martes, 5 de enero de 2010

CON ROSA CHACEL


“Porque sucedía entonces algo singular: teníamos maestros. Lo singular no era que los maestros existiesen, sino que los aceptásemos, que los siguiéramos, que la idea de disciplina nos resultase tentadora. Tal fenómeno denotaba que el espíritu estaba funcionando con los atributos esenciales de la vida: realidad y continuidad”.
No podría, en rigor, aplicar estas palabras de Rosa Chacel a la experiencia propia pero siempre las he sentido muy próximas, más agudo el sentimiento conforme avanza la distancia. Tal vez a la hora de iniciar nuestra formación intelectual mi generación ya no tuvo maestros pero sí el privilegio de contar con unas cuantas referencias tan claras y sólidas como necesarias. Nos llegaban desde diversos ámbitos: ciertas editoriales, unas pocas revistas, algunos críticos que no querían llamar la atención pero sí cumplir con una voluntad de servicio al público lector, y escritores que hablaban de literatura. Por eso, por estar ante un escenario desbrozado, cuando empezamos a movernos por cuenta propia no nos sentíamos desorientados. Sólo así me explico cómo, en contra de lo que pregonaban los manuales o las historias de la literatura, la obra de Rosa Chacel despertó mi interés: porque de ella hablaban -¡y cómo!- unos cuantos a los que yo admitía.



Para empezar, nos la hicieron posible –lograron que se publicaran algunos títulos inéditos o se reeditaran otros aparecidos en el exilio- “el trébol poético” formado por Ana María Moix, Pedro Gimferrer y Guillermo Carnero. Desde las páginas de la inolvidable revista “Camp de l’arpa”, Ana María afirmaba que “forma y conocimiento son los campos donde Rosa Chacel investiga y que se traducen en una prosa soberbia, en un lenguaje preciso, justo, y en un uso mágico de la palabra, mágico no en el sentido de poético, sino en el de alquímico: la palabra no es algo que designa: es lo que designa o su doble”. Gimferrer, privilegiado lector de Rosa, destacó la independencia y la excepcional gravedad de una obra “admirable en aquello que más propiamente responde a la intención de la escritora: en su aptitud para transcribir la vida interior”. Para Guillermo Carnero, Memorias de Leticia Valle “es uno de esos universos en los que me refugiaría caso de haberlo perdido todo […] porque la vida de Leticia es, en el plano de lo concreto y anecdótico, que es donde están las verdaderas respuestas a todo para quien necesita que los pensamientos sean sentimientos e imágenes, una respuesta a mis propias inquietudes”. Y otro “novísimo”, Félix de Azúa, al reseñar la traducción chaceliana de las Tragedias de Racine, señalaba que no sólo era “irreprochable, sino una demostración del vigor con que puede emprenderse una tarea que suele considerarse subalterna. No se ha puesto al servicio de Racine; lo ha vuelto a escribir desde dentro, luchando con esa fiera que ella misma llama “nuestro berroqueño castellano”, en una “nota de la traductora” que es un prodigio de altivez artística. El resultado es excepcional”.

Gracias a Esther Tusquets y al grupo de Barral -años más tarde, Carlos Barral, entusiasmado con los Diarios de la escritora quería iniciar con ellos su “Biblioteca Personal”-, entre otros editores, la obra de Rosa empezó a ser presencia habitual, avalada siempre por la puntual lucidez de Rafael Conte –su más indesmayable defensor- o Luis Suñén -otro crítico de referencia en aquellos años-.

Barrio de Maravillas, Premio de la Crítica 1977, entusismó a muchos. Entre ellos, a Javier Marías: no en vano desde 1953 su padre Julián llevaba alertando de una obra que representa una forma peculiar de ”visión interpretativa” y ejemplo de pensamiento literario- Tras la lectura de esta novela, Javier Marías le comunicaba a la autora su entusiasmo por “la prosa (llámala estilo, llámala calidad literaria o como quieras) que rezuma la mayor parte del libro y que he encontrado, como siempre, prodigiosa”, y por “la inconmensurable capacidad de observación” que presidía una novela en la que “el método de transformación de la realidad es admirable”.

