lunes, 9 de noviembre de 2009

MAGRINYÁ RESPONDE

Menos mal que esta vida atrafagada no perturba aún a según qué aéreos como Luis Magrinyá, que, seguidor avisado del Blog, viene en mi ayuda y.... Literal y fraternalmente... os remito sus palabras, porque son sin duda más valiosas que las mías.





He visto en tu blog que algun curioso manifestaba
interés por el primer mail que te escribí y no encontrabas. Yo sí lo he
encontrado, jeje, es bastante defensivo, pero no airado. Puedes disponer de
él.

L




Querida amiga:

Escribí a Amalia Iglesias para que me pasara tu
dirección de correo y, aunque ha tardado un poco en hacerlo, por fin lo tengo.
Luego me he retrasado un poco yo en escribir. Quería darte las gracias por tu
crítica de mis Intrusos en el número de noviembre de Revista de
Libros.

La verdad es que tu crítica es tan seria y está tan
llena de alicientes que da ganas de comentarla... a mí al menos, aunque esté
bajo sospecha, siendo como soy el autor. Pero, en serio, creo que se trata de
una lectura llena de claves. Me gusta mucho la caracterización del héroe y su
adscripción precisa a cierta tradición literaria europea, que aquí se halla,
ciertamente, históricamente aclimatada. ¡El punto de vista histórico es tan
importante en la crítica! Me siento muy honrado, francamente, de que mi libro se
vea históricamente situado en esa tradición. Por otro lado, las citas que eliges
para ilustrar tu idea no son sólo de mis favoritas sino que me parecen muy
representativas y la descripción del personaje y de su cambio es
perfecta.

Hay una cosa, anedótica, que supongo que es
culpa mía pero que debo aclarar: ya sé que da la impresión contraria, pero la
verdad es que el héroe nunca llega a tomarse el éxtasis la noche que sale
con Pablo. Muchos lectores lo han creído así y he tenido que pedirles que
volvieran a leer ese episodio para que se dieran cuenta. Para mí era importante
que el prota no tomara ninguna droga ilegal en el curso del libro y que, sin
embargo, llegara a sentir sus efectos. En el caso del éxtasis, la empatía --una
de sus pronunciadas propiedades-- debía envolverlo todo y el pobre hombre, al
que vemos empatizando mucho desde el principio (sobre todo con lo malo: en la
escena de la fiesta del estreno, un hombre se ahoga de tos y él se pone a
vomitar), tenía que quedar en todos los sentidos completamente envuelto. Por
otro lado, ese efecto de «tomar sin tomar» está, en el caso del éxtasis,
debidamente documentado y es uno de sus graciosos misterios. Pero también hay
ahí, creo, un efecto político: el hecho de que el prota nunca tome drogas
ilegales impide «explicar» por las drogas --más de uno se habría sentido tentado
de hacerlo-- su inopinada transformación. Y a mí además me apetecía que,
por una vez, fuera alguien que «no toma» quien se viera presionado a dar cuenta
de por qué no toma, cuando la presión por el porqué normalmente
siempre se dirige a los que sí toman. También creo que el hombre da cuenta muy
razonablemente de su actitud «abstemia» y eso para mí era
importante.

¿Puedo atreverme a discutir una cosa ? Creo que
jamás he llamado «novela experimental» a mi libro, siempre he sido muy cauto con
lo de «novela», porque no tengo muy claro que lo sea. De hecho, ¡me gustaría
pensar que no lo es! Por supuesto no estaba dentro de mis pretensiones (que las
tengo, sin duda) que después de Intrusos el género de la novela ya
no pudiera ser el mismo. Pero creo que, si, como bien dices, hay ahí un
«experimento psicológico», y siendo la psicología un centro vital del género,
¿no hay por fuerza también un experimento narrativo? Todo eso me llevaría muy
lejos y temo enormemente fatigarte; me siento como un intruso
diciéndote estas cosas, pero sólo lo hago porque, como te decía, tu crítica
invita al diálogo. El caso es que en mi libro sin duda he querido hacer
una experimento con el yo narrativo, alejándome por una parte del yo
reconstructivo decimonónico (ese que se cuenta desde el final y se presenta a sí
mismo como resultado de algo, como tú bien citas) y, por otra, de dos
tratamientos posmodernos que llevo cierto tiempo detectando y --perdón por el
juego de palabras-- detestando: un yo fragmentario, inestable, sin «identidad
fija» como el de mi personaje, sí, pero no con el acabado melancólico,
neorromántico, del «extraviado» (Sebald) ni mucho menos con la carnavalesca
satisfacción del «poseído» (Vila-Matas). Yo quise hacer un yo en abierta
competencia con esos otros que, como se dice en algun lugar del libro, de un
modo u otro, siempre consiguen hacer un grato retrato de sí mismos.

