miércoles, 30 de septiembre de 2009

AIDA LAFUENTE

He vuelto a Asturias (mentalmente).
He vuelto con Albert Camus y su Revolté dans les Asturies (escrito en Argel, en la primavera de 1936). Una breve pieza dramática sobre la Revolución del 34.






He rememorado aquellos día y recuerdo que tardé algún tiempo en averiguar por qué una de mis primas pequeñas (tampoco tanto, pero yo jugaba con su hermana mayor, que tampoco lo era tanto pero esas cosas pasan) se llamaba Aida, sin tilde; es decir, Áida y no Aída. Digamos que esta última probabilidad estaría acorde con cierto entorno musical de los mayores que a los pequeños nos sonaba a... Por lo que no acabábamos de comprender que Aida no fuera Aída. Entonces fue cuando decidimos llamarla Aidita (a fin de cuentas era la pequeña) , si bien después siempre se la llamó Aida (sin acento).

No se trataba de un diminutivo, que jamás proliferaron en una familia en la que, tras la penitencia pagada por la abuela Gertrudis (Trude, cariñosamente), el resto de las féminas nos llamamos Sara, Susana, Aida, Ana... (Bueno, hay una Guillermina también, pero en este caso sí se impuso el diminutivo)
Aida era un nombre especial, un homenaje a...

AIDA LAFUENTE, comunista-libertaria asesinada durante la Revolución de Asturias en 1934 y en circunstancias más que turbias, a sus dieciocho años, podría haber protagonizado una novela tan densa y rica como algún título reciente pasado por el celuloide.

Yo quiero recordarla ahora que se aproxima el 75 Aniversario de su ¿muerte?

lunes, 28 de septiembre de 2009

FERRER I GUARDIA (II)

Tal y como os prometí, me leí devota y entusiásticamente la novela de Julián Granado sobre Francesc Ferrer i Guardia, De Humanidad y polilla.

Título extraño pero elocuente, dado que, en los tiempos que cubre esta historia -finalesdel XIX, principios del XX-, de los anarquistas se decía que eran la polilla de la humanidad. La inversión de los términos no será casual, como tampoco la coordinación.


Bien. Es una novela de factura clásica, en la que el autor nos pasea maravillosamente por la circunstancia histórica (en su más amplio sentido) que explica la vida y muerte de Ferrer i Guardia. También se adentra en el entramado íntimo, tan chocante.
Ignoro si su hija Sol Ferrer (narrativamente la voz protagónica, y también el punto de vista) escribió las páginas en cursiva sobre el padre casi desconocido. Ignoro si la tesis aquí desvelada sobre el atentado de Mateo Morral es cierta o no.... En fin, hace tiempo que no me paseo por esa parte de nuestra historia y desconozco sus recovecos... pero en cualquier caso todo eso me deslumbró (siquiera como ficción)
Porque el relato es envolvente (eludo lo de fascinante) ya que con meticulosidad decimonónica te lleva a mil sitios y te los pinta con todo lujo de detalles pero, eso sí, con una escritura personal. Desde luego, si la vida de Sol Ferrer es la que aquí se cuenta... de tal palo, tal astilla.... o más bien mejorando... porque Ferrer no parece haber sido un padre ejemplar.

Luego, ya en plan personal, mi corazoncito se alegró de ver asomar en estas páginas a un ser (no me atrevo aún a hablar de personaje) tan querido por mí como Javier Bueno: hijo natural del viejo anarquista don José Nakens (ya sabéis... Baroja os lo cuenta) y una referencia necesaria en el periodismo político de la Asturias republicana.



Desde luego, desconocía su posible idilio parisino con Sol Ferrer, de jovencito él. Pero sí sé (y aquí he de ponerle algunas objeciones a Julián Granado, el autor de la novela que comento) algo más sobre Javier Bueno. Y lógicamente, no entraría en estos detalles de no estar él en un primer plano durante unas cuantas páginas de la novela.