Jaime Gil de Biedma hablaría de “chispazos visuales” al presentar en 1984 el segundo volumen de la trilogía, Acrópolis: “A través de sus voces, y de forma parecida a las sombras de la caverna platónica, el lector llega a reconstruir un mundo, un Madrid y una España que ya no existen”. Y Carmen Martín Gaite, además de amiga, fue también lectora atenta de Rosa Chacel, cuya obra, trasunto de la introspección más exhaustiva y rigurosa, nunca ofrece fruta del tiempo, de ningún tiempo, sino descarnada intemporalidad, interiorización del tiempo”.

Con el tiempo también descubriría el aprecio que por Rosa Chacel tuvieron los poetas de su generación. Su gran amigo Luis Cernuda, ya en el exilio, le dedicaría “Dans ma Pèniche” porque “a mí mismo me enteras de cosas certeras (no añado “profundas”, por referirse a mí), con respecto a mi poesía, que yo no presentía”. Desde 1933, cuando coincidieron en Berlín, y hasta 1989, Alberti le dedicará “sonetos disparatados”: “Yo soy también doctor, y en mi arrebato, / aunque no tenga ni el bachillerato / abro en mí a Rosa todas las mañanas”. Juann Gil-Albert siempre que pudo expresó su “seria admiración” por “una obra que va redondeándose en círculo de perfección admirable”. Jorge Guillén la leyó con fervor en sus años malagueños, acaso estimulado por los consejos de su hijo Claudio, quien sí se ocupó de la obra de Rosa Chacel. En cuanto a María Zambrano, quien tanto admiró a Rosa cuando de jovencita llegó a Madrid, reafirmaba la amistad desde el destierro, y le decía:

“Eres de esas pocas personas de las que esperaba siempre no decires, sino revelación. Cuando te leo es lo mismo”.

Sin olvidar, claro está, que antes habían sido Ortega, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Serna quienes habían reparado , destacándola, en la obra de la joven Rosa Chacel.


Una obra impar, independiente, severa y sin concesiones. Tanto... que una doctoranda de la Universidad Complutense ha acudido a mí a ver si quería dirigirle su Tesis sobre el pensamiento filosófico en la obra de Rosa Chacel, tras haberle negado ese tutelaje siertas profesoras de su universidad porque... esa obra, la de Rosa Chacel, no se prestaba a estudios de género.

¡Ah, Larra...! -a quien tanto admiró Rosa Chacel- y su largo lamento... vigente: Escribir en España... bla, bla, bla...

20 comentarios:

  1. Me encantó, Ana. Admiro a Rosa Chacel. Estupendo regalo de Reyes.
    Gracias por esta entrada y un beso.

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  2. Hola Ana Rodríguez.
    Todavía recuerdo que me recomendaste leer Saturnal cuando hice aquel comentario sobre tu reseña de Las lágrimas de Eros. Me gustaría leer a Rosa Chacel pero el caso es que la busco y no la encuentro en las librerías.

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  3. Yo también admiro como Isabel a la gran Chacel, a la que por cierto pude ver y escuchar, entrando colgada del brazo de Ana, muy viejecita, en el Paraninfo de nuestra Universidad. A partir de la cercanía con Ana descubrí el universo de Chacel, y ese universo me acompaña siempre.

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  4. Isabel, ya tenemos una edad, pero lo importante es que seguimos contando y leyendo! Gracias!

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  5. Poquito encontrarás de Rosa Chacel hoy en las librerias. Saturnal, habrías de encargarlo, seguro. Pero valdrá la pena el esfuerso, j'espére!

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  6. Sí, aquellas jornadas fueron memorables. Conseguías llenar el Paraninfo (500 personas), con chacel acompañada por mí, o Javier Marías en doblete con Luis Izquierdo.
    ¡Otra Universidad!
    Hoy no hay dinero para nada. Los más grandes vienen por amistad. A otros los pasean las editoriales.
    ¡Qué lástima pero yo..."
    ¿Qué cantaba esa dulce brasileira o portuguesa cuyo nombre he olvidado?
    Un beso!

