martes, 3 de noviembre de 2009

SALAS DE ESPERA

He notado lo mucho que a los lectores de este Blog les puede el rabioso presente y las imágenes de actualidad, so zu sagen.

Pues bien, ataquemos las imágenes.
Este verano hubo dos muy destacadas.

Bueno, hubo muchísimas, pese al relajo y la indolencia propias del estío, que, sumadas a la anemia de los diarios (más considerable si nos vemos obligados a contentarnos con la "edición nacional" de un diario universal)...
Aun así, de esas imágenes yo retuve dos: la una por su persistencia; la otra, por su impacto.

La primera, en realidad, era una secuencia de imágenes encadenada: todo lo relativo al injustamente llamado "caso Gürtel" (aquí defiendo la protesta de la parte germánica de la familia: eso de bautizar el chanchullo o choriceo carpetovetónico con nombre ajeno -y específicamente germánico- produce ronchas, como si los Correa y demás hubieran llegado en un barco extranjero, y tatuados).

Pero, bueno, de todo eso ya Juan José Millás glosó su imagen más emblemática en un número de El País Semanal.




(Y confieso que no quiero pensar en esto porque aquí nos está lloviendo a base de bien, y hay que levantarse y cumplir con nuestra condición de servidores públicos.)

La segunda imagen tenía que ver con un miembro -o una miembra, según la locuaz ministra del Ramo, que se decía entonces- de nuestra más rancia aristocracia, la Duquesa de Alba, de repente renacida y vuelta a la vida por el amor..., súbitamente prescindiendo de su imprescindible silla de ruedas y luciendo bañador y después bikini.
¡Guau!






Es posible que estas imágenes no hubiesen persistido ni sedimentado en mi memoria (actual) de no ser porque este verano leía una novela de un autor que admiro: José Jiménez Lozano: Agua de noria (RBA, 2008).


A Jiménez Lozano (¡OJO! No Jiménez Losantos, que hasta esta confusión estúpida tiene que pagar uno de los que siempre fue, antes de que llegaran los bárbaros a sueldo) lo sigo desde siempre (ya hablaré de él), pero eso de que de repente se saliese con una novela policíaca como "Agua de noria"... no figuraba en mis prioridades y allí fue quedando, en Asturias. Así que este verano me aguardaba ese tomo o volumen (siempre me quedan restos de lecturas, en Asturias).

Y hete aquí que Jiménez Lozano se descolgaba con una espléndida novela sobre el poder y la corrupción, y sobre determinados experimentos biomédicos al servicio de...

Y ahora, al ver en la 1 de TVE un documental sobre el tráfico de órganos humanos, y al encontrarme en las salas de espera de las consultas clínicas una vieja revista con las imágenes playeras e ibicencas de la mencionada duquesa, recuerdo la novela de Jiménez Lozano, que arranca con el descubrimiento de un cadáver y la consiguiente pesquisa policial que va tejiendo una trama que nos llevará a descubrir un turbio y sórdido asunto relacionado con la investigación científica, en su rama privada y lucrativa, se entiende, donde nada ni nadie es lo que parece.

Agua de noria está repleta de excelentes reflexiones de índole moral (sin moralina, ¡ojo!, pues suelen expresarse en forma de fábula antropológica) que versan sobre la mutación de los viejos científicos humanistas en científicos-técnicos, sobre el poder de los media a la hora de manipular los hechos para crear una opinión pública, sobre las nuevas formas y aspectos del delito o sobre cuestiones de bioética.

Pero también nos habla Jiménez Lozano de la minúscula realidad cotidiana que siempre ha llevado a un primer plano de sus obras. Sean deliciosas puntualizaciones sobre el lenguaje "actual";

... pero ahora era la rutina burocrática diaria, y comenzaba a entrar en ella la delincuencia que se consideraba específica y se describía como "malos tratos dentro del domicilio conyugal con resultados de muerte" y los más imbéciles denominaban ·violencia de género-, asunto de gramática.

O la transferencia al plano íntimo de un conflicto externo:


La más intrincada investigación de policía no será nunca nada, comparada con la que siempre hay que hacer en las familias para descubrir cualquier razón inexplicable o secreta, o simplemente para lograr alguna nitidez en el retrato familiar de grupo, cuando ya está enmohecido o borroso. Aunque quizá mucho más, cuando ya está coloreado, o se trata de una fotografía en color de gran técnica, porque entonces es claro que todo es mentira simplemente. La verdad siempre está a una luz débil o se revela entre dos luces como en el ocaso, o entre sombras, porque entonces los rostros y las almas, las sangres de más de cien años, y sus adentros, transparecen.





Agua de noria contiene una lúcida reflexión sobre las fronteras éticas que debe asumir la ciencia. Y otra sobre las relaciones de poder (económico: apenas hay otro, temo).

