jueves, 21 de enero de 2010

ASTURIAS: AVILÉS

Fui a Asturias en plan ida por vuelta, en visita de obras.
Reformamos nuestra chabolita en la confianza de que, debido a la crisis, nuestra land no se convierta aún en una nueva Marbella del Norte, como en su día cantaba Sabela en su "Playa de Sanxenso".





Bien, como no había disfrutado de las vacaciones navideñas (ya contaré detalles) había alargado el weekend astur en la confianza de poder desplazarme a Santa Maria del Naranco y San Miguel de Lillo y visitar esas ¿joyas? (son tan austeras) de nuestro románico, pero me falló el enlace y... me quedé un par de días en Castropol, acogida por unos buenos amigos, dado que nuestra chabolita.... estaba impracticable, como por sus radios decían los grises de ciertas calles cuando había manis...






Hubo viento y lluvia y frío, pero también sobró tiempo para pasear por las playas: Penarronda y Arnau, ya sabéis.
Dado que prolongué la escapada un par de días, hube de regresar sola al aeropuerto (a diferencia de la ida, en que alquilamos un coche), dependiendo del transporte público (los Alsa). Entre una cosa y otra tuve bastantes tiempos muertos.
D
e Castropol a Avilés viajé entretenida con los comentarios de las gentes asiduas a esa ruta y a un horario fijo (trabajadoras domésticas o enfermos que iban al Hospital de Jarrio) y sobre todo con la charleta del veterano conductor que llevaba a su lado al joven que iba a relevarlo y ocuparse de su ruta. Aparte de hablar de la vida en general, el veterano le instruía picarescamente sobre radares, trucos y... ¡ojo aquí!, que esto lo ponen pa pillarnos.







Llegué a Avilés a mediodía y comí en la Sidrería "El Paxaru Pintu", ubicada frente a la estación de autobuses y de Renfe. Por 8 euritos (lo que costaba el menú) me sirvieron una gran fuente de ensalada (que no quise que fuera mixta, aunque es lo que se ofrecía)
, una sopera de lentejas "al paxaru" (de la que me serví sólo dos platos) y una fuente de carne estofada (llámesele fricandó). Dado que el postre sugerido no me convencía -melón-, me ofrecieron alternativas varias, y me tomé un yogurt.
Entre plato y plato hojeé "La Nueva España", y héte aquí que me enteré del pasado de un casi paisano: Horacio García, fundador de una empresa superexitosa, PANTARAMUNDI, que sirve pan a media Asturias y que ha contribuido a convertir ese encantador núcleo rural (era una especie de Las Hurdes) en marca con denominación de origen (aparte quedan, históricamente, las navajas).





Taramundi es un bellísimo enclave montañés donde, para mi alegría, se refugia, algún verano, Antonio Gamoneda, y entonces nos visitan Amelia y Folo y hablamos de poesía y otras incoveniencias.

Horacio García, arrancado de aquella miseria, emigró a La Haban y tras la Revolución del 59 fue nombrado Jefe de Compra de la Compañía Química Básica. Conoció al Che en su etapa de Ministro de Industria y la mítica foto del guerrillero sigue presidiendo el salón de su casa.. Pero cuando ya en los setenta y puesto que de la Revolución..., pues decide regresar. Tenía que hacerlo sin sacar dinero del país. Hasta que le resuelven el expedienete, sobrevive fabricando sandalias de mujer.
Regresa a Taramundi y pone en marcha la panificadora. ¡Qué hogazas...!






En "La Nueva España" leí muchas otras cosas de interé local, pero decidí irme a pasear apaciblemente por el casco histórico de Avilés, que no pisaba desde hacía mucho tiempo, en esa hora de la sobremesa o la siesta en que todo se aquieta.
Me alegró ver crecer y revivir el casco viejo (mucho más grande que el de Oviedo, por cierto), y pese a las sangrías que sufrió en los setenta: las recuerdo bien. Disfruté viendo rehabilitados algunos de sus edificios más emblemáticos (con lo que todo esto conlleva en la regeneración del tejido social y vital, pese a la crisis), y me detuve ante "La Monstrua".



Luego, zigzagueé por el Parque, con su quiosco y sus héroes.

Después aún tuve tiempo de vagabundear a discreción y...
Se me acerca un yonqui, me pide 50 céntimos para el billete del autobús, que van a casa de sus padres a por una bolsa de comida pero le falta el dinero para el billete de ésa...
Ésa estaba a tres pasos, pero le pude ver los ojos, la mirada turbia y vidriada y el peso en los hombros.
Nada más darles el billete, un renacuajo cincuentón (más o menos igual de acabado, quizás por el alcohol) me espeta o recrimina:
-Señora, pa qué les da dinero a ésos. Ésos con los terroristas, p'allá.






Bien, hace ya algunos años que estoy algo familiarizada con ciertos resabios kafkianos o surrealistas de mis paisanos. Concretamente desde que leí una pintada que decía Franco yera gallegu. Asturias nun ye España. O cuando vi que Ana María Matute o Julio LLamazares se traducían al bable. Sólo que en todos esos casos me faltaba el humor, elemento imprescindible para asimilar el absurdo.

