornadas (foros, como se les llamó) fueron decentes.
Me acerqué con ese "tampoco" en plan escudo porque detesto los revivals y porque ya sabía yo que...
¿los de entonces ya no somos los mismos?
Pues sí y no o según, ya que a algunos me los encuentro por el no-barrio donde vivo o incluso en Madrid, y además era marzo... y apetecía pasear.
Y perder el tiempo, aunque la climatología no acompañase.
Y también porque quería poner a prueba una íntima convicción.
Y es que si me viera obligada a hacer un balance o inventario de lo que perduró de aquellos años en mi vida posterior (quiero decir, de los infinitos retornos), recogería algunos momentos irrepetibles por ingobernables, pues surgieron ajenos a cualquier programació o cita.
Fueron de lo más auténtico, pese a que ninguno de ellos figuraba en un programa, como es de ley.
Uno, muy lejano, aconteció al poco tiempo de que la fiesta se diera por concluida. Estábamos en la recta de Montjuic (como le llamábamos), en 1982 o acaso antes, en un concierto extraño y liminal adonde habíamos acudido "los que quedábamos" de los 300.000 que habían asistido al célebre mítin de la CNT. Allí me encontré a un viejo (así se sentía el tiempo, entonces, como un cataclismo irreductible porque murieron tantos, o dejaron de estar) amigo, Paco, que me informó de que...
Toni Balcells se había estrellado con su moto
(sin que sus grandes y deslumbrantes ojos azules lo salvasen, pensé).
Paco desgranó más recuerdos, pero me blindé.
Y sin embargo, sucederían otros encuentros, cuando ni yo misma los convocaba.
(Yo, que tenía por compañeras y amigas de aquellos años a una novieta de Jaume Sisa y a la hija mayor de Nuria Espert -Nuria Moreno, insistía ella-, que nos regalaba entradas para asistir a los espectáculos de Lindsey Kemp.
¡Dramático Flower-Power!
Es decir que yo estaba bien posicionada para lidiar con un posible (y más que cierto) revival.
Sin embargo, para lo que no estaba preparada era...
Porque el primer bofetón... allá hacia 1996 0 1997 aconteció en el modesto espacio doméstico que es la cocina de mi casa, un mediodía, cuando Nico (mi hijo pequeño, al que debéis las ilustraciones de este Blog: Aplausos, bitte) llegó conturbado (una palabra que se está perdiendo, y que ya no sé si situar entre la excitación y la perplejidad o el asombro) y me soltó a bocajarro (olvidando nuestro código lingüístico) :
-Prosper ist ein Name?
Es decir: ¿Próspero es un nombre?
Y es que en el autocar del Colegio Alemán, compartía ruta con un crío que se llamaba Próspero (y que se subía en Diagonal-Paseo de Gracia, más o menos). En la Fiesta de Navidad, descubrí que Prosper existía, y que su padre era Pau Riba.
Y pensé: ¡Lo que es la experiencia! De llamarle Caín al primer hijo pasamos a llamarle Próspero al ¿último?
No hay crítica. Mis hijos se llaman Adrián y Nicolás (Nico). Imperaba el pragmatismo (que del alemán al castellano y al catalán, no bailase demasiado el nombre por aquello de no facilitar la esquizofrenia) . Y también imperaba la estética (que cualquier diminutivo posible no derivase en los bochornosos "ito", que era para lo que la imaginación del país daba entonces (1987. ¿Os suena? Martita, Alfonsito, Pedrito y demás). Y quizás también gobernaba la literatura: Adrian Leverkuhn.... und Nico...
Fue el gran José Manuel Blecua quien me hizo notar que mis hijos tenían nombres de Emperador. Porque ya de Adrián me dijo que debería ser Adriano. En cuanto a Nico, para quien barajábamos la alternativa de Alex (por aquello de que no nos tradujesen al catalán su nombre, que sería Nicolau, que detesto), sin renunciar yo a llamarlo Nicolás Alejandro, a lo que Martin se oponía con cierta contundencia. De modo que había que elegir entre un segundo o tercer emperador...
Debo aclarar que Nico me recrimina no haberle puesto los dos nombres... Habría cargado con ambos, sin duda. Pero ante el dilema, que le consulté a Rosa Chacel en una breve escapada primaveral por Segovia (tengo fotos, pero no tengo scáner, así que os quedáis con las ganas de verme... en estado grávido) fue la respuesta de Rosa la que decantó el asunto, dado que Nicolás (de grandes resonancias en la literatura rusa, que es la que de verdad adoro) es el patrón de la generosidad.