Recordaba todo esto en una sala de espera clínica o ambulatoria (¡vaya palabro!), al ver esas imágenes "de actualidad". Y sentí tanta nostalgia por la poesía Baudelaire, primer cantor que, como dijo T.S. Eliot, "inventó un nuevo género de nostalgia romántica" al escribir sobre la poésie des départs, la poésie de salles d'attente.

Mayormente en estas horas, en que es imposible el viaje.




10 comentarios:

  1. El novio de Don Manuel Fraga y una grande de España con el canalillo al sol. ¡Qué le ha pasado a este país, Dios...!

    Me apunto a Jiménez Lozano. Por el aspecto debe ser coetáneo de Ramiro Pinilla y de Isaac Montero ( fallecido el año pasado). Parace que hay una generación perdida que se escondió desde finales de los 70 y ahora se vuelve a publicar y a reeditar su obra ¿no?. La obra de Pinilla y su trayectoria y personalidad me tiene fascinado.

    ResponderEliminar
  2. Tengo enorme respeto por Jiménez Lozano, creo que te lo había comentado hace ya un montón de años (desde aquel Pq leemos novelas en el cual te ocupabas de él) y no, no se me ocurriría jamás de los jamases confundirlo con Federico. José me parece tan coherente, tan señor, tan buen periodista, tan delicado en su prosa, que bastante pena tiene con que algún descerebrado le confunda. Intentaremos no caer en el exceso.

    Debo decirte que me he reído con la foto inesperada de la duquesa en bañador con su novio. Ahí sí hay un exceso por tu parte, pero gracioso e irónico (y un poco de mala milk, si me permites... yo sí te la permito porque de paso me río). Me encontré con José JL con su Mudejarillo, en primer lugar. Luego vendrían otras obras, aunque sigo prefiriendo las primeras. Y de Pinillas, que dice nuestro amigo Mariano José, la verdad es que he leído poco, lo que publicó en ...¿Planeta?, la trilogía esa, pero no sé si por pillarla en mal momento me costó entrar. Pero coincido en esa idea que apunta: esos narradores tapados que debemos recuperar, que gracias a páginas como la tuya recuperamos. Abrazos

    ResponderEliminar
  3. Hablador...
    De Jiménez Lozano creo que te interesará, por lo que te toca, su "Guía espiritual de Castilla" y su libro sobre Ávila. De la Guerra Civil está "Duelo en la casa grande" y los relatos "El grano de maíz rojo" (editadas en Anthropos). Luego pasó a Seix Barral, y quizás, de sus novelas, te recomendaría "La boda de Ángela", "Las sandalias de plata" (deudora de ciertos caprichos de inspiración azoriniana, digamos de la libertad que éste empleó en "Al margen de los clásicos") porque JL vuelve al mundo de "San Manuel Bueno, mártir" y, acogiéndose a la versión inicial de Unamuno (en la que Blasillo no muere), resucita a Blas Civicos... durante la "contienda". "Un hombre en la raya" también te gustará, y los magníficos retratos o tipos de Mujer de "Un dedo en los labios". ¡Qué textos!. En Espasa. Las novelas últimas, casi todas en Seix Barral.
    ¡A disfrutar!
    Y De nada.

    ResponderEliminar
  4. Ramon...
    ya sabes que siempre te tuve por alumno aventajado. Por cierto, ¿te di la preciada Matrícula?
    A Pinilla no lo leí en su momento por aquello del empacho del realismo social que tanto nos predicaban, pero sí la trilogía (en Tusquets, Darling), más por el paisaje que por la dimensión mítica de que abusa algo en el primer volumen.
    Por cierto, esta tarde he leído un magnífico artículo de Manuel Arias Maldonado (en el último número de Revista de Libros, el de noviembre), Profesor de ciencia Política en Málaga, sobre Wikipedia. Pienso endosárselo a los alumnos de XVIII, a ver si... En su análisis del asunto (nada maníqueo, de ahí su valor), al hablar de los rasgos propios de la escritura digital, se refiere también a los Blogs.
    ¡Interesante, interesante!