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  7. Queridísima Ana, pocos maestros quedan ya que tengan la sabiduría, el encanto,el hechizo y, por quienes se tenga una admiración completa, sincera y cariñosa como aquellos lúcidos intelectuales que descubro, poco a poco, entre las páginas de libros gastados y olvidados y, que me crean como lectora y amante de la literatura una extraña nostalgia de algo "extraviado".
    Por suerte, mi generación tiene y goza -si quiere- del privilegio de encontrar aunténticos MAESTROS (sí, con mayúsculas)a quienes admirar y, con quienes disfrutar y sentir la verdadera literatura. La nostalgia ahora... es la casi certeza de que quizás alguno desaparezca de nuestro entorno accesible. ¡Siempre quedará el blog!
    En cuanto a la entrada de la encantadora Rosa Chacel..., lo tomaré como un "guiño" -una señal- para el trabajo de Narrativa del XX...

    Un fuerte abrazo...

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  8. Inteligente anónima... Se trataba de introducir esta entrada para vosotros, los de narrativa del XX, aun rompiendo la línea argumental del Blog, algo errática, pero...
    Feliz 2010

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  9. Permíteme:
    "Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no escribe uno siquiera para los suyos.¿Quienes son los suyos?. ¿Quién oye aquí?. ¿Son las academias, son los círculos literarios, son los corrillos noticieros de la Puerta del Sol, son las mesas de los cafés, son las divisiones expediocionarias, son las pandillas de Gómez, son los que despojan, o son los despojados?"

    Aunque hoy algunos rien cada día que publican, que facturan zafonazos, tiradas de periódicos en los que difaman, o mienten o desinforman a sabiendas. También entonces... La diferencia es que ahora nadie llora por ello. Se asume y se juega.

    Decidle a vuestro excmo. y mgfco. (al que le crecen los enanos) que se estire un poco o dimitís unos cuantos más. ;). Aunque tal y como anda el patio, igual se lo toma a la tremenda y os trae a Lara (con una R) para que os ayude a financiar visitas y eventos a cambio de unos expendedores de libros de bolsillo dispuestos en el claustro, de tarjetas de subscricpión a colecciones en las aulas y de unos cuantos carteles con la esfera y los paralelos colocados estratégicamente en el claustro, Paraninfo, y porqué no, también en El Pato Loco

    ¡Salud, Ana!

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  10. Gracias, Hablador! No hay mucho donde estirar (presupuesto reducido en un 50%) y ya ves cómo van las dimisiones de vicerrectores...

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  11. Hola¡
    Permiteme presentarme soy tatiana administradora de un directorio de blogs y webs, visité tu página y está genial, me encantaría contar con ella en mi sitio web y así mis visitas puedan visitarlo tambien.
    Si estas de acuerdo no dudes en escribirme
    Exitos con tu página.
    Un beso
    tatiana.
    tajuanchita@gmail.com

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  12. Como quieras, tatiana administaradora de un directorio de blogs y webs... Puedes contar con ella en tu sitio web y así tus visitas puedn visitarlo también.
    ¡Abrazos!

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  13. ¡Qué feliz encuentro con los personajes de carne y hueso que me acompañan en una especie de soledad compartida de un solo camino! Una parte de envidia sana por, ya no contar con maestros ni con "esas referencias tan claras y sólidas", si no por el trato y contacto con los que me configuran mi propio universo de sueño: Rosa Chacel, Esther Tusquets, Ana María Moix, los Guillén, Cernuda, Gimferrer o Barral. En mi anodina vida de estudiante y de laborante, conforman un paisaje de película en el que aprendo...

    Gracias por los ratos que me ofreces.

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  14. No se merecen, Yus (las gracias).
    Sucedía que ese paisaje era (y en parte lo sigue siendo) real. De ahí la melancolía cunado se apaga uno de los focos que lo iluminaban.
    A.

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  15. Estimada Ana:

    Soy profesora de español en Estados Unidos. Ahora mismo estoy terminando un artículo sobre “Esquema”, y de vez en cuando me meto por los laberintos de internet, en los que flotan pistas curiosas, información diseminada aquí y allá... Hace años que debía haberme puesto en contacto contigo, pero tengo tres niños y aunque continúo mi labor crítica, no va tan rápido como desearía.