La segunda mitad de Intrusos puede leerse
como una respuesta a lord Chandos. Me hace gracia constatar que la experiencia
que llevó a lord Chandos a dejar de escribir la describiera Hoffmansthal
prácticamente del mismo modo que algunos iluminados han descrito su experiencia
con LSD.

Bueno, no me enrollo más. Gracias de nuevo y
disculpa esta prolijidad no solicitada. Viene dictada por la gratitud y sólo por
ella.

Cordialmente,
Luis Magrinyà





Tiene razón, Magrinyá. Esta respuesta no era nada airada (sería que andaba yo algo espitada, como de costumbre, y... ante la desmesura de la respuesta y esa pretensión de entablar diálogo o coloquio...). Es sin duda una pieza extra- ordinaria que quiero compartir con lectores amigos (y también con los curiosos que no sean declaradamente impertinentes), por si no llego a escribir mis Memorias.

13 comentarios:

  1. No sé, hoy he dormido poco y tal vez procese mal la información, pero este correo me trae a la memoria un cuento infantil y su diálogo más repetido: “mirall, mirallet, qui és la més bonica d’aquest indret?” Un abrazo, Ana. Glòria.

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  2. Pues no conozco el cuentecillo, Glòria...
    No quiero colgarme medallas, aunque tengo colección (de las literarias, o de los literatos, se entiende).
    Me parecía admirable (que diría Rubén según Valle-Inclán) que Un Don Luis Magrinyà conservase ese e.mail (de hace cinco años, no lo olvidemos), leyese el blog y se tomase la molestia de... je,je, como dice él.
    Porque yo aquí, aparte de poner las referencias personales que tanto os gustan, por aquello de cumplir con el precepto horaciano y darle otro tono más leve/shandy (Vila-Matas) y aéreo (Magrinyá) a la sustancia (Pombo), en general me propongo asumir "la incolora misión de servidumbre", como diría Salinas. No sé si lo consigo.
    Lo que jamás haré es rematar una crítica literaria con las ristras de adjetivos previsibles e intercambiables. No en vano me machaco en las clases intentando "mostrar" la literatura sin adjetivos. Soy consciente de las consecuencias. Tengo en mis manos la reciente novela de Muñoz Molina (cuya lectura no podré acometer hasta, por lo menos, el puente de la Constitución)y leo lo que reproduce una de las contraportadas, recogiendo la recepción crítica. Y pienso...
    (Omito revelar lo que opino de una crítica que ya apareció en el número de noviembre de una revista literaria, porque si consideramos que...

    a)la novela acaba de aparecer y tiene casi mil páginas;
    b)en una revista has de entregar la reseña como mínimo con un mes de anticipación;
    c) el susodicho critico es profesor universitario y en fin... algo agota el asunto...

    Y soy consciente de que en casos estelares a los críticos se les envían galeradas (yo misma leí así "Sefarad", de MM, en el 2001. Pero me la leí de pe a pa, y detecté erratas en las pruebas de imprenta, que me molesté en comunicar....)

    So far away....

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  3. Hola Ana Rodríguez.
    El protagonista de Intrusos y Huespedes debe ser un poco cómico. Lo digo porque se siente "extasiado" sin tomar éxtasis, supongo que por sugestión. Por la anterior reseña pensaba que era una historia dramática. Aunque para saber cómo es la historia mejor leerla, ¿no?
    Respecto a lo de explicar literatura sin adjetivos me parece muy interesante --perdona el adjetivo--; yo estoy cansado de leer críticas o comentarios de libros que no te dicen nada.

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  4. No sé si el narrador-protagonista es cómico... Pero que LM, buen conocedor de la tradición inglesa, usa la distancia (lo que permite la comicidad y otros registros), con sus consiguientes efectos, es un hecho.
    Sí, lo mejor es leer y completar (revitalizar) una novela con la lectura (memoria, experiencia, filias y fobias -desinteresadas, eso sí- propias), que es deloq ue se trata.

