miércoles, 27 de enero de 2010

HOFFMANN: OLIMPIA

Hace ya cierto tiempo, cuando intentaba recrear una vivencia casi infantil (teníamos 10 u 11 años), al recordar las imágenes reales que conservaba, supe que para narrarlas debía acudir a Hoffmann. Y me salió esto, líneas en las que intentaba narrar un ataque epiléptico de una compañera de clase:

Al volverme vi a Olga Pastor que se levantaba de su asiento como impulsada por una fuerza extraña. La vi allí, en medio del estrecho pasillo que quedaba entre dos filas de pupitres, ya casi a mi lado, y aunque ausente y próxima, la sentí inalcanzable y perdida. Alzaba la cabeza hacia el techo, con los ojos desorbitados. Olimpia, pensé, así sería Olimpia, esa rigidez al andar, la fijeza loca de los ojos, el frío que irradia. Pero no tuve tiempo de extraviarme en aquel vacío. Una súbita colvulsión sacudió a Olga, tumbándola al suelo...

Es decir, releí uno de los más imborrables relatos de Hoffmann: "El hombre de la arena" (Der Sandmann).

Lo editó en 1979, con la exquisitez que lo caracteriza, José J. de Olañeta (un "raro" editor mallorquín, en su inolvdable colección "Pequeña Biblioteca Calamvs Scriptorivs"), acompañando el relato del escritor romántico con un ensayo de Sigmund Freud: "Lo siniestro" (1919).




(Aclaración: la portada de anentonces era toda roja, mucho más inquietante. Pero hay lo que hay. Y carezco de escáner.)

Tomo el mencionado volumen y releo. Y vuelvo a estremecerme. Porque recordaba las líneas maestras del ensayo o interpretación de Freud, y cómo nos avisaba de que en "El hombre de arena" lo siniestro no procede de Olimpia (la muñeca autómata), ni mucho menos se corresponde con la creencia común, que lo vincula con todo lo relacionado con la muerte (cadáveres, espectros, reaparecidos, espíritus), sino que es inherente a la figura del hombre de arena y a la idea o el sentimiento del terror de ser privado de los ojos, una reminiscencia que se origina como aventura o imaginario infantil...

(Edipo, dice Freud, pero yo sobre todo recuerdo a Miguel Strogoff, ¡Dios mío! y hasta podría reproducir el insoportable sufrimiento que vivía cada vez que leía el pasaje en que con un hierro candente... y lo leía y releía... sadismo avant la conscience, sin duda. Pero confieso que jamás pude soportar uno de los típicos juegos del patio escolar: el de la gallinita ciega, de marras)

... pero que pervive como angustia en el adulto.





Bueno, no os voy a resumir el ensayo de Freud. Pero sí aludiré a un par de líneas que me han dejado... inquieta.
Juro que en mi memoria lo que ha permanecido es el cuento de Hoffmann. Pero ahora releo el ensayo de Freud y...

El carácter siniestro de la epilepsia y de la demencia tiene idéntico origen. El profano ve en ellas la manifestación de fuerzas que no sospechaba en el prójimo pero cuya existencia alcanza a presentir oscuramente en los rincones recónditos de su propia personalidad. (pág. 29)

Años más tarde, leía en la colección de bolsillo de Alianza los dos volúmenes de "Cuentos" de Hoffmann, con algunos de cuyos pasajes entretengo o abrumo a los estudiantes de Romanticismo: "El magnetizador" ("Los sueños son espuma... y sin embargo recuerdo bien..."), "La iglesia de los jesuitas de G." (con el perfil del artista romántico), "El Sanctus".

Son tres de los relatos que formaban parte de los Nocturnos (1817), publicados ahora por primera vez en edición completa, en Alba Editorial.





Fue uno de los tomos que me llevé durante mi escapada a Asturias.
Volvió a deleitarme Hoffmann con sus historias fantástico-maravillosas narradas siempre por personajes inquietantes, de sesgadas sonrisas, irónicas las más, aunque alguna es pura melancolía. Volví a preguntarme si se ríe del lector, si juega con él. como hacen algunos narradores con sus oyentes: dejándolos en suspense, omitiendo detalles, sugiriendo... Me encanta la red de narradores que despliega en un mismo cuento, cómo se suceden y se engarzan para expandir el relato (especialmente aquellos que tratan de experiencias psíquicas que bordean la locura u otras alteraciones y sus remedios: el magnetismo, el mesmerismo) en ondas concéntricas que consigue cerrar o devolver al núcleo (a veces de forma algo abrupta, pero casi siempre logrado, ese cierre,) en que regresamos al relato marco... Disfruto con esos escenarios que enmarcan y propician el cuento, la contraposición de los personajes escépticos y descreídos, con los visionarios o sensitivos...





