Dentro de todo lo innombrable...
he tenido la fortuna estos días de escaso tiempo (dada la abrumadora e ingente tarea de corregir trabajos y exámenes) de acertar con una lectura obligatorimanete fragmentada... y fue un acierto.
Reservaba desde otoño una recuperación de artículos de Juan Cueto: otro de mis hermanos mayores (¡y paisano!), leído muy asiduamente en la edad de...
Desde la Guía secreta de Asturias (paisanaje obliga: en Akal) a las entregas en la memorable revista Los
Cuadernos del Norte (y ya era difícil cautivarme con una portada de color café con leche... sólo que yo la reciclaba estéticamente, aproximándola al papel de estraza. ¿alguien sabe lo que es?) o después en sus colaboraciones en El País...
Conservo otro de sus escasos libros: Exterior noche (Júcar, 1985), con portada retro-pop.
De ese fondo se nutre esta reciente recuperación debida al incombustible Juan Cruz, con título Yo nací con la infamia (La mirada vagabunda), en la editorial Anagrama, y también, básicamente, de Pasión catódica (Aguilar, 1995).
Es imposible aquí dar cuenta de nada. Sólo decir que leer estas miradas-reflexiones sobre nosotros mismos me ha dado un chute de energía lingüistica (más múltiples risas y carcajadas) impagable.
Y además, argumentos...
Porque les cuento a mis alumnos que veo como nunca la televisión... y parpadean perplejos; algunos aguzando la mirada interesada por si acaso; otras, esquinando una mueca de desprecio, que yo les devuelvo; pero después, algun@s................... entienden!.
Juan Cueto nos ayudó a desinhibirnos en esa materia, a situarnos ante el Ente (también Rosa Chacel, que conste, me empujó lo suyo) y... respirar, resoplar, rezongar, reír...
Y sorprende recordar o comprobar que ya en 1995 el Ente utilizase el gran invento español de matar el tiempo para rellenar sus espacios muertos: las tertulias. Además de varios argumentos críticos, Cueto escribe:
las tertulias son la quintaesencia del ocio pero ahora resultan un negocio de cuatro ceros para esa veintena de famosos de los que durante el desayuno lees su opinión en las columnas de los periódicos, al mediodía los oyes opinar a grito pelado en las tertulias de la radio y por la noche se maquillan de marrón apache para repetir desde Torrespaña sus opiniones famosas y triplicadas. (Pág. 195)
(Ayer sábado, por cierto, mi marido, que está más distante, se maravillaba de que volviesen a aparecer los mismos rostros -jetas- en la tertulia sabatina, réplica de la atomización tertuliana de los días laborables. pero yo ya no me inmuto: a lo sumo, computo los trajes: pocos en ellos, escandalosos en ellas).
Pero bueno, si no queremos ponernos estupendos ni ser transcendentes, podemos hablar de las plantas ("Zoolatría"), o de una estupenda teoría de la misoginia (aunque me temo que ésta afecte al sein o al être, no sé), o del protagonismo otrora alcanzado por los notarios en ciertos programas infames (hoy reemplazados por los economistas y otros pretendientes a celebrities), o del repentino interés de los cineastas españoles de culto por los niños autistas, o....
Hay un texto que sí recuerdo bien y que me liga aún más a este libro: "La Regenta, La Dictadora y la esfera espantosa". Recuerdo bien la referencia de Juan Cueto al espacio provinciano de La Regenta. Y también la razón real sobre la prohibición de la lectura de la novela de Alas en nuestra España: haber sido el padre de Leopoldo Alas, Polín, Rector de la Universidad de Oviedo en julio del 36 y... formador de una ageneración de universitarios con cabeza, como mi chico Alberto.
Lo más conmovedor para mí fue comprobar que también JC hablaba de Franco llamándole "el comandantín", como mi perosonaje y tantos otros asturianos.
Yluego me gustaron estas líneas sobre la Huppert (a propósito de una entrada cinematográfica):
un metro cincuenta y dos, mirada de hermana Brönte, fragilidad de porcelana de Sèvres
(pág. 118)
Así queme voy corriendo a ver Amour, antes que la retiren.
Hoy me has instalado en mi juventud con esta entrada. Ay, Juan Cueto, al que leía sin pestañear... Está en plena forma, la prueba son esas líneas sobre los "tontulianos".
ResponderEliminarUn beso, Ana.
En Diario de Kafka, la sección de cultura de El Diario.es hay una entrevista a Cueto
ResponderEliminarhttp://www.eldiario.es/obsolescencia_programada/constitucion-lleva-chip-obsolescencia-programada_0_91340979.html
Lamentablemente, es uan recopilación de textos de los ochenta y noventa, pero hay que ver cómo se conservan... Yo también añoro esa mirada y esa voz. Abrazos, Isabel.
ResponderEliminarVaya cómo peinas la red, Hablador. Gracias por la referencia!
ResponderEliminar¡La portada de "Exterior noche" me ha recordado a la de "El triunfo", de Casavella! Abrazos. Rafa.
ResponderEliminar¡Ya! Cosas de la estética y otras filias. Un abrazo!
ResponderEliminar¡Qué recuerdos aquellos Cuadernos del Norte !
ResponderEliminarNo he conservado ninguno, pero si retengo en mi memoria la imagen de Juan Cueto desayunado en la misma cafetería del muro a donde yo solía ir . Allí nos pasábamos al menos una hora de periódicos muchos fines de semana mañaneros. Vengo de ver la película de Amor, coincidencia, y no es apta para muchos públicos, algunos se levantaron antes de finalizar , resoplabando de tedio, pero yo se que no era por eso; no soportaban ver como es el fin de la vida. La película es excelente,para mi gusto.
Sí, es muy dura, pero es una interpretación tan extraordinaria. Plus la capacidad de crear belleza en espacios cotidianos... Bien, pero no nos pongamos estupendos a hacer crítica de cine que nos zurrarán... Yo sí encontré que quizá 10 o 15 minutos menos la favorecerían, aunque no recuerdo que nadie abandonase la sala, bastante solicitada.
ResponderEliminarGracias Madelen... y saludos...
Es siempre un placer leer sus reflexiones Ana.
ResponderEliminarLas de Juan Cueto, desde luego. Saludos cordiales!
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