jueves, 26 de diciembre de 2013

MENÚ AZNAREÑO

Ya, ya sé que os debo unaexplicación, pero las trampas del tiempo...
El caso es que...
Regreso de Alemania, y quiero compartir esta primicia. Ya que allí se comentaba mucho em Menú de Ana Botella para estas fiestas, conocido en su traducción inglesa.
Y claro, como mi gente es muy cosmopolita, pùes como que noligaban la historia.
De ahí la perplejidad.

MENÚ NAVIDEÑO DE ANA BOTELLA

COVERS (Tapas):
- Little Russian Salad (ensaladilla rusa)
- Green Jewish Women (judías verdes)
- Little tit cheese (queso de tetilla)
- Onioned Cute (bonito encebollado)
- Little flags (banderillas)
- For her ( paella)


MEAT:
- Bull's cock (Rabo de toro)
- Pussy to the Little Garlic (conejo al ajillo)
- Little elbow (codillo)
- Iberian prisoner (presa ibérica)




FISH:
- Homosexual in his element (trucha en su salsa)
- Golden to the Iron (dorada a la plancha)
- Female Horse (caballa)

DESSERTS:
One thousand leaves (milhojas)
- Little bacon , Heaven (tocinillo de cielo)
- Weather fruit (fruta del tiempo)
- Your Rum (turrón)

DRINKS:
- He came with the landlady (vino con casera)
- Little damn it! (Carajillo)
- Liquor of grasses (licor de hierbas) 


lunes, 18 de noviembre de 2013

LA LLUVIA

He pasado un estupendo fin de semana encerrada en casa, beneficiándome de la luz de baja intensidad que traía la lluvia, y de la languidez y del (relativo) silencio y del vacío... una desaceleración del tráfago urbano.
Y no comprendo, al salir hoy para las clases, la reacción nerviosa de las gentes.

He recordado entonces a un viejo amigo, un personaje de mi novela Ciudadanos, al que pienso exprimir / rescatar (aprovecharme, porque lo conozco) en  una inminente fabulación: Álvaro, arquitecto.

      

Le había tocado formar parte de un Jurado Popular y así pensaba/sentía en su  camino desde su estudio (situado al lado de una de las plazas más bellas de esta ciudad, la de San Felipe Neri) hacia el Palacio de Justicia.
Y sospecho que el recuerdo de este soliloquio tiene mucho que ver con el transeuntismo urbano a que me obliga mi cuso Magistral.

                             





¿Y ahora? Álvaro recuerda y sonríe, aunque esta punzada. ¿De dónde viene? ¿Del dolor o de las risas que estallaban al doblar las esquinas porque este dédalo indescifrable, impracticable, como decían los otros? Álvaro insiste, aunque, ¿se puede reír de dolor? ¿Podemos reír a causa del dolor? ¿Podemos recordar el dolor y reír? Es como si lo recordásemos impunemente.
                     Respira hondo.
                     Por Santa Clara, la lluvia arrecia.
                     Llueve.
                     “Il pleure dans mon coeur comme il pleut dans la ville, il pleut doucement....”, siente.
                     A Álvaro le queda un último zigzag hasta la Bajada de la Llibretería. Desde allí, asoma la estrecha franja de una ciudad que va abriéndose bajo una línea de cielo donde se acumulan volúmenes e intersecciones curiosas. Desde allí le sorprende la batalla que aristas y curvas libran por conquistar su propio espacio. Y el pensamiento vuela hacia la azotea del Cine Princesa, la batalla allí librada pocos días atrás, cuando no hubo lugar a realidades vacías, y las sirenas y los gritos y el humo otra vez.

