Por eso tengo algo abandonado este Blog
Sin embargo, en estos días de cierta desazón y vacío, encuentro un libro en el que me engancho (parcialmente). Es el de Antonio Muñoz Molina, El atrevimiento de mirar (editado en Galaxia Gutenberg), que reúne sus recientes ensayos sobre arte.
Entro a leer el libro en estado de gracia, muy agradecida porque nada sé de la materia.
Quizá por eso en algunos de mis libros ficciono con pintoras y arquitectos y...
Ahora bien, creo que sé algo sobre estos asuntos, en lo que respecta al perido de entreguerras.
He rastreado la época. Y creo saber algo sobre lo sucedido con el retrato (como género, y luego en su resolución) en la época de entreguerras. Por eso no es de recibo afrmar que entonces, hacia 1933, el retrato era "el ejemplo más acabado de la sumisión del arte a las normas del parecido con la realidad".
Nunca lo fue el retrato, si siquiera en sus dudosos inicios, mucho más precarios, hacia el 1600, cuando esa pintura "civil" competía arduamente con los temas religiosos y bíblicos de los únicos patrocinaores del arte entoces, la iglesia, las órdenes...
De modo que, tras liberarse, el retrato, como género ya no necesriamnete servía para testimoniar y dar cuenta de... Véanse los autorretratos de Raoul Hausmannn, que cubren los años ominosos, y... revelan
Es bonito escribir:
"A la crítica del hinchado yo burgués se le solapa así, inadvertidamente, la denostación del sujeto autónomo en sus decisiones y en su inteligencia, es decir, del ciudadano, del ser humano libre..." (pág. 141), pero convendría discutir, línea a línea, algunas de estas asevraciones sobre.... no Christian Schad, que es el artista que deslumbra a AMM, sino sobre las extrapolaciones que en torno al marco...
¡Meditación!
Aun así, estos atrevimientos han sido una de mis lecturas recientes. ¡Muy viva!
Te leo y enarco las cejas. No estoy muy puesta en cuestiones de arte, así que hago mutis por el foro y te dejo un abrazo como testigo de mi paso por aquí.
ResponderEliminarIsabel, intenté corresponder en tu entrada "Gestos congelados", pero algo falló. Me parecía estimulante recordar el potencial expresivo (y de significado) de la comuncicación no verbal. Abrazos!
ResponderEliminarNo creo yo que el parecido sea cosa decisiva en el retrato. Aparte de la vieja anécdota de Picasso con Gertrude Stein ("ya se parecerá"), no pienso yo que lo que nos pasma, o por lo menos a mí, en los retratos de Velázquez sea el parecido que guardasen con sus modelos (que, me imagino, preferirían, y acaso exigieran, salir "mejorados"), sino el que sean, como quería Ramón Gaya, seres vivos. El (presunto) "¡troppo vero!" de Inocencio X me parece a mí de veras significativo, aunque quizá no exactamente en el sentido que suele dársele.
ResponderEliminarMi abuela guardaba en una caja de zapatos unas cuantas fotografías; recuerdos de su paso por la vida y del paso por la vida de sus seres queridos. Eran perqueñas, enmarcadas como con un bordado ondulado y de un grosor parecido al cartón. Algunas tenían al dorso una dedicatoria escrita con pluma, en tinta azulona, con esa letra que ya nadie hace, redonda y estirada hacia la derecha, con bucles barrocos en los extremos de las mayúsculas. A veces, cuando se reunía la familia y había mencionado en la sobremesa alguna vieja anécdota, de repente se levantana, iba a su habitación y al poco volvía con su cajita de las fotografías. La colocoba sobre la mesa, la abría muy despacio y decía "ya vereis, en uno de estos retratos que guardo se ve muy bien dónde pasó lo que os cuento, y cómo era entonces ese sitio".
ResponderEliminarPara mi abuela, un retrato era la memoria, la vida pasada, el lugar impreso donde sucedió su juventud.
¡Salud, Ana!
El parecido (fidelidad a la apariencia "real" o verosimilitud) dejó de ser rasgo de valor artístico desde que fueron apareciendo "máquinas" (primero la de las fotografías y después el cine, que sumaba el movimiento) que eran más perfectas según dichos principios. Así que todo fue decantándose hacia el interior. Es la misma crisis o proceso que atravesó la novela tras el apogeo y la culminación de las poéticas realistas.
ResponderEliminarGracias por tu interés, gatoflauta.
Y esos retratos, en tiempos de tu abuela (y antes) se obtenían con cámaras... Hoy hay un debate bastante curioso sobre la naturaleza artísticas de estas colecciones de fotógrafos "anónimos"... el domingo salía un reportaje en El País... En los Encantes se encuentran a veces cajas atestadas de fotos como las de tu abuela, pero nos falta el narrador necesario.
ResponderEliminarAbrazos, Hablador.
Por cierto, ¿te has intoxicado? Hoy he escuchado algo sobre una fuga química en la Politécnica de Terrassa. ¡Qué edesastre!
No, todo el mundo está bien. Los que han intoxicado han sido algunos medios de comunicación, con los que llevo batallando todo el santo día para que digan la verdad. Estoy agotado. Es vergonzoso. Están empeñados, desean, quieren, necesitan que se muera la gente y haya un desastre y aunque vean con sus propios ojos que no hay nada, que no ha pasado nada, que tan solo se ha evacuado por precaución porque había un olor extraño...
ResponderEliminarHe estado con los periodistas en todo momento, y han visto igual que he visto yo la realidad, y han entrado hasta el mismísmimo sótano para ver que lo que lo dicen los Bomberos, la policía y hasta los TEDAX era cierto, que finalmente no pasaba nada, y hemos hecho que el director hiciese dos declaraciones aclarándolo todo, cuando los Bomberos ya se habían ido... pues así y todo, con la ayuda de twitter y algún descerebrado la cosa se ha desmadrado.
Lo dicho, todos bien: 6 personas de 6000 que tiene el campus con leves picores de garganta
Gracias por el interés Ana