LLevo ya casi un mes pensando en esta entrada (y suspendiéndola), porque su título no puede ser otro, y acaso suene excesivamente pretencioso, a priori, pero no hay alternativa.
Rehago el camino que creía vencido, cuando a finales de febrero viajé a Asturias y a León para hablar de mi novela en distintos foros.
Estuve en León participando de verdad en una tertulia de lectores inspirada por mi amigo Luis Artigue: un nutrido grupo de lectores muy curtidos (iban a enfrentarse después con ls Palmeras salvajes de Faulkner), cuyas impresiones y comentarios y preguntas no cayeron en saco roto, al contarrio. Aún los recuerdo cuando escribo.
La tercera vez que mi amigo Luis Artigue (el gran inspirador de todo) me comentó que a quien también le había gustado mucho mi novela era a Manolo Durruti, sobrino del afamado líder anarquista y mayormente por el modo en que trataba todo el asunto, harto él de leer muchas cosas incalificables, me planté algo mosqueada y le dije que yo, eso, no lo podía contar así como así, que o me lo demostraba o...
Los teléfonos móviles de los que suelo abominar, valen para para que lo valen... Y así Luis Artigue en la mañana de sábado localizó a Manolo Durruti, que andaba cogiendo orquídeas salvajes en las inmediaciones, dado que es botánico y... naturalista (lo que cuadra muy bien con la estirpe).
Quedamos en vernos a media mañana en una cafetería de León, y aquí está la prueba del encuentro.
De la emoción y de lo sucedido iré hablando, con el tiempo.
Ya anticipo que lo que más me conmovió fue comprobar la energía en la gesticulación. Claro que se parecen, en los pómulos y otros rasgos faciales (por no hablar de la boina, sucedáneo de...), pero habría que ver el antebrazo y la mano... al gesticular y hablar de...
Iñaki Hurtagarín
el sociolisto
o... al pasar frente a una Caja bankaria... el Autoservicio.
¡Genio y figura!
Y yo aquí, pendiente de contarlo en extenso.
Gracias!
Tu libro sigue con pulso fuerte y con prestigiosos lectores recomendándolo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Uy! Si tú supieras el ritmo lento que invade la literatura, a diferencia del vértigo económico...
ResponderEliminarPero ya ando en otras historias. Abrazos desde Asturias, Carlos!
"Rehago el camino que creía vencido" : Dentro de estas seis palabras aguarda una historia
ResponderEliminarQué emocionante estar codo a codo. Tu expresión en la foto lo dice todo
Por cierto, a mi me da que la botánica con el anarquismo es posible que casen, por aquello de la observación y análisis de la naturaleza, pero la jardinería... viene a ser algo así como un modo de controlar la vida, de dirigirla, de ordenarla, algo muy dieciochesco, racional, ...
Todo un personaje Manolo Durruti... Fue un lujo tenerte aquí.
ResponderEliminarGracias a tí, LUis.
ResponderEliminarSabes muy bien que fuiste el Factótum (o lo que sea) imprescindible.
So long!