                     Álvaro se apresura contra la lluvia, que lo azuza. Busca la luz, que se evade bordeando los muros de la ciudad, donde se vuelve turbia, espesa. La busca en los charcos que se han ido formando sobre las aceras, pero allí, el incesante chapotear de las gentes que pasan tiñe las aguas y ya no puede decirse de ellas lo de “puras, dulces, cristalinas”. Álvaro se anuda la bufanda al cuello. “¿El lazo atado?” Sí, sí, más poesía, protesta. Mira, de todo esto he quedado bastante harto porque, en el fondo, sólo la mierda. O dicho en términos nobles: “cristales sin laureles y un silencio sin estrellas”. Así se acabó todo, en el perfecto silencio, en un inmoderado afán por desoír las voces que gritaban incesantemente alrededor nuestro y en nosotros mismos. ¡Déjame, déjame! No la toques ya más y esas cosas. ¡Pura poesía! ¡A la mierda! Porque la luz aquí, contra los muros de la vieja ciudad, la luz cargada de tiempo y de odio y de rencor. ¿De vida?

                     Álvaro enciende su tercer cigarrillo. Cuando se abre el semáforo, echa a andar. Cruza Laietana deprisa. Después, rabioso aún, sigue por Boria, aunque ya el paso es otro, las suelas de las botas acoplándose a los adoquines, casi limpios porque la mugre se va amontonando en las esquinas, barrida por el agua, mientras la ciudad duerme.

                     O muere. Barcelona abierta pero estas callejas donde la vida se ha ido despeñando porque era sólo un paréntesis. Las gentes dentro de él, prisioneras. Gentes postradas, dolientes, desesperanzadas. “Hay que seguir rompiendo. Abrir más, mucho más, que entre la luz. Asusta al principio, ya lo sé. Esas líneas quebradas y de movimientos bruscos asustan cuando aparecen de golpe, pero lo sinuoso ondulante, hoy, es un engaño. Y mantenerlo, una amenaza. Para la vida, por supuesto, que así, con algunas incisiones, con unos cuantos cortes bien dados, se reanima y combate. De lo contrario, languidece. Si mira siempre atrás, enferma. Que me lo digan a mí, si no, perdiendo siempre el tiempo pensando, pensando hasta cuándo, por lo que tú más quieras responde, cómo y dónde, y cuándo... Hay que tomárselo así, a ritmo de bolero o lo que sea, y mantener los nervios bien templados. Hoy más que nunca. Ver y oír y ... Mirar y escuchar.”

            No se oye nada. Ha dejado de llover. Las persianas están bajadas.
PD.  Podría haber elegido un tramo de mi última novela sobre la Batalla del Ebro, porque este sábado se cumplían 75 años de la Derrota, pero...

lunes, 11 de noviembre de 2013

ALBERT CAMUS



Se celebra o recuerda a todas horas el centenario de Albert Camus, otro escritor también vinculado a Rosa Chacel, que tradujo La peste, y cuya traducción se mantiene, pese al paso del tiempo.
(Lo que no es un detalle menor)

                 
Sobre la muerte del escritor, leo estos días alguna noticia
                                    
«No conozco nada más idiota que morir en un accidente de auto», dijo Albert Camus, el 3 de enero de 1960, en referencia a la pérdida de Fausto Coppi, después de que algunos diarios europeos publicaran por error que esa había sido la causa de la muerte del histórico ciclista. Al día siguiente, el propio Camus, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 100 años, se dejaba la vida sobre el asfalto de la carretera de Borgoña, cerca de La Chapelle Champigny. Ocurrió cuando su amigo y editor Michel Gallimard conducía a gran velocidad su Facel Vega en una recta sin obstáculos y el neumático reventó. El Premio Nobel de Literatura 1957 iba a la derecha del conductor. «El encontronazo con un árbol fue tan violento que el vehículo se partió en tres pedazos, y Camus fue a parar a los asientos posteriores. La muerte del famoso escritor fue instantánea», contaba el corresponsal de ABC en París, Federico García-Requena, en una crónica titulada «La muerte, imprevista y absurda, de Albert Camus».
El coche quedó tan destrozado que se tardó mucho tiempo en extraer el cadáver del escritor de entre los restos del coche. Gallimard, en cambio, fue trasladado grave al hospital y su esposa y su hija sufrieron tan sólo contusiones.