En la pág. 443 se nos dice que Javier Bueno "Sería asesinado por los nacionales cuando la toma de Asturias".
Pues no.
Javier Bueno fue el director del periódico socialista Avance, suprimido/prohibido después de la Revolución de octubre de 1934. Cuando la Amnistía a los presos de entonces, tras la victoria del Frente Popular en febrero del 36 (aquí, en Catalunya entre otros, liberaron a Companys), se le permitió sacar de nuevo el periódico. Le duró poco la fiesta. Porque con la traición del coronel Aranda, Oviedo quedó en poder de los nacionales el mismo 19 de julio de 1936. Incautado su periódico -y fusilados o desparecidos algunos de sus más estrechos colaboradores-, Javier Bueno se hizo combatiente. Al poco, pactó con los cenetistas de Gijón, que le ofrecieron disponer de las prensas incautadas, no en vano allí, en "la pequeña Barcelona" -que era como se conocía a Gijón entonces, por las muchas concomitancias con lo que aquí pasaba o se resolvía- los anarcos controlaban la prensa, pero tenían problemas....

Desde el otoño del 36, aproximadamente, Javier Bueno dejó de combatir para resucitar Avance. Y permaneció en Gijón hasta que ya no pudo ser más. Como tantos otros (los que pudieron hacerlo) tras la caída del Frente Norte, en octubre de 1937 (¡Qué pronto, verdad? Ya os explicaré porqué), Javier Bueno embarcó en lo que pudo, llegó a Francia, entró en la España republicana por Cataluña y se marchó a Madrid.
Allí permaneció hasta el fin de la Guerra. Se refugió en una embajada (no sé cuál) que fue asaltada por los legionarios. De allí fue trasladado a la Cárcel de Porlier y...

JAVIER BUENO fue ejecutado/fusilado el 26 de setiembre de 1939.
Es decir, anteayer hizo 75 años.

¡SALUD!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

ESTUPEFACCIÓN

Me escapé brevemente a las librerías, a ver si era posible (verdad) lo que me cuentan los alumnos. Que la magnífica selección de los discursos de Feijoo hecha por Carmen Martín Gaite para Alianza está descatalogada, ya lo sabía, pese a lo actuales que son algunos de esos tema:





-Antes el gusto mandaba en la moda; ahora la moda manda en el gusto.

-... hombres fueron los que escribieron esos libros, en que se condena por muy inferior el entendimiento de las mujeres.

o, por ejemplo, sobre las guerras filosóficas (comentario o reflexión que puede aplicarse a cualquier debate o tertulia actual):

"Saben bien que los necios son infinitos y a que todos los que lo son persuade más el estrépito de las voces que la fuerza de los discursos".

Y desde luego, esta otra perlita, por lo que me toca:

-"Mejor que los mejores libros es la buena conversación. La enseñanza que se comunica por medio de la voz es natural; la de la escritura, artificial; aquélla, animada; ésta, muerta... Lo que se oye es el primer traslado que se saca de la mente del que instruye..."

(Y es que el power pointempieza a gobernar en nuestras nobles aulas, y una se va haciendo mayor, y la verdad se cansa)

Sigamos: No había tampoco la excelente edición de M. M. Pérez López de la "Vida" de Torres Villarroel en Espasa Calpe, ni...
Corto, porque ya sabéis que soy enemiga de las listas.



En cambio.... ¡TACHÍN, TACHÁN!
En una mesa de novedades figuraba:



Alineación al centro


En "Doctor Pasavento", Vila-Matas se quejaba de "escribir para ser fotografiado".
Creo que esto es bastante peor, la verdad.

(Vi más cosas, pero tengo clases y poco tiempo).

jueves, 17 de septiembre de 2009

CONFIDENCIAS : JACQUES BREL

He pasado todo verano, más esta larga reentré, con los trinxas y los kabileños del Carmelo porque estoy preparando una edición de "Si te dicen que caí", para Cátedra, en su colección negra, la reservada a las "Letras Hispánicas", y que en principio deberá ser "la que va a misa" (suponiendo que Marsé me admita la expresión, que no, pero sí).
Releo el borrador (siempre consideré así todo lo mío, un esbozo; o ni siquiera eso, más bien un garabato) de la introducción y compruebo que la cosa aún no rueda bien. Vuelvo sobre él. Lo repaso con saña porque aún lo siento extraño a mí, el texto. Serán los años, me digo, cierto cansancio, el tiempo.
Entonces, ineludiblemente, me remonto a...





