miércoles, 25 de enero de 2012

MERIENDA

Tengo el privilegio de coincidir muy a menudo por el barrio (casi alrededor de una misma manzana donde se concentran kiosco de periódicos, frutería et alii) con mi querido colega Jordi Llovet (quien por cierto me comentó que está estudiando cosas de arquitectura y arte debido a su inmediata reincorporación a las aulas universitarias), y últimamente hablamos de cine. Yo le recomendé vivamente Le Havre y él a su vez, A un Dios desconocido.
No he podido aún ir a verla (¡ay, cuando me vuelva a examinar!) pero sí que me zampé Desayuno en Tiffanys, el domingo por la tarde, aprovechando que me la sirvieron a domicilio, obsequio de El País. Hacía infinidad de tiempo que no la veía y fue una experiencia grata, y plácida.




Audrey Hepburn

Lo que me llevó a prolongar las sensaciones y el clima o la atmósfera de aquel mundo leyendo las Crónicas de Nueva York de la escritora (de origen irlandés) Maeve Brennan, cuya personalidad le inspiró a Truman Capote su personaje de Holly Golightly (interpretado por Audrey Hepburn en la película).
Ha sido un verdadero descubrimiento, y una gozada leer esta especie de retratos al minuto o viñetas de la vida neoyorkina de los años cincuenta y sesenta (aunque se incluyen algunas más tardías), que va componiendo al azar de sus paseos erráticos o de sus pequeños rituales cotidianos, cuando se cruza con señoras perdidas, un viejo trombonista, niños que lloran o ¡estrellas de cine en libertad! Marlene Dietrich sentada junto a una mesa al lado de la ella, Judy Holliday o Jean Gabin . Y sobre todo Maeve Brenan es excelente al achicar espacios (cuando se empeña en captar el verdadero yo de la Sexta Avenida, dos horas después del alba, por ejemplo) , o dibujar de una manera muy sugestiva el ambiente de algunos locales como el bar Grosvenor o el Hotel Earle del Village u otro viejo hotel de Broadway.
Las Crónicas de Maeve Brenan fueron inicialmente publicadas en The New Yorker, y leyendo esta selección se entiende porqué la escritora gozó del aprecio y la admiración de colegas tan ilustres como John Updike o Alice Munro.





Maeve Brenan. Crónicas de Nueva York. Prólogo y traducción de Isabel Núñez. Barcelona, Alfabia, 2011. 331 páginas

6 comentarios:

  1. No sé por qué, pero nunca identifiqué a la Holly de la peli con la de Capote. Quizá leí mal o vi y escuché peor.

    Nueva York causa fascinación en muchos artistas. A veces pienso que no es una ciudad real, sino una invención, o a lo sumo, una ciudad que existe o que se construyó expresamente para ellos, y que cada día genera actividad porque es la obligación de un modelo.

    Me apunto las dos pelis

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  2. Ah, pues tendré muy en cuenta tu comentario, Hablador. No leí la novela de Capote, así que cuando lo haga, rebovinaré. Y sí, hay un fascinante subgénero en la literatura de viajes: la exploración de Nueva York.
    Ya me dirás qué te parece Le Havre (creo que está pasando muy desapercibida). Abrazos!

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  3. Pues yo he leído la novela hace una semana y estoy de acuerdo con Hablador, como casi siempre me gustó más el libro. Sigo por aquí! Me alegra leerte!

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  4. Entonces, doble razón, Floreal. Me alegra de saber de ti. besos!

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  5. Creo que New York causa una gran impresión, no solo en artistas sino en el publico en general. Recuerdo la primera vez que consegui hotel en manhattan nueva york me deslumbro cuando arribe a la ciudad y a partir de ahí fui en varias ocasiones mas

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  6. Pues te considero un ser priviligiado... o (en paln doblete correcyo) una criayura privilegiada... Yo aterricé en NY sin haber cumplido aún los diecisiete. La despedía tras cumplirlos (al cabo de un año), y luego volví (vivví en Boston un año y pude puentear). Pero desde entonces... la vida, ese frenesí!
    Cordialmente!

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