                                
Rosa Chacel, en la correspondiente entrada de su diario (Alcancía.Ida. Barcelona, Seix Barral, 1982, pág. 176), escribió:
¡Qué atroz la muerte de Camus! No era santo de mi devoción, pero me ha impresionado mucho. Claro que si yo llegase a realizar mi obra como él –realizar, es decir, poner en marcha- y si estuviese en la fase de agotamiento en que él estaba, ya no me parecería tan horrible la idea de la desaparición. Pero en todo caso, era muy joven, aunque tenga la impresión de que vitalmente estaba agotado también. Era un hombre sin alegría, pero es horrible que haya terminado así.

                      

Naturalmente, y antes de haberse cruzado en mi camino Rosa Chacel, yo leía a Camus: El extranjero, El mito de Sísifo
Y lo releo. Más sus Cahiers que sus novelas.
Y  a mis hijos les obligué que se leyesen, al menos, su Cartas a un amigo alemán , por si acaso.
Pero yo releo los Cahiers. Y acaso por eso, transcribo:
Artista y obra de arte. La verdadera obra de arte es la que dice menos. Hay cierta relación entre la experiencia global de un artista, su pensamiento + su vida (su sistema, en cierto sentido, omisión hecha de lo que la palabra implica de sistemático), y la obra que refleja esa experiencia. Esa relación es mala cuando la obra de arte presenta toda la experiencia adornada de literatura. Esa relación es buena cuando la obra de arte es una parte tallada en la experiencia, faceta de diamante cuyo brillo interior se resume sin limitarse. En el primer, hay sobrecarga y literatura. En el segundo, obra fecunda a causa de toda la experiencia sobreentendida cuya riqueza se adivina”
(Carnets, I. Madrid, Alianza Editorial, 1985, págs.. 78-79)

lunes, 4 de noviembre de 2013

LUIS CERNUDA

Un alumno aventajado del Máster, Serfio Fernández, me recordó que, en breve, se cumpliría el 44 aniversario de la muerte de Ignacio Aldecoa, autor sobre el que él trabaja.
¡Ay! repleta como estoy de "aniversarios" varios y entusiasta de un célebre libro de Vila-Matas contra los números redondos...
Pero es lo cierto que fui a Valladolid, a presentar el libro que edité con textos inéditos o no recogidos en los tomos correspondientes de la Obra Completa de Rosa Chacel.




En ese libro, hay un extenso estudio sobre Luis Cernuda, con quien Rosa matuvo una gran amistad.
Mi consternación ayer domingo, ante las noticias televisivas, fue leer en esos rótulos inferiores, que tabién se cumplía el 50 Aniversario de la muerte del poeta, "que murió en el olvido" (aseguraban).
Fue una provocación o un reclamo. Fue algo imperativo, en cualquier caso.
Até cabos.
Improviso ahora esta entrada urgente, al amparo de dos voces amigas.
Para mí, indiscutibles.




Así empiezaRosa Chacel a hablar del libro que el pintor Gregorio Prieto dedicó a Luis Cernuda.
  
