viernes, 17 de septiembre de 2010

K

Leo (divertida) la habitual columna de Millás en El País, y aparece de nuevo la mención a la crueldad de las tardes de los domingos: "tan crueles, aunque tan pertinentes", escribe.
Y es que nunca compartí el conocido "topos" del tedio de tales tardes.
Por eso me ha gustado ese doblete de Millás.
Y recordé mi primer domingo en Barcelona después del verano.
Un domingo que seguía a un sábado (la Diada) que contaba por dos (domingos).

Como antídoto, y porque había empezado a engrasar la máquina para las clases, empecé releyendo a Kafka. Una pieza cómica, claro. Un relato de 1915: "Blumfeld, un soltero".
¡Qué prodigio! ¡El partido que puede llegar a sacarle a esas dos pequeñas bolas de celuloide blancas con rayas azules que de repente encuentra en su apartamento botando juntas sobre el parquet y...
¡Qué perversidad! ¡El niño de la asistenta!
Y no digamos de los meritorios...
Habría que hacer una tipología de los tales. Los que saben, claro






Estimulada, decidí hacer caso de la recomendación de un buen amigo y al atardecer nos fuimos a ver Bright Star, la película de Jane Campion sobre John Keats y Fanny Brawne.

Es recomendable elegir esa hora, y un día "cruel", y salir del cine con calles vacías y extrañamente silenciosas.








El domingo lo pasé con Keats y sus exégetas.
Empecé con Cernuda y la parte correspondiente de su "Pensamiento poética en la lírica inglesa del XIX" dedicada a Keats.
Algo decepcionante el ensayo de Cernuda (será que voy creciendo), pero el placer de volver sobre textos de Keats, incluido su epitolario, ampliamente incorporado en los diálogos de la película.





En poesía tengo unos pocos axiomas... Creo que la poesía debe sorprender por su hermoso exceso y no por su singularidad; debe parecer al lector expresión de sus mál altos pensamientos, y semejarle casi un recuerdo. Sus toques de hermosura nunca deben quedar a medio camino, dejando al lector suspenso en vez de satisfecho. La aparición, ascensión y poniente de su imágenes, como las del sol, deben llegarle naturalmente, brillar sobre él y ocultarse con sobriedad, aunque en magnificencia, para abandonarle en el deleite del crepúsculo...
(Carta a John Taylor. 27 de febrero de 1818)










Y seguí. Seguí con los ensayos de Bowra (La imaginación romántica) y de Harold Bloom (Los poetas visionarios del Romanticismo inglés), que se extiende ampliamente sobre el
Endimion, que aborda el humanismo naturalista y el humanismo trágico del poeta en la caída de Hiperion, y también nos habla del estado de inocencia de Keats como directamente erótico, del efecto del ideal poético (redoblar el sentido de las cosas reales y al mismo tiempo presentar semejante realidad como una corriente fangosa), de la naturaleza desinteresada de la poesía pero (a la vez) de su función consoladora e iluminadora...
Y glosa las odas y el soneto que da título a la película: Luminosa estrella.

Compruebo que el traductor es M. Antolín. Es decir, el escritor Mariano Antolín Rato.
Todo más claro, pienso.
Seguí leyendo:



Oda a la melancolía


1
No vayas al Leteo ni exprimas el morado
acónito buscando su vino embriagador;
no dejes que tu pálida frente sea besada
por la noche, violácea uva de Proserpina.
No hagas tu rosario con los frutos del tejo
ni dejes que polilla o escarabajo sean
tu alma plañidera, ni que el búho nocturno
contemple los misterios de tu honda tristeza.
Pues la sombra a la sombra regresa, somnolienta,
y ahoga la vigilia angustiosa del espíritu.


2
Pero cuando el acceso de atroz melancolía
se cierna repentino, cual nube desde el cielo
que cuida de las flores combadas por el sol
y que la verde colina desdibuja en su lluvia,
enjuga tu tristeza en una rosa temprana
o en el salino arco iris de la ola marina
o en la hermosura esférica de las peonías;
o, si tu amada expresa el motivo de su enfado,
toma firme su mano, deja que en tanto truene
y contempla, constante, sus ojos sin igual.