"La casa vacía", o no lo recordaba o lo había olvidado. En él introduce el espejo (tan lacaniano) y nos entrega esta definición que nos ahorra unas cuantas páginas de Todorov:

"... se denomina fantástica toda manifestación del conocimiento y del deseo que no se puede justificar de ninguna forma razonable, pero maravilloso es aquello que se tiene por imposible, por incomprensible, lo que parece superar las fuerzas conocidas de la naturaleza, o, por añadidura mía, ser contrario a su curso habitual". (pág. 165)

Y le hace exclamar, "entre sonoras risas", a una dama loca:

"-¿Ha llegado la muñequita...? ¿Ha llegado bien? ¿Enterrada, enterrada? ¡Oh, Dios mío, con qué elegancia se mueve el faisán dorado! ¿No sabéis nada del verde león de ardientes ojos azules?"

En "La casa vacía", de la fusión de lo fantástico y lo maravillos nace el terror.

Y no me extraña la fascinación que por Hoffmann sintieron algunos de los más grandes: Poe, Dostoievsky, Gógol, Kafka, Freud...

17 comentarios:

  1. Me ha maravillado la pasión con la que te refieres a Hoffman, porque yo también la comparto.El cuento de El hombre de arena es verdaderamente siniestro y me gusta cuando recuperas esa ansiedad infantil que supone la oscuridad (por un motivo tan terrorífico como verse privado de ojos). Hoffman era un maestro de las sensaciones y el libro de Nocturnos una verdadera joya. Te añado dos apuntes: Anaya sacó la primera versión completa de este libro en 1987, en una preciosa edición ilustrada. La edición que tu tenías de Olañeta tiene la traducción de Carmen Bravo-Villasante, la cual sacó unos años más tarde una extraordinaria biografía de Hoffman en la misma editorial.
    P.S. Me hice ya con tu recomendación de Casavella y presto estoy a embriagarme de sus textos.

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  2. Gracias, Carlos...
    Desconozco esa edición de Anaya; la buscaré por esas preciosas ilustraciones de que hablas.
    Aún queda mucho Hoffmann por recuperar. Gato Murr lo rescató Pre-Textos (en espléndida traducción de Barjau), pero no me suenan que corran por ahí nouvelles como "La señorita de Scuderi", "El salón del rey Artús" o "Martin el tonelero"...
    Me alegra que te acompañe Casavella. Es libro para leer poco a poco y disfrutar... Tiene un texto sobre el síndrome House que afecta a los médicos españoles que también es de partirse de risa por la lucidez (y el desenlace del choque entre facultativo y paciente.
    A.

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  3. Hola Ana Rodríguez
    No he leído nada de Hoffmann y eso que me gusta el romanticismo alemán, principalmente Höderlin. Ya había oído algo del primero, pero lo que siempre me pasa, vas postergando... De todas maneras lo que cuentas está muy bien, comentas el tema de las ediciones; pues mi editorial favorita de relatos fantasticos es Valdemar. Algunos de sus libros incorporan ilustraciones. Me encanta.
    Adios.

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  4. Hólderlin y Hoffmann son dos esferas muy distintas... Sí conozco Valdemar, aunque creo que últimamente no pisa tan fuerte (o será que yo pierdo vista y en las librerías también me pierdo.
    Gracias!

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  5. Ana, como comparto tu pasión por Hoffman te voy a echar una mano en cuanto a los relatos que mencionas y muchos otros. La editorial Anaya junto al libro de Nocturnos que te comentaba, sacó también Los hermanos de San Serapión en dos volúmenes y Fantasías a la manera de Callot donde se encuentran todos estos relatos (seguramente es su obra corta completa). Las ediciones son excelentes pero hay un problema, estan descatalogados y por tanto tendrás que pasearte por librerias de viejo o por internet. Yo tuve la suerte de encontrar sus Nocturnos en los Encantes Viejos y a un precio irrisorio. Por otra parte el cuento de "La señorita de Scuderi" se encuentra en en libro que sacó Valdemar para su colección Gótica sobre relatos de Hoffman. Por último decirte que estoy contigo en lo de Valdemar, una editorial a la que le tengo mucho aprecio por sus cuidadas ediciones y por su rescate de auténticas joyas, pero que ultimamente se está escorando hacia la literatura pulp que no me atrae lo más mínimo. Un abrazo y suerte con la búsqueda.