    ResponderEliminar
  5. Hola Ana Rodríguez
    ¡Cuántas inquietudes!
    De todas las imágenes me quedo con la tercera. Jiménez Lozano parece la persona con la que me gustaría conversar. (Todo lo contrario de las otras dos). Hablas de su novela Agua de Noria y me has recordado a una que me leí hace poco: En Busca de Kinglor de Jorge Volpi. En esta última, un físico Francis P. Bacon busca a un misterioso científico, Klingsor, que dirigía las investigaciones llevadas a cabo por los científicos alemanes en la alemania nazi para conseguir las bomba atómica. Muestra como muchos científicos, tanto del bando aliado como del nazi, ayudaron en el diseño del arma sabiendo las consecuencias que ello acarrearía. Actuaban por pura ambición, y también por la vanidad de ser los primeros.
    La novela cuenta más cosas, pero el caso es que me hizo pensar sobre ese lado oscuro de la ciencia --por lo que cuentas también muestra Agua de Noria-- que, en mi opinión, es muy actual. Deberíamos pensar más en el papel que está ocupando la ciencia y la tecnología en nuestras vidas.
    Me resulta gracioso, por ejemplo, como la prensa musical se esfuerza por dar una imagen positiva de la llegada del mp3 cuando todos las evidencias demuestran lo contrario. Este formato de compresión a acabado con todo el sector discográfico. No me importa mucho que se arruinen las discográficas, la política de radioformula que había antes era horrible. Lo siento más por las pequeñas tiendas de discos, y los músicos, que pierden una fuente de ingresos --la venta de discos-- y ven como las discográficas meten mano a su fuente de ingresos por concierto. El mp3 también daña a la música: ya no existen álbunes conceptuales pues los músicos saben que sus canciones se venderán por separado, así que todas intentán ser hit llenas de estribillos.
    A pesar de esto, discográficas y prensa dicen que sólo hay que modificar el sistema de negocio, cuando saben que el sector entero está gravemente herido. ¿Por qué creen que el mp3 es un avance? Tal vez por la idea preconcebida de que la ciencia y la tecnología son un avance en la vida del hombre. ¿Y si no toda la ciencia es una mejora, y si a veces sólo responde a intereses económicos al margen del bienestar?
    Tanto de lo mismo le ocurre a la prensa de papel, que no puede competir con la digital. Algunos vaticinan que dentro de cinco años todos los periódicos de papel se habrán arruinado.
    Y lo que me inquieta más, también queren introducir el libro electrónico. ¿Qué ganamos los lectores con este invento? No hace lo mismo que el libro de papel, ¿para qué inventar uno de papel? ¿Te puede apasionar un chip de memoria rígida --sin tacto, ni olor, ni portada-- como lo hace un libro de papel?
    Creo que se deberían escribir más novelas como Agua de Noria o En busca de Klingsor. Que traten sobre todos los aspectos de la ciencia y sus consecuencias. Por lo menos para mí, es un tema que despierta tantas inquietudes.

    ResponderEliminar
  6. Yo también comparto esas inquietudes.
    El primer autor que leí preocupado por estos asuntos fue Ernesto Sábato. Otro de los grandes donde los haya. Muchas gracias por lu generosa aportación. Me reservaré un tiempo para Volpi.
    A.

    ResponderEliminar
  7. dios la duquesa.. ¿tienen que hacerle fotos?

    ResponderEliminar
  8. No he leído a Jiménez Lozano (mea culpa). Poco después de que ganase el Premio Cervantes le vi una tarde en la cafetería de la estación de autobuses de Valladolid. La cafetería en cuestión es tan poco recomendable como todas sus congéneres, porque parece que construirse para ofrecer servicios a los viajeros de autobuses lleva consigo una carga genética e irreparable de cutrerío. Yo arrastraba mi maleta de Madrid al pueblo donde vive mi madre, y él estaba sentado en una mesa de pura formica, anotando en un cuadernito. Supongo que esperaría su autobús para ir a Alcazarén... Nadie se acercó a saludarle (yo tampoco, yo solo observaba, qué iba a decirle), nadie miró o cuchilleó ("ahí está un Premio Cervantes"), era un pasajero más perdido en el enjambre de gente esperando la salida de los autobuses a los pueblos, como uno más, como un señor cualquiera. Recuerdo que aquello me hizo pensar mucho acerca de la poca importancia de ganar el Premio Cervantes, de lo poco que cuenta tanta relevancia en la calle y en la vida real o mayoritaria. Era entrañable verle anotar, en silencio, allí. Entrañable y algo estremecedor...

    ResponderEliminar
  9. Bien lo dices: entrañable (se percibe en las palabras con que salvas ese momento)y...
    Forma parte de la indiferencia o desdén (si no desprecio) por la cultura... Ya desde Cadalso se ha llamado la atención sobre el asunto.
    ¡Muchas gracias por tus líneas tan verdaderas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. lA CULTURA QUE USTED DEFIENDE Y PROPUGNA, SIN MAS ARGUMENTOS QUE LA VISCERALIDAD DE LOS PERDERORES , NO MERECE MAS ATENCION QUE ... LA QUE TIENE: NINGUNA, VAYASE A TOCAR LA GAITA A SU TIOERRA Y DEJE DE DECIR TONTERIAS, SOBRE TODO ACERCA DE MADRID, ES USTED UNA PUEBLERINA RANCIA Y OBSOLETA, HABRIA QUE ESCUCHAR A SUS ALUMNOS Y ALUMNAS SOBRE SU PERSONA... DEBE SER DIVERTIDO HACERLO.

      Eliminar