Es mucho, muchísimo lo que podría decir de este libro, o más bien de este fenómeno, Luis Cernuda a través de Gregorio Prieto. Pero no me dilataré demasiado por dos razones, primera por no aburrir a ustedes y segunda porque coincido con Luis en valorar el silencio como única expresión de lo verdaderamente grave. En este libro, o  sea en la presencia de estas dos criaturas fraternas en el tiempo, patricias, egregias en el paisanaje se hace patente lo más grave y sustancial para mí: sencillamente, nuestras vidas… Nuestras, recalco, porque eso es lo que he querido decir con los términos fraternas y patricias. Este tiempo nuestro tiene poderes insólitos en la historia: tal vez el poder más poderoso que existe. Poder no impuesto por el poderoso, sino emanado en tal forma que aquellos sobre los cuales él lo ejerce se arrogan la gloria fatal e incangeable de pertenecerle. La singularidad de este hecho ya se iniciaba en el pasado siglo ‒quede señalada de antemano mi escasa erudición histórica‒, se iniciaba de modo terminante y podría decir entusiasta en Baudelaire a lo largo de su implacable exégesis del arte nuevo. Con el lema L’ART NOUVEAU sigue durante años los avatares del mundo artístico y se dilata en exponer ‒y en su fuero interno imponer‒ el sentido del arte nuevo o más bien de lo nuevo en el arte; pero su búsqueda de lo nuevo no trata de ser un alivio para su insoportable spleen ‒también efecto precursor de la facilidad práctica de la vida que se empezaba‒. Su larga exposición teórica pretende la misma exigencia que rige la fabricación de los coches de un año para otro. No es novedad de carrocería, sino incorporación de las nuevas piezas dinámicas para la visión. Perdón por estos largos párrafos que pueden parecer un inciso o una invitación a andar por las ramas, pero no es esa su finalidad. Me he remontado un poco al siglo pasado, en gran parte ‒debo confesarlo‒ porque los dos años que conservo de él me hacen tenerle presente con frecuencia y además porque creo muy sustancioso continuar nuestro tejido o tapiz sobre la firme trama dejada por los grandes del tiempo atrás.
En nuestro tiempo saturnal ‒admítase la redundancia‒ ya llevamos vencida la embriaguez del modernismo y su consabida resaca, la abstracción. Ahora, la singularidad de nuestro tiempo consiste en un colosal entendimiento que no es lo que se llama y pertinazmente se propugna, comprensión. En la idea de comprensión se involucra la de aceptación y no es eso lo que quiero señalar porque no es eso el hecho patente: con comprensión o sin ella, con franca oposición o aversión hoy se entiende todo… Bien sé que esta afirmación puede resultar chocante porque lo frecuente es el lamento, ¡Qué falta de comprensión!…, ante cualquier desavenencia. Yo trato de diferenciar estas dos palabras, entender y comprender, dejando la primera en su mero ámbito de información, que es en el que circulamos, ajenos al asombro ante cualquier extravagancia. También puede parecer raro que al tratar de una obra de arte deseche el segundo término, más exhaustivo, pero es que trato de suscitar sobre la obra, su tema y su autor, la intelección ambiciosa de su mundo, de sus circunstancias en el transcurso de lo que llamé nuestras vidas, pues sólo incluyendo la mía entre lo circunstante de las suyas puedo recalcar nuestra fraternidad temporal.


sábado, 26 de octubre de 2013

CORTÁZAR EN BERKELEY

Me han acompañado estos últimos días las "Clases de Literatura" que Julio Cortázar impartió en la Universidad de Berkeley, en 1980, editadas por Carles Álvarez Garriga (que fue uno de nuestros alumnos), gran especialista en la obra del escritor argentino, y que últimamente editó también (con Aurora Bernárdez) los fabulosos cinco tomos de la Correspondencia.
Además de la exposición directa de Cortázar sobre los distintos temas, se recogen asimismo sus respuestas a las preguntas e intervenciones que le formulan los asistentes a los seminarios.




El libro o el curso tiene una estructura que, tras una entrada general sobre las etapas y facetas de su obra, va de los relatos a las novelas. El lector cortazariano quizás no descubre demasiado, ya que sus ideas sobre la novela o sobre el relato fueron publicados en distintos libros, pero sí disfruta con este recorrido, que es tan panorámico como esencial, y que a menudo deriva en cuestiones más teóricas, como el humor
(¡ay! aquí se olvida de Cervantes, y atribuye su invención a los novelistas sajones del XVIII)
u otras categorías. Me parece importante su reconocimiento de ciertos escritores a los que quizá hoy cuesta más acceder, o de los que no se habla ya tanto, como Gómez de la Serna o Boris Vian, cuyos estímulos reconoce.
Y sobre todo, considero muy atractivos como lección de lectura aquellos tramos del libro en que Cortázar se detiene a glosar y comentar una pieza concreta de su obra (normalmente cuentos) para mostrar e ilustrar la génesis de su escritura.