...el barrio donde viví un simulacro de exilio en 1979/80, antes de largarme de "este país de todos los demonios". Entonces compartí un ático (¡Mentira! Lo mismo que a los subtes del Raval donde yo tengo un estudio que ya no frecuento les llaman Lofts, así empezaban a llamar a un "hermoso" piso con vistas y terraza porque era nuevo, eso sí, pero que en realidad era un miserable tercer piso de un inmueble (?) sin ascensor, ni gas ciudad, ni demás, aunque con una espléndida terraza desde la que todavía se veía un nido de ametradalloras, lo cual era un punto, pese a que la calle Santuarios aún no estaba asfaltada.
Por suerte, el 24 tenía el final en el bar Delicias, un respiro antes de emprender la escalada.
(Después allí erigieron una iglesia moderna, por eso casi nunca vuelvo al Carmelo, salvo cuando me invita Mariluz -otra ex-alumna- a su cueva porque prepara un estupendo salmorejo)


Intuyendo que aquello era un sarampión pasajero, allí me llevé muy pocas cosas, porque sabía que aquel simulacro de exilio intraurbano no bastaría para evitar el verdadero, que no tardaría en llegar, al año siguiente, en Boston.
Viví en el Carmelo un año y entonces escuché (como nunca) a Jacques Brel, quizás porque había muerto un año antes, en octubre de 1978. Escuchaba, sobre todo, su "Ne me quitte pas". Posiblemente por pura catarsis, dado que yo estaba a punto de abandonar una ciudad, un tiempo y...







En aquel álbum también destacaba "Adieu l'Emile" como yo le llamaba.
Se trata, claro, de "Le moribond".






Creo que sólo a estos dos temas prestaba atención, aunque conservo el LP y podría rebobinar, pero... Aquí se trata de una sencilla confidencia: de cuando el tiempo te permitía escuchar música y soñar o pensar (sin la obligación de escribir).
Por eso, otro día, hablaré de Amsterdam....
Porque también adoro "Dans le port d'Amsterdam". Os dejo esta imagen fija, para que los jóvenes cachorros aprecien el blanco y negro, y la locuacidad de las arrugas y otros gestos (pronto hablaré de la defensa del Noir por Baudelaire).
Y es que este verano, inmersa en "Si te dicen que caí" (y otras aventis), cuando al atardecer me sentía extenuada y descuidé a los amigos y las farras, escuchaba a Jacques Brel y me complacía en las imágenes y
en otro de sus temas favorito para mí......








Y ahora los recuerdo, a Jacques Brel y a esa ciudad. Lo que me recuerda que habré de hablar de Amsterdam.
Mientras tanto, os recomiendo una novela de Ignacio Vidal-Folch ( y muy especialmente a mis históricos ex-alumnos de Estética Literaria): La cabeza de plástico (Anagrama, 1999).



viernes, 11 de septiembre de 2009

SERIALES

La sensatez me ha aconsejado anular una breve escapada a la Costa Brava (Rosas) este finde para rematar (en lo posible) el trabajado que me ha traído en jaque todo el verano, aligerando así el panorama (mental) y despejándolo un poco antes de entrar a lidiar con las clases (no con los alumnos, no), la semana que viene.

Saben ellos (porque lo he comentado alguna vez) que en ocasiones de saturación y cansancio mental necesito de las imágenes. Si estoy metida en un trabajo serio y prolongado, sólo descanso paseando o mirando: en vivo o en una recreación ficticia.

Ayer reanudaron la serie de "Cuéntame" y la vi un ratito. Hace tiempo que no la soporto ni la veo ya, y la entrega de ayer me resultó igual de estomagante. También me he desenganchado de "Amar en tiempos revueltos" (la sigue moderamente Javier Marías, así que tengo precedentes ilustres) y a "Vent del Pla" también le he perdido la pista (me gustaban los actores y actrices, sobre todo). Será el tiempo, que lo desgasta todo, y pervierte lo genuino en insoportable ejercicio manierista.