    Es triste, y este es mi comentario para el blog, que una obra de una calidad tan evidente siga siendo asequible a ráfagas en las librerías. La última vez que fui a Madrid, de allí soy, sólo encontré la edición de “Teresa” que tú prologas y que ha reeditado Visor en “Letras madrileñas contemporáneas”. Pude, eso sí, encargar en Fuentetaja los tomos que me faltaban de su obra completa. Sé que “Estación. Ida y vuelta” sigue en Cátedra y confío que hagan reediciones, además ha salido recientemente una edición preciosa de “Memorias de Leticia Valle” en Herce (texto que enseño a mis estudiantes americanos en un curso sobre literatura del exilio) que, creo, le habría gustado a Chacel. Lo increíble es la gran dificultad (¿imposibilidad?, no sé) de conseguir “La sinrazón”.

    Me produce una sorpresa enorme que en la Complutense no hayan querido dirigir una tesis sobre Chacel porque “no se prestaba a estudios de género”... ¡Pero qué barbaridad! Barbaridad doble, porque por un lado están diciendo que sólo buscan cuestiones de género en las escritoras, actitud inflexible y poco “genésica”, como diría la autora; y, por otro, porque la problemática del género sexual está presente en su obra como en pocas. Yo creo que ni la conocen ni conocen la crítica de su obra. A Rosa Chacel no le gustaría, porque, como dijo, ella siempre se temió que “Esquema” le diera demasiada fama, pero espero con mi artículo poner un poco más en circulación la necesidad de conocer este ensayo para hacer el dibujo más aproximado a la realidad de la genealogía de nuestro pensamiento feminista. No soy la primera, y espero no ser la última.

    Aquí lo dejo. Ya hace tiempo que salió este homenaje en tu blog. No soy persona de escribir en ellos, pero no he podido resistir la tentación de mandarte mi primer saludo desde aquí. Espero que en algún momento sea una correspondencia, porque tengo muchísimas preguntas.

    Muchas gracias por todo el trabajo crítico que has hecho sobre Rosa Chacel. Con toda mi admiración,

    Ana Gómez-Pérez

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  16. Quierida Ana:
    Gracias por tu largo comentario, y mi gratitud porque siga habiendo mujeres que se ocupen de Rosa Chacel.
    Si tienes problemas para encontarr sus libros, no dejes de escribirme al correo "público" de la ub (anarodriguez@ub.edu), que ya te contestaré desde el mío.
    En la Fundación de Valladolid habrá ejemplares de la Obra Completa, sin duda...
    Un abrazo!

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  17. El primer libro que leí de Rosa Chacel fue Barrio de Maravillas, que me gustó bastante, aunque hubiera partes que no comprendiera demasiado bien. Lo había cogido en la biblioteca después de leer el resumen argumental y la pequeña biografía de la autora, en la que me picaron la curiosidad algunos puntos comunes que descubrí entre su vida y la mía, como que hubiera estudiado escultura antes de dedicarse a escribir. Recuerdo de ese libro la visita al museo del Prado y el entusiasmo con que describía los cuadros de Carreño, del que yo no sabía nada en absoluto. Me entraron ganas de ver esos cuadros y de comprobar si yo era capaz de ver en ellos lo que ella describía. Una visita al Prado, además, era algo que hacer, una forma de interrumpir mi desmotivada y adormecida vida de parada en Segovia. Como unos meses antes me había quedado escarmentada al descubrir que no podría ver el interior de la Alhambra de Granada por no haber cogido entrada con antelación, se me ocurrió mirar en Internet por ver si también en el Prado era necesario ir ya con la entrada comprada y allí descubrí que los parados podíamos entrar gratis. Esa tontería me hizo mucha ilusión, aunque yo era una parada sin papeles, una parada descreída que no se había apuntado en la oficina del INEM por culpa de su falta de fe en la labor que se llevaba a cabo en estas oficinas. La posibilidad de entrar gratis en el Prado, sin embargo, fue un acicate para que al día siguiente fuera a apuntarme en el paro.
    De aquí este fragmento de una especie de diario que yo también llevo sin saber muy bien para qué:

