viernes, 3 de febrero de 2012

UNA GRAN SONRISA

¡Pero Ana...!, exclama invariablemente Martin cuando me oye censurar a algunas con acritud (es decir, despotricar de) . En aras de la paz doméstica, evita llamarme misógena, pero sostiene que soy más dura con las mujeres que con los hombres. Y yo, por similares motivos, evito decirle que, para según qué cosas, confío menos en ellos (valga decir, no espero tanto).
Estos días dicho asunto es frecuente, a propósito del duelo Rubalcaba-Chacón.
Convendréis conmigo (lo expuso maravillosamente Javier Marías en un reciente artículo) en que ha cesado el insoportable ruido de los otros, entregados por completo al "hago saber" (ese es el tono; valga decir, ordeno y mando), más el colofón "y así se hará".
Fuera de esto, los telediarios nos sirven imágenes que parecen datar de antes del 20-N, dejándonos aún más perplejos (mudos).






La sensación de acronía absurda es total; el sinsentido, absoluto.
De modo que me instalo en la (incomprensible, para los de mi casa) actitud de sansfoutisme visual. De vez en cuando, naturalmente, estallo.
Y otra vez resuena el remoquete...
A mí, naturalmente, nada (personal) me va en esta lid.
(Si acaso el prestigio de mi instinto/olfato, aunque algo sabía, dada la proximidad
Pero detesto la impostura. ¡Y la hay!
Detesto la amnesia (¿cómo se puede pretender ajena a ...?)
Además, siempre he creído que Rubalcaba se tomaba el asunto de un modo "altruista": la factura a pagar (al igual que en la campaña electoral) para sacar a flote un proyecto. Creo que Rubalcaba aspira a "liderar" la travesía del desierto y clarificarlo todo.Y fui crítica con él cuando el affaire Gómez-Trini, de igual modo que ahora me repatea la sonrisita expectante de don Tomás.
Pero lo cierto es que Carme Chacón tiene otras (más) pretensiones (léaseambición): quiere ser. Ella. Y piensa lograrlo a base de componendas, cuotas y sonrisas. Y de intoxicr al personal a base de: mujer, joven, y bla, bla, bla... Independiente, se dice, cuando mamó lo enlatado cuando convenía tragar.
Bien, tod esto flotaba en el aire, a modo de "impresiones".
Pero hete aquí que alguien vino en mi apoyo:

LUIS GÓMEZ, en su extraordinario artículo Chacón & Compañía · ELPAÍS.com (El País Domingo, 29.01.2012), donde se desvelan datos muy interesantes sobre Miguel Barroso, marido de la doña, ex secretario de Estado y....

8 comentarios:

  1. Extraordinario reportaje y al mismo tiempo inquietante porque ilustra como se cuecen en política las vanidades y las ambiciones de unos y de otros que después nos sirven en la mesa con el nombre de democracia, de representantes del pueblo.

    Hoy leía a Flaubert, y decía que el sueño de proletariado consiste en elevarse al nivel de la tontería del Burgués. Eso es lo que le ha ocurrido al PSOE desde Suresnes, que se puso a soñar en clave burguesa y el resultado es una recua de oportunistas sin ningún sentido de la decencia que han neutralizado todo el pensamiento de izquierdas en un proceso sin fin de desmovilización del personal al grito de "¡enriqueceos!" . Y lo peor está por llegar, porque IU no ha conseguido absorver toda esa desilusión. Cuando pasen unos meses y Rajoy no solucione la situación, la puerta a demagogos fascistas está abierta y expedita...

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  2. La verdad es que a mí ese artículo me dejó preocupada, con tanto dato contundente. Ayer comentaban los tertulianos de 24h que al parecer el artículo le está rindiendo bien a la Doña, recabando conmiseraciones y apoyos. ¿ya ves! El mundo al revés. Abrazos!

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  3. Vuelvo de leer el espléndido artículo que tanto desvela y concluyo con mi idea de hace muchísimos años: todo es un juego de intereses en el PSOE y éstos aglutinan a diferentes camarillas.
    Malos tiempos para la "lírica", Ana, que todo es ambición y posicionamiento, pingües beneficios escondidos y demás.
    Agggg, no nos merecemos esto, ¿o sí?

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  4. Yo también leí el artículo hace unos días y me quede con la boca abierta, aunque mucho se intuía de esta señora. En realidad el personaje me da igual, pero lo que me preocupa es que cada vez más los líderes que deben gobernarnos están prefabricados, según los mandatos del verdadero poder. No es que exija carisma, sino que al menos tengan un mínimo de ideas en las que creer.
    También hay que criticar el tufillo que viene de "El País". La lucha mediática es lo que impera y así nos va.
    Abrazos Ana.

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  5. Queridos...
    Os contesto desde mi galería, pese a que la temperatura la hace inhabitable. Pero es que no me atrevo a ir al salón, donde Martin seguramente escucha las novedades.
    Y sí, estoy de acuerdo contigo, Isabel, pero te asombrarías de cómo en los jóvenes (digamos en la mayoría)calan ciertos discursos. Lo palpo día a día en las aulas, y me subleva comprobar cómo aplican ciertos esquemas "actuales", "mediáticos", "de género". Aggggg! también digo.
    Pero que lo sepan, ¿no?

    Carlos... celebro la coincidencia, auanque sea en la perplejidad-estupefacción-mudez.
    A mí también me da igual el personaje; lo que me preopcupa es que no se le vena las costuras, que prime la campaña de IMAGEN.
    Estoy releyendo El Quijote para el curso de Máster. Cada vez lo leo desde premisas (intereses, curiosidad) distintas. Y mira que en esta enésima relectura de impone la innumerable red de imposturas o dicotomías verdad-mentira, realidad-apariencia... y cómo TODOS se escudan en el disfraz, incluso en las más mínimas anécdotas osucesos.Es alucinante!
    Se aseguraba que en este congreso lo importante no era la elección del "LÍDER", sino el debate y bla, bla, bla... Y ni siquiera han sido capaces de preservar las mínimas formas (apariencias). Porque por lo que he leído/seguido: se reúnen, votan, y ya te vale...
    Seguiremos adelante..
    ¿o no?
    Abrazos!

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  6. Hola Ana,no sé si has leido el artículo de Félix de Azúa, pero te lo recomiendo.Este hombre siempre da en el clavo.

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  7. Sí, si te refieres al de ayer, sí lo he leído. Normalmente no me pierdo los textos de Azúa. Gracias!

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  8. Ah, y por cierto... Me encanta este título7libro/membrete burtoniano (a quien citaba justamente en "Ciudadadnos". Melancólicamente... ma non troppo.

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