Por esas mismas fechas (o un poquito después), conocí a Enrique Vila-Matas, que, con el tiempo, me reveló un dato precioso sobre las míticas Jornadas Libertarias del Parque Güell en julio de 1977. De momento, este dato me lo guardo porque tengo proyectos..., pero fue otro buen momento.
Otro gran momento seventy sucedió cuando...
Javier Pérez Andújar quería que tomásemos un café y me citó en "El Estudiantil", un bar que detesto y que no pisé ni cuando me hubiese tocado hacerlo. Como Javier acababa de publicar su biografía de Dalí, le dije que era más propio vernos en el recuperado "Taxidermista" de la Plaza Real.
-¡Claro, claro...! -asintió
Y allí estábamos los dos, apaciblemente acodados a una mesa, con inmenso ventanal abierto hacia la Plaza, dejando que declinase la tarde, cuando Nazario se recortó en un ángulo.
(Ya os conté que en mi estudio del Raval tengo una litografía del cartel de la Mercé)
¡Atentos!
Le hablé a Javier de cuando veíamos a Nazario y demás troupe por las Ramblas (con Ocaña y Camilo y... María), de lo mucho que me me gustaba el libro de Nazario -
Plaza Real Safari- y de cómo en mi estudio del Raval tenía una litografía del cartel que le encargaron para las fiestas de la Mercé (un caprichillo de los que de vez en cuando me concedo a mí misma....) y héte aquí que...
-¡Fíjate, fíjate!
En la esquina asomaba la silueta del Onliyú.
Javier se inventó el diálogo ¿posible? entre Nazario y él.
Yo le dejé hablar, pensando... así sea
Todo esto lo recordaba esos días en que, además de ramblear, ravaleé.
Porque fui al CCCB en la jornada "Pop" del viernes 10 de abril, inaugurada con el trailer de "El idioma imposible", película basada en el Watusi, o en una parte de la espléndida trilogía de la novela de Casavella.
Película que debemos a Miki Otero: Periodista, agitador, mezclador, organizador del Our Favourite Club y lo que venga.... dicen y me abstengo de decir.
Casavella: Watusi
Luego fui a la Exposición de Ocaña en la Virreina (que requiere otra entrada, claro está).
Y ya me había olvidado de esta entrada que me parecía "caducada" cuando el otro día, en La Casa del Libro (frecuento las librerías y compro libros, aunque no lo parezca) encontré una joyita:
Barcelona, fragments de la contracultura. Lo edita el Ajuntament y es un tomito barato (10 €) si consideramos la gran cantidad de ilustraciones que tiene. Además, lo prologa y coordina mi buen amigo David Castillo.
Como ha vuelto a llover persistentemente, el libro se ha convertido en compañero de atardeceres y memorias.
¿Y quién me iba a decir que después de tanto paseo no tardaría en volver a Ramblear. Lo hice ayer, para visitar la recién inaugurada Biblioteca Andreu Nin, sita en la planta baja de lo que en su día fue el Hotel Falcón, el Cuartel General del POUM durante la Guerra Civil. Bueno, sólo hasta que pasó lo que pasó.
Luego, aproveché para meterme en la Biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia, donde necesitaba reproducir las páginas de un libro que hacía tiempo había consultado y estaba "Exclós de prèstec".
Se hizo tarde. Al regresar a casa, la Gran Vía estaba muy animada, en el tramo de Aribau a Villarroel (mi antigua calle). Se celebraba la "resurrección" de LA RIMAIA, una Universidad Popular que yo había descubierto en su antigua y modesta sede de la calle Casanova, una tarde que volvía del Renoir Floridablamca.
¡Qué andarina soy, verdad?
¡Ojalá que esta noche tenga que bajar a Canaletas!
No sé si es lo mismo Ramblear que Ravalear, pero ¡ menudo paseo histórico-personal por tantas calles, parajes, encuentros y memorias! Una delicia de entrada, perfecta para saborear un domingo por la tarde...
ResponderEliminarSaludos!
Rafa Banegas
Me lo he pasado pipa con tu divertida y entrañable miscelánea ramblera, ravalera o lo que tu quieras. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Rafael y Carlos...
ResponderEliminarY sí, he vuelto a las Ramblas, a ver "el Dispositivo".
