mi anclaje natural (soy de pueblo) me inclina, si no a emprender grandes emigraciones (en realidad, retornos), sí a pasear.
El pasado jueves leí que PEDRO AZARA daba una conferencia en el Museo Picasso.
No me interesaba el tema (el Museo Picasso), pese a mi devoción por el ensayo de Azara (profesor de Estética en la Escuela de Arquitectura), La fealdad en el arte moderno, que fue premio Ensayo Anagrama hace años (disculpad la imprecisión pero estos libros están en mi zulo del Raval) y que yo citaba y recomendaba en mis (hace años) clases de Estética.
En cualquier caso, hoy llevé conmigo ese recuerdo.
Fui a ver la Exposición "Goya: Luces y Sombras" en Caixa-Fórum.
Si cada vez que voy a Madrid (El Prado), me reservo para él, qué menos que... aquí, al par de casa...
(AVISO: La Expo acaba de inaugurarse. Nosotros entramos puntuales y, a la salida, ya colas kilométricas)...
Aparte, lo mucho que me gusta ese edificio (adonde no voy así porque sí), y el cielo azul...
No voy a "reportar" la Exposición, dado que la selección (espléndida) reúne lo más granado de los dos Goyas extremos: el de las luces y praderas y cielos madrileños de hacia 1780... y el de los caprichos y los sueños (pesadillas) de 1814 en adelante.
Ante las pinturas más negras, volví a recordar una anécdota (un dato) que relata Manuel de Lope en su libro de viajes Iberia, cuando reflexiona sobre cómo el lugar donde un gran hombre vio por primera vez la luz del día expresa de manera más intensa, por lo incierto de lo que iba a ser después su vida, el famoso to be or not to be, que en el estado de calavera es cosa ya decidida y realizada”. ¿Será por casualidad que esta reflexión arranque cuando, en Fuendetodos, el viajero averigua de labios de una lugareña que su abuela, cada primavera, arrodillada junto a un caldero de sangre fresca, frotaba de sangre el suelo de la casa donde vivía? Seguramente no es casual, porque a continuación Manuel de Lope escribe:
… la visita a la casa de Fuendetodos aportaba un elemento profundamente dramático, español y goyesco, y eran aquellos suelos impregnados de sangre. Uno pensaba en la sangre que se derrama en el primer plano de los Fusilamientos. Ciertas cosas pueden tener su importancia en la biografía de un gran hombre y no podía ser la menor haber nacido en un lugar donde los suelos se lavaban con sangre.
Me gustó volver a ver el retrato de Jovellanos (Jovino el melancólico), pautado sobre el de Dürer..... (quizás es indemostrable, pero está ahí: la posición, la inclinación, la cabeza ¿descansando? apoyada en el brazo...
Y otras telas, incluso las más festivas y recordadas.
En cambio ahora, pausa, lentitud, tiempo para los detalles y para leer las explicaciones de los grabados y demás (muy buenas; lamento desconocer a quién se deben). También para fijarse en telas atípicas: "El albañil herido"
Naturalmente, los caprichos (y casi más aún sus "pies"), que leí con detalle.
(Anécdota: Una señara se escandalizaba de la ortografía. Le expliqué (debéis considerar que en catalán no había faltas, claro). Me divertí, tanto como me alegró el niño (diez u once años) que ante el retrato de Carlos IV casi gritó "Tiene un aire al rey". Le expliqué que éste ya era un Borbón (omitiendo la disertación histórica, naturalmente). Y lo hice porque, aparte de la agudeza visual (había más niños con cara de hastío pese a lo muy puestas que iban sus mamis), este crío tenía un lenguaje prometedor.
¿O no?
Se le da un aire a.... decían las viellas
Lo lógico es que este niño dijese, llanamente, "se parece al rey". Pero no: empleó esa expresión casi antigua pero perteneciente al acerbo popular. ¡Qué romántico! Goya lo era, creedme.
(Huelga decir que el niño me siguió buscando, para reivindicarse ante su padre. ¡Qué tierno!
A ver si estos niños que se lo habrán de currar... sueñan o anhelan)
Naturalmente, entre el público había también las abuelas trapisondas: Carlos IV abdicó en Fernando VII... También entrañable.