El caso es que rumiaba sobre estas cosas y me preguntaba ¿Qué haré? sin mi dosis de narcótico visual cuando avance el trimestre y el cansancio...
Y también me preguntaba por qué sin embargo...

Y recordé un estupendo ensayo que leí no hace mucho, aunque se publicó en el 2005: Yo ya he estado aquí (Ficciones de la repetición), en Anagrama. Lo firman dos profesores de la Universidad Pompeu Fabra, Jordi Balló y Xavier Pérez.







Es un sugestivo y ágil estudio (riguroso también) sobre la atracción por la serialidad, donde los autores analizan los mecanismos con que se construyen las ficciones de la repetición (en la literatura, el cómic, la TV y el cine; echo en falta, eso sí, las de la radio, fundamental en nuestra postguerra), punteando los precedentes clásicos (tragedia griega o tradición bíblica o ciclo artúrico), pero también se ocupan de la psicología de los lectores-espectadores y sus respuestas o reacciones a los seriales.
(Y aquí me redimen, me devuelven a la condición humana.)

Los tabúes familiares, la crisis de la identidad, el nomadismo aventurero o el ciclo del amor son algunos de los bloques temáticos analizados en seriales tan distintos como las novelas protagonizadas por Sherlock Holmes (y otras del mismo género), los tebeos (de Flash Gordon o del Capitán Trueno),







en las series televisivas o cinematográficas (la Guerra de las Galaxias, Ironside, Los Soprano, Monthy Python (ésta la tiene completa mi hijo Nico),




South Park (la favorita de Adrián), El Padrino...



o ciertas parcelas de la filmografía de Ford, Pasolini y otros... o en películas sueltas.
Es estupendo, por ejemplo, el análisis que hacen de Celebración (1998), la película de Thomas Vinterberg, del Grupo Dogma (que a mí me sigue interesando, aunque le hayan zumbado tanto últimamente a Lars von Triers). Y la explicación de porqué el público que ha visto la escena del brindis y el parlamento del hijo mayor nunca podrá borrarla de la mente.







¡Uy!
Me voy corriendo al cine. A ver Desgracia, porque me ha convencido lo que dice Vicente Molina Foix de la película en el último número de la revista "Letras Libres".
¡Ah!, por cierto... En este mismo número, mi querido Enrique Vila-matas publica un ejemplar artículo sobre la crítica literaria, a propósito del libro que reúne las de Cristopher Domínguez.

Lo dicho: a leer y ver.

lunes, 7 de septiembre de 2009

HOT

He vuelto a Barcelona, como sabéis, pero no estaba preparada para un setiembre caliente...
(Caliente, ¡eh!, ni caluroso ni tórrido, que sí, para eso sí estaba hecha a la idea, pero caliente caliente... los otoños: huelgas laborales, conflictos sociales... un lenguaje que seguramente pocos recuerdan).
Pero hoy me he asomado al telediario de la 1 y compruebo que hasta el Congreso de los Diputados españoles ha llegado el escándalo (toda noticia que se precie debe generar esa cola) de las putas ejerciendo su viejo oficio en los porches del mercado de la Boquería, después del reportaje aparecido en El País.





¡Diox!
No me preocupo por mi marido -el encargado de la intendencia doméstica, lo que le obliga a, puntual y rigurosamente, comprar los productos frescos en la Boquería, porque es un mercado sublime y nos queda a dos pasos y allí se compra una pasta de buñuelos de bacalao exquisita, más todas las variantes de lechugas que imaginarse puedan, o especias a granel o huevos de pita, más carne y pescado a precios envidiables-, pero...