    Por lo demás... Gracias! Tus palabras son un apoyo para seguir eludiendo el panegírico (casi siempre reducido a media docena de adjetivos tópicos -valga decir admitidos, lo que equivale a detestables por vacíos y...)
    Aunque esta posición (que es una creencia insoslayable, al menos por el respeto debido a quienes me formaron de verdad) no me favorezca. ¡Ja ja, ji ji!

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  5. Pues yo soy más de adjetivo, perdonad. Creo que la crítica -que al fin y al cabo es una lectura aventajada- se debe hacer desde la pasión, con rigor sí, pero con pasión, y el adjetivo es el gemido o el erupto de la crítica. Por eso da gusto ( a mi me da gusto) leer reseñas y críticas escritas por autores. Un buen ejemplo son las de Muñoz Molina.Por cierto. ¿ya está su nueva novela en las librerías? Yo no la he visto.
    ¡salud!

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  6. Ana, me parece muy difícil intentar una cierta comunicación con persones a las que no conoces y además sin la información añadida que proporciona el cara a cara. Digo esto porque creo que no me expresé bien en mi anterior comentario. No estaba hablando de ti por colgar el correo, sino del correo mismo. Así que pido disculpas (a ti y al autor porqué como no le conozco puedo estar equivocada al interpretar su carta virtual como un monólogo autocomplaciente). Un abrazo. Glòria.

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  7. Hablador, la novela de MM la tengo en mis manos, te lo juro.
    A.

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  8. Gloria, posiblemente yo fui demasiado deprisa. De hecho eras clara, al hablar de "correo". Magrinyá es serio, nada ególatra, pero sí es de esos escritores que tiene un discurso sobre la literatura, meditado y elaborado. Nada, no pasa nada, a seguir...

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  9. Ana, desde la premisa de que cada cada cual con su blog hace lo que quiere, creo que la moderación de comentarios limita el debate, porque rompe la continuidad de las opiniones. Se corre el riesgo de dar cabida a comentarios no deseados, pero ofrece la posibilidad de generar una discusión viva que enriquece el "post" y por la que se puede llegar más allá de su contenido.
    Bueno, como te digo al inicio de este comentario, cada cual hace lo que quiere con su blog. Sea como fuere, seguiré siendo asiduo del tuyo.
    ¡Salud!

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  10. Mariano, te aseguro que no he censurado ningún comentario (o quizás uno, pero hace mucho tiempo).Creo que tú lo sabes bien: porque te he publicado todos los que mandaste (salvo aquel en que me advertías de algún problema técnico, avisando además de que el mencionado comentario no era para publicar).
    Fue Ramon quien me lo organizó así, y no le veo mayores inconvenientes al asunto.

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  11. No lo digo porque hayas censurado.¡Claro que no! Pero según el sistema que seguís tu y Eastrirver, (Antes Ferrero también lo hacía así y ahora lo ha cambiado y el comentario sale al instante) hasta que no os poneis y le dais salida a los comentarios que se acumulan, los lectores/participantes del blog no los vemos, y se corta un posible debate, se le resta continuidad a lo que cada cada uno expresa. Por ejemplo, yo no ne animé a escribir en esta entrada hasta que no vi los comentarios relacionados con la crítica. Si la salida al comentario es libre, el blog se puede convertir en un pseudo-foro, lo cual lo hace más vivo. Creo.¡Salud!

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  12. No lo había pensado desde la perspectiva que apuntas, Hablador. Sin duda, tienes razón. Ahora bien, me parece mantener una mínima deferencia para con los comentaristas, e intento responderles (no siempre con la dedicación merecida). Si abro el Blog y veo 1 comentario, o lo que sea, siento que puedo corresponder mejor. Si lo abro y ya me encuentro los comentarios publicados no sabría por dónde seguir.
    Siempre me puedo plantear dejar los comentarios a cargo de los lectores, sin intervenir yo. Pero creo que, mayoritariamente, se dirigen a mí.
    Bueno, ya lo comentaré con Eastriver y a ver cómo procedemos.
    A.

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  13. Por otra parte, Hablador, piensa que mis lectores no suelen comentar: diferencia de los tuyos(logorreicos):envidia sana. De modo que no sé..
    Y aquí la tentación deua canción que seguramente adivinas.

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