Finalmente empiezo a respirar, tras llegar tan negra (y no por haberme bronceado en BCN sino por motivos bastante distintos) a Asturias como ella misma, con las cuencas encendidas y el mar (de Candás a Villaviciosa) sucio de vertidos y chapapote.
Así que lo primero fue asegurarme el color: comprar las flores de temporada e ir disponiendos las macetas.
Luego, comprobar cómo iban los frutales; algo retrasados este año, como el melocotonero, según comprobáis en la foto de abajo.
Las hortensias se han ido recuperando felizmente, aunque necesitan una buena dosis de limaduras de hierro para recobrar su antiguo y envidiable color violáceo/azulón.
El ciruelo japonés se ha vuelto invasivo, de tan pletórico como está, con sus ramas cargadísimas: ya llevo preparados unos cuantos tarros de confitura para el invierno....
Particular orgullo siente Martin (que aquí ejerce de jardinero) por la buganvilla que plantó el pasado verano y, previamente, por haber diseñado o pensado el lugar idóneo, pues no es fácil aquí que se logre la variante roja, menos exuberante y por eso mejor controlada.
De lo que más orgullosa estoy es del limonero, gigantesco y casi stajanovista, ya que da frutos durante todo el año.
En los tiempos que corren da cierta tranquilidad tener alimento a mano. De la redención de tanta infamia se encarga el color, y el olor.
ResponderEliminarNunca hubiese imaginado que en Asturias creciesen y se pusiesen tan hermosas las bugambillas. Tu Martin es un genio.
Tienes toda la razón. Y pensándolo bien, ahora que se ha aprobadao la ayuda subsidiaria permanente para mayores de 55... es custión de transformar el jardín en huerto-huerto... Sobre la buganvila,,, aciertas. Llevaba años con el capricho, y al reformar la casa... ejecutó el deseo, Ahora que han venido unos días algo más soleados está hermosa. Has de comprobarlo algún verano. Abrazos!
ResponderEliminarHola Ana Rodríguez
ResponderEliminarTienes un jardín estupendo. Me encantan las hortensias pero en Barcelona, donde yo vivo, el calor no les sienta muy bien. Sobre el melocotonero, no quiero ser ave de mal agüero, pero es una fruta de mucho secano y calor, como los melones, y creo que Asturias no le sentará muy bien. Y si me permites una recomendación, las calas, son flores de frío y humedad. Me parece que vivirían bien en tu tierra.
Gracias, Eduardo.
ResponderEliminarEl melocotonero lleva ya tres años dando unos melocotones estupendos y enormes. Pasa que el "jardinero" que lo atiende durante el año no ha podado un seto-arbusto que se lo está comiendo.
Tenía muchísimas calas, que me encantan y además "están" casi todo el año... Pero son tan invasivas, que aprovechando la remodelación voy a ponmerlas en un cooto (vedado).
Gracias Eduardo. Y serás bienvenido por aquí cuando gustes. Sólo has de preguntar en Figueras-Castropol por "los alemanes de Barcelona". Paradojas! Yo soy asturiana, como bien sabes!
Ha sido muy agradable pasear por el color de plantas y árboles. Hace bien y conforta por dentro.
ResponderEliminarPor aquí, con el calor excesivo que nos suele caracterizar, en este tiempo no surge ni una flor, excepto los jazmines.
Disfruta de Asturias, Ana, que allí se está fresquito.
Un abrazo.
He tenido que dar un breve salto a Barcelona (donde me pillas hoy) y sé de lo que hablas. Pero enseguida vuelvo a los campos (y el mar) de mi niñez. Que no es poco. Abrazos!
ResponderEliminarhola Ana, soy nuevo en el blog. He aparecido buscando no sé qué. Libros supongo. He leido una crítica literaria tuya y he entrado a ver tu blog.Me gusta mucho. Sólo quiero saludar y decirte algo que quizás desconozcas: tu limonero, que dá limones todo el año (...¡¡cuantos poemas magnificos con limones!!) se llama "lunero". Tela marinera. ¡aro! Un abrazo.
ResponderEliminarQué precioso dato me aportas, amigo! Voy a retenerlo porque cuando lo cuente, deberé acreditarlo. Ya tengo algo de fama de lunática así que... Gracias por tu interés y ¡bienvenido al (mini)club!
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