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  6. Ana, he disfrutado con esta entrada. Señalas puertas a las que entrar, magnéticas e inquietantes... y por inquietantes se siente uno ante ellas como en los acertijos que se inventan princesas de cuentos en edad de desposarse, en los que el audaz pretendiente tiene que acertar qué puerta abrir, qué cofre escoger. A menudo, nada de lo que hay tras de cada puerta deja indiferente al valiente, o al desdichado, y cambia para siempre su vida al atravesar el umbral...
    ¡Salud Ana!

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  7. Me alegro, Hablador. Confío en que no te desvelen desmasiado (ni te extravíen) esas entradas o sugerencias.
    A.

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  8. Carlos... los asiduos al Blog agradecerán tus referencias bibliográficas, sin duda... Yo me pongo en la piel del lector común, pero... frecuento las alemanas Verlag y demás, de modo que...
    Thanx!

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  9. Lo siento Ana, me deje llevar por mi espíritu de rata de biblioteca y me olvidé de donde pisaba. Me siento un pelín abochornado.

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  10. ¡Qué va, qué va... Carlos!
    ¡Faltaría!
    Sigue pisando fuerte....
    A.

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  11. Tras una sesión de reparaciones que espero haya llegado con vocación de durar (odio las máquinas, ya sabes, y nunca les hablo demasiado alto porque escuchan y leen, y uno nunca sabe... ahora me recuerdo a mí mismo a un cuento creo que de Delibes, en que un coche se estropeaba... a propósito de Hoffmann no me dirás que no es pertinente este comentario...). Y por fin puedo escribir. Lo intenté el día que publicaste lo de Hoffmann; es un autor que me fascina, hoy te lo comentaba. Y luego está la ópera maravillosa, no sé si la conoces, Los cuentos de Hoffmann. Carlos, que veo que te escribe, tiene un blog interesantísimo qu te recomiendo, Ana. Carlos es el buscador de Tusitalas y me ha agradado mucho verlo por aquí.
    Una entrada excelente.

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  12. Gracias, Ramon.
    Sí leo (y sigo) a Carlos, aunque no siempre con el tiempo y la paciencia obligados. Otro peaje indeseado a que nos obligan... ¿las máquinas o la vida hoy?
    A.

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  13. Hola

    Me gustaria saber si la edicion de Alba de Nocturnos tiene los mismos relatos que la que aparecio en Anaya (que ya tengo). Por otro lado, la traduccion es la misma? Vale la pena tener ambas ediciones si ya uno tiene la de Anaya?
    Saludos

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  14. Pues no sé qué decirte, porque no tengo esa edición de Anaya que, supongo, se nutre de los dos tomitos aparecidos inicialmente en Alianza Bolsillo.
    Alba Editorial se caracteriza por el rigor de las ediciones (restituir obras a su "marco o fisonomía" original) y la exquisitez, en todos los sentidos. En este caso,la traducción y notas corren a cargo de Isabel Hernández.

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  15. Qué bien que no soy el único en la blogosfera, o como se llame, que anda disfrutando y, a ratos, en liza con Hoffmann.

    Yo estoy con la edición de bolsillo de Alianza editorial. Me sigue impresionando esos narradores que, como dices, "se suceden", aunque me descolocan esos sentimientos, a veces, un tanto extremos.

    Lo que me planteo es ¿eso de enmarcar la historia en un "os voy a contar una historia" es para darle verosimilitud, o para cierta distancia, para cierta ironía?

    El hombre de arena tengo que releerlo: me dejó una impresión de cuento retorcido, aunque, claro, supongo que ésa era la idea.

    Y esa obsesión con el magnestismo, qué curioso. Luego, resulta que también interesaba a señores tan poco sospechosos de romanticismo como Maupassant.

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  16. Ese narrador, que se expresa en esos términos, creo que tiene explicación a partir de la recuperación que los románticos hacen de lo popupar tradicional; adopta el tono de la narración oral; en poesía, por ejemplo, es significativa la apuesta por la balada.
    Gracias!

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  17. Hola Ana, rastreando Hoffman me encuentro con tu blog. ¿Es el mismo autor de "La Caravana"?, lo leí en un préstamo de la biblioteca, creo que también una recopilación de cuentos, pero no recuerdo "El hombre de arena". En fin, también me pondré a buscarlo. Un saludo, Belén.

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