Nico se había troupe a ver EL PARTIDO a un bar cercano al Camp Nou. Adrián lo veía en casa
pero como siempre reprime mi efusividad ( y yo esta mañana había currado de lo lindo), decidí bajarme al bar de al lado, donde siempre hay mucho ambientillo. Tras los taquicárdicos cinco minutos primeros (donde muy bien el Barça hubiera podido "encajar", que se decía antes, dos goles) y al acabar la primera parte, bajé con Martin a Ramblear.
¡Imposible!
Tallers cortado; otras calles adyacentes, ídem...
Vi los ultimos veinte minutos en el Café l'Aribau y ahora... aguardo un poco a que cesen los bocinazos para ir a dormir.
Son las posibilidades de las Ramblas, y del vivir.
Abrazos!
Precioso paseo de domingo por la tarde. A mí hasta hace poco también me encantaba ramblear; ahora cada vez menos. De hecho cada vez me siento más extraña en esta ciudad...
ResponderEliminarTe comprendo muy bien, A. De hecho, yo espacio mucho esos paseos (on escapadas de dos meses las que recojo). Un abrazo!
ResponderEliminarHola Ana Rodríguez
ResponderEliminar¿También estuviste en esa especie de circo que montaron al final de la Rambla? Yo no fui a ninguno de los actos, pero me llamó la atención, o curiosidad, un medio día, entré, tomé un café y vi el libro de fotos de Nazario. Y ahora leo tu reseña de recuerdos de los 70's y me ha hecho gracia que a ti también te llamase la atención...
¿Pau Riba le puso a su primer hijo Caín? Bueno, parece un hombre un poco irreverente, muy como era la gente de aquella época: trasgresora.
La verdad, salí de aquel circo pensando que los 70 debieron de ser unos años llenos de sueños y con una actitud inconformista. Lo digo por las fotos que veo de aquella década. Hay una de Herralde y sus secretarias tomada por Colita que me sorprendió, porque no lo imaginaba tan informal e irreverente como Pau Riba.
Bueno, cómo pasa el tiempo y lo cambia todo. Ahora no hay ni inconformismo, ni trasgresión, ni...
Graciás, Anónimo reincidente...
ResponderEliminarEsperemos que con los ajustes y todo lo que se irá viniendo encima... cambien un poc las cosas. Siempre la transgresión fue cosa de minorías, y hoy sigue habiéndolas.
Un abrazo!
Yo hecho de menos los paseos en el Madrid obscuro, sucio y pestilente del XIX. Ahora se pasea más a gusto, pero entonces yo tenía 25 años.
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente Ana. En realidad no hay paisaje urbano; en realidad añoramos el paisaje humano que daba vida a las calles, añoramos los rostros que le dieron sentido a los momentos en los que caminamos junto a ellos por calles que nunca desaparecen, pero que ahora nos resultan ajenas porque nuestro momento pasó; o porque las hemos olvidado, porque dejamos de frecuentarlas, y eso, una calle, se lo guarda, y nos hace pagar la deuda con tiempo y nostalgia.
¡salud!
Si vieras las ganas que tengo de ramblear un poco. Hace tiempo que no voy a Barcelona y me apetece. No lo demoraré mucho y pronto espero estar allí y empaparme del modernismo catalán que tanto me gusta.
ResponderEliminarUn beso, querida Ana.
No sé, Hablador...
ResponderEliminarÚltimamente me vuelven a gustar ciertas zonas de la ciudad; sucede que tengo menos tiempo.
Isabel, date prisa que se empieza a notar que llega el buen tiempo y...
Besitos!
Teniendo en cuenta mi desaprendizaje continuo y, a veces, severo, me ocurre que cuando miro a través de la ventana de mi cuarto, sentado en la tranquilidad de la tardenoche, siento ese inequívoco placer que proporciona ramblear. ¡Qué placer! Voy en su búsqueda y cuando me encuentro en el tumulto no puedo evitar sentir, que no pensar, ¿qué cojones hago aquí? Y me vuelvo, para volver a añorarla. ¡Qué cosas!
ResponderEliminarSalud Ana, precioso texto.
Paco
Paco, ya te digo que yo siempre la he preferido al amanecer, y en lo posible, recién regada...
ResponderEliminar¡Qué cosas!
Me voy de finde, un par de días.
Enloquecida con la corrección de pruebas de "Si te dicen que caí".
Besitos!
El fill gran de Pau Riba no és en Caïm. És en Pauet. En té cinc:
ResponderEliminarPauet,Caïm, Angel.led, Pròsper i Llull
¡Uf! Gràcies per l'aclaració. En Caïm ès un dels grans, donç.
ResponderEliminarNo, no, aquet es dels petits
ResponderEliminarVaja! M'he de posar al dia!
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