                                

martes, 22 de octubre de 2013

FORMACIÓN PERMANENTE

En plena  campaña docente, atrafagada, sin apenas tiempo más que para atender a los alumnos, mi hijo pequeño que envía este corto, con el fin de deleitarme y completar así lo provechoso, según el clásico binomio horaciano.

viernes, 11 de octubre de 2013

RAQUEL ASÚN

Este martes, día 15 de octubre, con ocasión del 25 Aniversario de su muerte, hemos organizado una Jornada de Homenaje In Memoriam a Raquel Asún, que fue una extraordinaria profesora de nuestra Facultad, y dejó su impar e imborrable sello (intelectual y humano) en varias promociones de estudiantes.
Estáis muy cordialmente invitados a sumaros al acto con vuestra presencia.

jueves, 3 de octubre de 2013

MELANCOLÍA

Será que ando trajinando con los románticos (los de verdad, los del Norte), o serán los días húmedos y polvorientos (y hasta sucios: sin metáforas: el asfalto de la ciudad apesta) que nos envuelven... el caso es que a ratos... cierto desfallecimiento.
Abrimos el periódico y las estadísticas confirman que la regresión, en tales y cuales ámbitos de la economía, es de 25 años, nada menos. Eso ya lo sabíamos, pero íbamos pasando.
Lo desolador es leer que "Hacienda admite que el PP se desgrave los donativos ilegales".
Pero vaya, admitamos que entra en la congruencia y en losplanes de lo que se avecina.
Lo que no podía suponer es que un político local, Durán i Lleida, reviviese de golpe un viejo proverbio o dicho o lo que sea.
¿Recuerdan lo de "PASA MÁS HAMBRE QUE UN MAESTROESCUELA"?
Rebrotó  en mi memoria la expresión sólo con los breves segundos de la noticia, que rescata mi hijo tras comprobar que, como no podía ser menos, el vídeo está en internet.




Es jueves.
Elijo un libro abarcable: Lo que no tiene nombre, de Piedad Bonnett.
Al elegirlo, apenas sé de lo que trata. Y me alegro, porque entonces quizás lo habría postergado.
Y sin embargo, avanzo. Y acabo la lectura. Y me congratulo.
Antes de llegar a una frase que suscribo, ya me había convencido lo que Piedad Bonnett iba contando y desvelando (el enfoque, el acento, las palabras...), pero al leer el suave descrétito de la falacia patética de la que tantos abusan

 "El dolor pareciera, tal vez por ley compensatoria, otorgarnos derechos"  (pág. 37)
 
persisto en la lectura (y acallo las voces que me dicen que... tengo pendiente tal y cual cosa..., debería hacer esto..., ¡ay! ¿y aquello otro que comprometiste? ), y al acabar... una sensación de plenitud o de satisfacción.
¿Quién aseguraría, a priori, que leer el relato de una madre a quien repentinamente le dicen que su hijo de 28 años acaba de suicidarse de una forma brutal, violenta, nos llevaría a esas sensaciones? 
Pues así ha sido. Sin duda, por la lucidez y la inteligencia y el sentimiento verdadero que guía estas páginas escuetas y esenciales que arrancan de ese instante y van moviéndose (hacia atrás y después, en el vacío incontestable) para comprender.


http://extroversia.universia.net.co/imgs2011/imagenes-noticias/musica/10-2013318-61006_1.jpg 
 
 

No voy a hacer una reseña ni una glosa. Cedo la palabra a la autora y reproduzco algo de lo subrayado o remarcado.

"¿Si reverencio los cementerios, si los encuentro bellos, por qué entonces preferir para Daniel esa nada al viento, las cenizas?"  (ág. 34).
"La fotografía, qué paradoja, recupera y mata" (pág.36).
"Y yo no sé, oyendo todas estas palabras, qué me duele más, si el mundo sin Daniel o Daniel sin el mundo" (pág.40).
Más adelante, tras hacer balance y reconstruir para comprender, la madre constata:
"Todas estas cosas sé, y sin embargo, qué enormes zonas de ignorancia. Inútilmente busco durante meses una carta que hable de sus tristezas o sus miedos..." (pág.53).
No se trta de enumerar. Hay que leer toda la secuencia. Y concluyo:

"¿De qué tamaño es el dolor del que se despide de sí mismo?"  (pág. 117).

Siempre he antepuesto la vida a la literatura, pero no puedo negar que ésta nos salva... no de la vida, sino del prosaísmo y de la mediocridad y...

¡Uf!