3
Con la Belleza habita, Belleza que es mortal.
También con la alegría, cuya mano en sus labios
siempre esboza un adiós; y con el placer doliente
que en tanto la abeja liba se torna veneno.
Pues en el mismo templo del Placer, con su velo
tiene su soberano numen Melancolía,
aunque lo pueda ver sólo aquel cuya ansiosa
boca muerde la uva fatal de la alegría.
Esa alma probará su tristísimo poder
y entre sus neblinosos trofeos será expuesta.

(Versión de Gabriel Insuasti)

Oda al otoño


Estación de las nieblas y fecundas sazones,
colaboradora íntima de un sol que ya madura,
conspirando con él cómo llenar de fruto
y bendecir las viñas que corren por las bardas,
encorvar con manzanas los árboles del huerto
y colmar todo fruto de madurez profunda;
la calabaza hinchas y engordas avellanas
con un dulce interior; haces brotar tardías
y numerosas flores hasta que las abejas
los días calurosos creen interminables
pues rebosa el estío de sus celdas viscosas.

¿Quién no te ha visto en medio de tus bienes?
Quienquiera que te busque ha de encontrarte
sentada con descuido en un granero
aventado el cabello dulcemente,
o en surco no segado sumida en hondo sueño
aspirando amapolas, mientras tu hoz respeta
la próxima gavilla de entrelazadas flores;
o te mantienes firme como una espigadora
cargada la cabeza al cruzar un arroyo,
o al lado de un lagar con paciente mirada
ves rezumar la última sidra hora tras hora.

¿En dónde con sus cantos está la primavera?
No pienses más en ellos sino en tu propia música.
Cuando el día entre nubes desmaya floreciendo
y tiñe los rastrojos de un matiz rosado,
cual lastimero coro los mosquitos se quejan
en los sauces del río, alzados, descendiendo
conforme el leve viento se reaviva o muere;
y los corderos balan allá por las colinas,
los grillos en el seto cantan, y el petirrojo
con dulce voz de tiple silba en alguna huerta
y trinan por los cielos bandos de golondrinas.

Versión de Màrie Montand


14 comentarios:

  1. Hola Ana Rodríguez.
    Jolín, qué envidia por partida doble. Envidia sana, claro. Por un lado tu colección de libros y conocimiento es todo un lujazo. Dejas claro que no te dedicas a dejar los libros olvidados en el estante. Cuando mencionas a Kafka, recordé que en la adolescencia leí La Metamorfosis y me turbó su crueldad fría. Después de esa historia, no me he vuelto a acercar al checo, hasta hace poco y de manera tangencial y desprevenida. Me leí un libro de reseñas literarias, Costas Extrañas de Coetzee. Disfrutando entre la diversidad de referencias que despliega el sudafricano me encontré con el inesperado capítulo Traducir a Kafka. De vuelta a mis recuerdos de La Metamorfosis pero esta vez bajo el matiz del nobel y su especial preocupación por todos los errores que se han cometido a la hora de traducirlo, sobretodo la historia Un Hombre En El Castillo. ¿Tú sabes de algún traductor al castellano que le haya rendido justicia al checo? Es para comprarme el libro, aunque no sé si lo leería de un tirón; tanta realidad me deja sin esperanzas.
    Por otro lado está la envidia hacia Keats. Es de esos poetas que me llenan de entusiasmo. Ya ves, lo contrario que Kafka. ¿Qué puede ser mejor: el entusiasmo o la desesperanza?
    Perdona si te pongo en un compromiso con preguntas personales. Tal vez, lo mejor que debería hacer es leer a ambos y buscar la respuesta por mí mismo... pero si sabes algo de un buen traductor, di algo.