Pensé, naturalmente, en mis sufridos alumnos de "Ilustración", quienes sin embargo se congratulan de descubrir "a instancias" mías (han de hacer un trabajo) el sugerente ensayo de Edith Helman (Jovellanos y Goya, Madrid, Taurus, 1970 -que trata también sobre las correlaciones entre el pintor y otros escritores canónicos del XVIII-), no menos que el de Carmen Martín Gaite (Usos amorosos en el siglo XVIII, últimamente en Anagrama) y... last but not least
el espléndido racimo (gavilla) de ensayos dieciochescos de José Antonio Maravall (Estudios de la Historia del pensamiento español del S. XVIII, Madrid, Mondadori, 1991), que versan sobre el pensamiento político de Cadalso, la idea de felicidad en la Ilustración, el espíritu de crítica y el pensamiento social de Feijoo, del despotismo ilustrado a una ideología de clases medias: significación de Moratín, la fórmula política del despotismo ilustrado, Idea y función de la educación en el pensamiento ilustrado...
A ellos (pasados y recientes) les dedico esta entrada:
Sólo oygo la voz ronca
Voz del negro cuervo
Murciélago triste
Gavilán siniestro
O de otros iguales
Para mal aguero.
P.D. Entre en la librería del Museo, claro, y adquirí algún librito. Uno de Steiner, que me dejó intrigadísima:
¿Goya visto por Manet?
Os cuento!
Entre distracción y distracción, debo destacar que Goya siempre ofrece algún "dato" nuevo.
Me dejó clavada un capricho bélico ("El dolor de la madre", o algo así), pero no por lo que anuncia el título, sino por la figura de la niña.
Como voy a volver a la exposición, buscaré ese dato, y glosaré la impresión.
GRABADO
Necesitábamos salir al sol y pasear. Nos adentramos en el Poble Sec (tan querido como añorado) y dimos en la plaza de El Surtidor
Tengo pensado ir, pues la exposiciones que allí se hacen nunca me defraudan (claro que en este caso es ir sobre seguro). Lo que más me gusta es que son exposiciones realizadas a la medida del disfrute pleno, es decir, cortas pero intensas. De todas maneras, deberemos esperar a que se calmen las colas que mis hijos son capaces de ver pero no tanto de sufrir esperas para ver (exigiremos otros sacrificios).
ResponderEliminarTu paseo como siempre tan evocador. Me encanta esa capacidad que tienes de ir saltando de una referencia a una experiencia o una anécdota (muy divertida y prometedora la del niño. No todo está perdido).
Un abrazo.
Te advierto que esta exposición es muy intensa; el espacio está aprovechado al máximo; y vale mucho la pena detenerse a leer los "pies" de caprichos y sueños... Los niños son una maravilla; disfrútalos. Un beso!
ResponderEliminarEs inquietante, repulsiva, la sonrisa de los dos obreros que llevan en volandas a su compañero herido.
ResponderEliminarEs una estampa absolutamente contemporánea. Parecen querer decir: ahora nos toca a más
Guau! qué gran paseo te has mandado, estuve planeando ir en mis vacaciones pero lamentablemente el tiempo no me dio. Muy buen blog, saludos!
ResponderEliminarPues sí, tienes toda la razón, hablador. A ver qué nos espera.
ResponderEliminarUn abrazo!
Julieta, son las "migraciones" primaverales. Un beso!
ResponderEliminarCreo que hay un error de interpretación, por lo que respecta a "El albañil herido". El cuadro aquí reproducido no es ése, sino una posible variante suya titulada "El albañil borracho". En el "herido", el rostro de los portadores es serio, no como aquí. Puedes, si lo deseas, buscar ambos en internet, donde hay reproducciones, y compararlos; o, más sencillo, buscar en wikipedia ambos títulos (hay dos artículos, uno para cada cuadro), y ver allí curiosos datos (en general, suposiciones) acerca de su relación y sus diferencias.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por la aclaración.
ResponderEliminar¡Este hijo mío! (Es Nico quien me ilustra las entradas y... la juventud siempre anda apurada. A ver si consigue que lo modifique porque yo el cuadro que vi fue el de la herida). Gracias de nuevo!
Pue sí, cambia la interpretación, y aún así sigue siendo igual de contemporánea; sigue remitiéndonos a lo mismo.
ResponderEliminarPor lo que respecta a mi, y mi comentario anterior, gracias también por la aclaración, gatoflauta (me gusta tu alias)
Es que yo soy más de gato (tuve uno, una gata, Iris, que ya murió la pobre, con 16 añitos) que de perro. Y me pareció interesante cambiar el término.
ResponderEliminarHay que ver las diatribas "domésticas". Abrazos!
ResponderEliminarLa cabeza de Jovellanos no está descansando. Parece que con la mirada y el gesto quiera decir: !Oh, dónde me he metido! ¿Y ésto quién lo acaba?
ResponderEliminarMe gusta tu blog, muy ameno e interesante.
Ester
Gracias por el comentario, Ester. Muy atinado. Saludos amistosos!
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