Se han venido a estudiar a la puntera ciudad de Barcelona las dos novietas/amigas (¡asturianas ambas! luego os cuento la labor de zapa) de mis hijos: Blanca, Ingeniería Industrial; Iria, Medicina. Ambas están instaladas en la calle Aribau, pero comprenderéis que sus padres... empiezan a preocuparse. Porque si ni el mismo centro noble de la ciudad (la Boquería es visita artística obligada) queda exento de.... imaginad a los padres fabulando sobre los subterráneos del metro, pensando en Nueva York (que tampoco, pese a que BCN a veces se parece a Chicago)

Y recuerdo los sueños anarquistas... aquellos Liberatorios de Prostitución que bramaban desde los cartelones de la Barcelona en armas.





¡Parece mentira!
¿De verdad necesitan las Autoridades debatir tanto sobre el tema?
¿De verdad han viajado!
¡Amsterdam!
Dans le port d'Amsterdam....
Otra entrada. Continuará.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

DEDICATORIAS (II)

Es difícil volver y resituarse.

Máximo cuando mi hijo mayor Adrián (del que os hablo poco en este Blog, pero ahora entenderéis porqué, dado que el tiempo da para lo que da), que acaba de ser distinguido como uno de los diez mejores estudiantes de Ingeniería Industrial de la UPC, se ha quedado en Castropol y merecidamente disfruta del mar y de más cosas hasta agotar el momento de reincorporarse a...
Pues eso, que es difícil aceptar el principio de realidad cuando Adrián me cuenta que estña teniendo un setiembre fantástico, igual al que yo disfrutaba cuando me quedaba allí unos días con ellos, de pequeños.

Aquí, setiembre es el mes más cruel. Porque todo es gris y seco a deshoras, sucio y polvoriento. No así en Asturias, donde la entrada del otoño se aprecia suavemente desde mediados de agosto, y se la acepta porque se sabe que también traerá sorpresas inesperadas.
Pero bueno, aquí estoy, preparando exámenesy haciéndome a la idea y... pendiente aún de ultimar flecos boloñeses, según leo en un correo.
Compruebo cuánto os gustan las confidencias, esos gritos y susurros que a mí Bergmann me enseñó a temer. Pero, como la buena Lluisa me limpió todas las estanterías este verano (eso sí, sin preopcuparse de dejar alineadas las filas de libros), recorro esos estantes (también para incorporar a su sitio los tomos devorados estas vacaciones) y... recuerdo que quedó pendiente hablaros de otras dedicatorias.

La primera y única de Antonio Muñoz Molina, al que invité a participar en un Curso d'Estiu que con medios muy precarios organizaba el Colegio de Licenciados de Cataluña, antes de que la cosa se pusiese de moda y los más hablasen (y computasen contabilizasen) con mueca altiva "los bolos" que tenían que cubrir/atender tal o cual verano. En fin, que las condiciones eran muy modestas y encima el autor aún no había sacado su segunda novela "El invierno en Lisboa", que lo parapetó a un primer éxito, si bien la novela apareció dos o tres semanas antes del curso de verano (me recuerdo leyéndola apresuradamente para cumplir como era debido con las presentaciones de rigor, pese a mi primer embarazo, verano de 1987). Conservo el ejemplar de aquella edición de Beatus Ille, en el que AMM escribió "Para... con el deseo de que mis libros exageren en ella la pasión por la literatura".






Con Enrique Vila-Matas la cosa fue algo más complicada. Lo leía desde cría. Y recuerdo muy bien el estupor que me invadió ante el primer tomito de EVM, una nouvelle editada en la preciosa y entrañable colección "Cuadernos Ínfimos", de Tusquets (la plateada; había otra igual de exquisita, dorada, los "Cuadernos Marginales"). En ambas leíamos a Rilke, Tzara, Breton, Péret, Leiris, Soulpault et altri, pero.... ¿Aquello qué era?