    “Por mucho que se quejara, Rosa Chacel, a pesar de sus continuos estragos económicos nunca dejó de trabajar. Claro que su situación, comparada con la mía, parece jauja. Ella nunca dejó de tener gente a la que acudir. Yo, lo único que puedo esperar es un milagro, y los milagros últimamente no tienden a pasarse por mi camino. Pero tengo que agradecerle a ella mi subsidio. Al fin y al cabo, si no hubiera sido por su libro, tal vez no hubiera ido a apuntarme al paro y aquella señora no hubiera mencionado que si había trabajado un año completo tenía derecho al subsidio. De algún modo, lo puedo considerar un pequeño milagro, un milagro humilde, pero un milagro.”

    El Barrio de Maravillas me dejó con ganas, así que me leí sus Diarios. Y aunque tengo que admitir que me hicieron sufrir, también me prestaron compañía, me acostumbré a acompañarle a diario en sus aventuras y sus muchas desventuras, en sus reflexiones sobre cine y literatura y en sus elucubraciones acerca del porqué de esto y lo otro. (Espero que no ofenda que use la palabra elucubraciones, no puedo ni quiero decir que sus tesis no tuvieran fundamento, solo que mi comprensión de ellas no llega hasta el punto de permitirme afirmar que fueran otra cosa. Yo las leía como elucubraciones y me bastaba con eso porque también yo tengo tendencia a la indagación intelectual).
    Luego leí Teresa gracias, parece ser, a un error de alguno de los que trabajan en la biblioteca, que olvidó mandarlo a su refugio habitual, que es el depósito¾ y enseguida me viene a la cabeza un complemento habitual de esta palabra: de cadáveres ¾ y apareció así en una de las estanterías de libros que se leen. Me costó más leer Teresa, quizá por su argumento, que me resultó cruel o, por explicarlo mejor, me sumió en un vaivén emocional que hoy en día me resulta desagradable o prefiero evitar en la lectura, aunque hubo partes que me gustaron y opino que es una lectura muy recomendable para introducirla en el curriculum de bachillerato si los adolescentes fueran capaces de leérsela.
    En cuanto al resto de su obra, no se si todos sus libros, pero la mayoría de ellos están en la biblioteca de Segovia. Pero eso sí, en el famoso depósito, para que no se vean.

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  18. Muchas gracias por tu extenso y generoso (en lo que tiene de coloquio personal) tu comentario. Siempre me alegra saber que alguien descubre por sí mismo/a a Rosa Chacel (aunque me indigne que sus obras las tengan en el Depósito). Yo te recomendaría que sigas con las novelas que continúan Barrio... y completan la trilogía: Escuela de Platón, y Acrópolis. Un fuerte abrazo!
    El Prado está ahora perfecto para esos cuadros, tras recuperar las salas dedicadas al XIX.

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  19. Ana, felicitades por tu blog, por tu estudio y dedicación a la grandísima Rosa Chacel. Hace unos días fui relatora en un club de lectura sobre Memorias de Leticia Valle y la experiencia fue "inaudita". No podía ser de otro modo. Ahora me encuentro deliciosamente perdida en el Barrio de Maravillas e ilusionada por tener ante mí una obra grandísima que me mantendrá reconcicliada, como tú dices, con este país, lo que no es poco. Trataré de difundir y animar a todo mi entorno a que se sumerga en el mundo Chacel.

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  20. Ana, felicitades por tu blog, por tu estudio y dedicación a la grandísima Rosa Chacel. Hace unos días fui relatora en un club de lectura sobre Memorias de Leticia Valle y la experiencia fue "inaudita". No podía ser de otro modo. Ahora me encuentro deliciosamente perdida en el Barrio de Maravillas e ilusionada por tener ante mí una obra grandísima que me mantendrá reconcicliada, como tú dices, con este país, lo que no es poco. Trataré de difundir y animar a todo mi entorno a que se sumerga en el mundo Chacel.

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