Luego me acerqué a inspeccionar otras obras: el futuro Centro Niemeyer, donde se faena a base de bien.







Vi el edificio de recepción de los futuros visitantes y la programada pasarela de acceso al recinto... Vi las ingentes masas de tierra removida, el esqueleto de hormigón, las máquinas... y recordé las polémicas recogidas en la prensa local.
Regresé lentamente a mi punto de partida bordeando la ría.







Allí, a media tarde, el cielo estaba encapotado pero sería aquí, en la ciudad, donde una lluvia sucia me esperaba.

Todo un pronóstico.







10 comentarios:

  1. Ana, maravilla de cuaderno. Que maravilla viajar contigo por el texto. Un abrazo.
    Paco

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  2. Ua, que hermosa entrada. ¿Es el comedor de tu casa-patas-arriba? ¿Cómo van las obras? Sea como fuere, tranquila, tú sabes que al final quedan muy bien... Me gustó horrores esa crónica, casi de una despedida, por el trayecto, por los menús a ocho euros, que eso es un viaje en el tiempo, por el nombre de las cosas (mi preferido, el "Paxaru pintu", que es como para ir), y también por las conversaciones atisbadas que puedo perfectamente imaginar. Me gustaría mucho que nos acercaras a veces a esas conversaciones de café que llegan a uno, las conversaciones de mesa vecina, que imagino que alguien tan curioso como tú no puede, en ocasiones, resistirse a ellas, porque son la vida de cada día que te llega a la hora del café (no la vida envasada de la tele, no...). Lo hace Isabel en su blog y es muy muy gracioso.

    Gran entrada, Ana, y gran tierra la tuya. ¿Te parece mal lo del bable y Matute o Llamazares? No, mujer, hay cosas peores, no? Qué bonitos los hórreos y qué bonito todo. Incluida la portada más kitch del mundo. Lo que menos me gustó fue la maqueta del Niemeyer, pero claro...

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  3. Dígote yo que hace tiempo que le digo a la Mía que me lleve a Taramundi (y no a comprar una navaja, precisamente) y a ver si algún verano, toca. Y es que yo, me adelanté al grupo de Facebook "Pon un asturiano/a en tu vida", y lo hice hace casi nueve años. Algo me decía a mí que Asturias tenía que ser de verdad un paraíso natural y no me equivoqué... Una asturiana invadió mi vida y acabé sintiéndome asturiana de adopción. De ahí que conozca, además de los Alsa, "La empresa" (Empresa Fernández, de Mieres), la Gorda (por La Maternidad de Botero, en la plaza de La Escandalera), a Manolín el Gitano o La Santa Sebe y Yolanda Lobo...
    "Prestóme por la vida" compartir tu weekend astur. No he vuelto allí desde octubre, "y apetez"...
    Saludos

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  4. Pues esta primavera habrá mucho de esto, Paco. Porque sólo me queda dar el Máster y tendré tiempo de viajes cortos. Gracias!

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  5. Ramon... Lo que pasa es que sois unos cotillas y os puede más lo personal que lo universal (la literatura).
    No, ya no es nada de eso. Estamos haciendo casi un solo espacio y... Bueno, ya traeré fotos en Semana Santa. Lo peor es el jardín, que habré de reconstruirlo casi por completo, excepto los frutales.
    Kisses!

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  6. Yur, qué divertido lo que cuentas.
    Te ha de llevar a Taramundi y a Grandas de Salime y hacer rutas por los Oscos. Hay fantásticas casas rurales a precios muy módicos. Tampoco os olvidéis de la ribera...
    Un beso!

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  7. Hola Ana Rodríguez
    ¡Que entrada más entrañable! Se nota que te gusta Asturias. El nombre del pueblo, Taramundi, parece sacado de un cuento de hadas, y la foto con los horreos con la niebla está muy bien. Me gustaría ir algún día de vacaciones, me hablaron muy bien de los Picos de Europa.

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  8. Pues tienes razón, A.
    Taramundi suena/evoca los titilimundi... En cuanto a los hórreos, no son los característicos del centro y el oriente asturiano (cadrados y de tejas rojas), sino que acusan la infuencia de la vecina Galicia. Anímate a ir...

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  9. Hola Ana, soy Marta, de Vegadeo (vivo en Madrid, supongo que te acordarás de mi), te leo asiduamente y también leí el artículo de La Nueva España, un ejemplo de una vida de trabajo y de lo que fueron nuestras gentes en esos años, cómo tuvieron que emigrar y buscarse la vida, a algunos les fue bien, a otros no tanto. Magnífico paseo por Avilés, me lo has dejado en la retina.

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  10. Claro que te recuerdo, Marta, y además con gratitud.
    Está potente Avilés, la verdad.
    A ver si este año nos vemos en el Quince.
    Un beso!

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