Era el inicio de toda una aventura. Cuando muchos años después de aquellas tribulaciones juveniles conocí a EVM (a raíz de la reedición de Historia abreviada de la literatura portátil lo invité a compartir con mis alumnos una clase de Historia de los Movimientos Literarios, asignatura que, como sucedánea de la antigua Estética Literaria yo dedicaba a hablar de las Vanguardias, por lo que decidí que Luis Izquierdo oficiara de Gran Maestro e Interlocutor Imprescindible de EVM) y me atreví a que me dedicara un libro, dudé entre aquel librito de tan desconcertante portada (estuve un buen ratito en la Librería Documenta ojeando y ojeando antes de decidir si lo "adquiría" o no: corría el año 1973) o el siguiente, "Nunca voy al cine" (Laertes, 1982), jamás reeditado, con la extraordinaria portada del "Nighthawks" (1942) de Hopper. Opté por éste, donde EVM, además de ese delicado perfil con sombrero (muy a lo Pessoa, por cierto) y... ¿gabardina, abrigo?, escribió "Para... con mi admiración por todo, feliz de que nuestra amistad crezca". Y aquí un asterisco: "Como objetos extraviados".
(Y es que él conoció brevemente a Maruja Mallo, la prota de mi descarada novela homónima, episodio del que habla en su hermono libro de escritos shandy, El traje de los domingos, publicado por Huerga y Fierro).



Con el tiempo, se sucedieron otros encuentros, pero nunca más volví a incordiar a EVM con el asunto de las dedicatorias (mayormente porque él fue convirtiéndose en un mito y yo, pues ya sabéis que la cosa no me desvela...), pero sí le pedí que me dedicara Bartleby y companía (Anagrama, 2000), y lo hizo gustoso, aprovechando el Encuentro celebrado en el Palacio de La Magdalena de Santander, en un curso sobre narrativa dirigido por José María Guelbezu. Entonces escribió. "Para Ana, que se encuentra conmigo en este libro". Porque, en efecto, yo le había proporcionado el Bartleby Enrique Banchs, según relata EVM en su ensayo "Un tapiz que se dispara en múltiples direcciones", recogido en Desde la ciudad nerviosa (Alfaguara, 2000)

Estaba más que satisfecha y nunca le volví a molestar, pero él me envió Mastroianni-sur-Mer (2005), donde recoge su conferencia sobre los Bartleby, con un "Para Ana, que me ayudó con los bartlebys". Y otro tomito tan excéntrico como toda la obra de EVM: Paryzius niekada nesibaigia; es decir, la traducciónal croata (2008) de París no se acaba nunca (porque al autor le interesó lo que en su día escribí sobre esta novela).



(A estas alturas de la vida, lo que más aprecio es, como dije, lo verdaderamente singular o especial. Detesto las colas y las modas. Y pese a admitir mi lado fetichista-coleccionista..., pues que no. Aunque ahora, al hilvanar estos recuerdos, caigo en la cuenta de que.... ¡me faltan tantas dedicatorias de algunos escritores próximos porque me acompañaron desde siempre).



Pero lo que estimo es que Guelbenzu, cuando publica La cabeza del durmiente (Siruela, 2003), dedicada a su hija Alicia, me la mande con estas líneas: "Para... esta historia propia de nuestra edad de lectores".

O que Jesús Ferrero me remita las sucesivas reediciones de Bélver Yin, novela de referencia para tantísimos desde que apareció por vez primera en Bruguera en 1981, como la de Alfaguara de 2000 ("Para... te deseo lo mejor para este milenio y te agradezco tu generosa y lúcida forma de leer"). O bien una de las más recientes, Las fuentes del Pacífico (Siruela, 2008): "A mi querida amiga Ana le dedico esta travesía donde regresa la danza de las víctimas y los verdugos pero en otro hemisferio y con mejor música de fondo".




En junio de 1999 apareció en el ABC Cultural mi reseña de la segunda novela de Irene Gracia, Hijas de la noche en llamas (Planeta,). Al poco, recibía en mi casa un ejemplar de la anterior novela de la autora, Fiebre para siempre (Planeta, 1994), con una emotiva dedicatoria: "A Ana: Para que mi "boxeador de la guardia" siga tus pasos. Tus generosas palabras son un estímulo para seguir luchando".

Seguiré... porque tengo pocas esperanzas de que mis hijos conserven esta parte de su historia, lanzados, como se verán, a las inclemencias de los viejos tiempos nuevos.