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  2. Jolín, Eduardo...
    No te quejes de tu bagaje libresco. Leer acompañándote de esos extraordinarios ensayos de Coetzee... Los reseñé en su día, y sugerí que los editores tomaran nota de algunas obras de las que se ocupaba... Y tambié advertí su preocupación por las traducciones, que es algo que aquí casi sólo hace José María Guelbenzu.
    Kafka tiene un buen traductor: Juan José del Solar. Y también Feliu Formosa tradujo la "Carta al padre" para la Editorial Lumen de Esther Tusquets. Y no sé si Jordi LLovet también lo tradujo (quizás al catalán, creo).
    Sobre la fortuna de Keats, no sé demasiado. Su poesía la tengo en inglés, sólo.
    A ver cómo salen las pesquisas.

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  3. Bueno Ana, pues si que ha sido un buen y fecundo domingo que te ha llevado de un sitio a otro. Estimulado por ti, este domingo saco mis obras completas de Kafka y me pongo ahora mismo a leer a "Blumfeld" para comenzar bien el día.
    Eduardo,pienso que las traducciones que se hicieron en sus obras completas por Galaxia Gutemberg son las mejores. Están dirigidas por Jordi LLovet y entre ellas están la que cita Ana.
    P.D. Se lo dije al Pobrecito Hablador y te lo vuelvo a decir aquí. Ayer encontré en la FNAC las "Cartas Españolas" editadas con todo lujo por la Fundación Fernando Lara.
    Un abrazo.

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  4. Gracias, gracias, Carlos...
    Mañana voy a ojearlas a ver si son aptas para estudiantes. Un abrazo!

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  5. Hoy es domingo, y no ha estado mal. Esta tarde he visto "erase una vez" en la 2, dedicado a Juan Marsé. Ha sido estupendo, aunque creo que en el reportaje no salen todos los que son...

    ¡Vaya fiestas que te pegas Ana! Poco tienen que ver con la melancolía, o con al crueldad. Como dice el verso "¿Quién no te ha visto en medio de tus bienes?"

    ¡Salud!

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  6. ¡Ah, pues a ver si recupero ese programa!
    ¿A qué fiestas te refieres? Serán librescas. Al comienzo del curso siempre me entra la neura y empiezo a releer de manera desquiciada. Pero hoy me fui a pasear. La luz de la tarde era bellísima. Un beso!

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  7. Me refiero, como dices, a la fiesta cinematograficalibresca... aunque me temo que Kafka no es un invitado muy alegre para un party
    ¡Salud!

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  8. Qué va, qué va...! Hay un Kafka con un humor (doloroso) pero excepcional. Debí haber hablado de Humor y no de comicidad. ¡Las prisas!

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  9. Doy fe del humor Kafkiano. Desde una situación absurda describe un panorama con un humor soberbio. Los momentos de los meritorios son impagables y me recuerdan alguna escena cinematográfica (pero no la ubico ahora mismo). Gracias por la recomendación.

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  10. ¿A que sí?
    Después del dilema sobre si le convendría o no hacerse con un perro o un gato, se encuentra con ¡¡el par de bolas.
    Creo que hoy (está diluviando) voy a pillarme otro texto similar.

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  11. Muy bello todo. Claro que yo vine por el anzuelo-Kafka, que suele hacerme reír, pero también llorar...

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  12. Sí, Edmundo. A mí también me sobrecoge Kafka. Y me angustia. Ayer justamente leía los recientes ensayos de Claudio Magris ("Alfabetos" y al tratar de Robinson Crusoe y las distintas interpretaciones y reescrituras de la novela, escribía Magris: "La robinsonada total, según Adorno, la escribió Kafka, en cuyos textos el hombre no es más que un náufrago solo en una realidad inexplicable".
    ¡Saludos!

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  13. Ana, qué entrada más amena al compás de los "aburridos" domingos por la tarde (para mí, tampoco son aburridos).
    Como a Carlos, me has abierto las ganas de releer el Blumfeld de Kafka y, también, otras cosillas del autor. Por desgracia, la traducción de las obras completas que poseo no va firmada por ninguno de los buenos traductores que reseñas, pero me conformaré con lo que tengo.
    Y de Kafka a Keats, qué gozada. Esa película que mencionas me la apunto para verla.
    Muchísimas gracias por el disfrute y un beso muy grande.

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  14. Otra vez gracias por la confianza, Isabel, y el deseo de que los disfrutes. Un abrazo!

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