martes, 9 de octubre de 2012

BEATLES

Estamos en plena celebración del cincuentenario del nacimiento de la banda yaprovecho para recordaros algunos títulos de nuestra literatura que tienen mucho que ver con esa poderosa fuente de inspiración universal que  nos llegó de Liverpool.
Por ejemplo, la grata lectura de dos novelas (que podríamos llamar, parcialmente, de formación y aprendizaje) firmadas por autores de más o menos mi edad,  El mapa de las aguas (Mondadori, 1997) y Violeta en el cielo con diamantes (Alfaguara, 2005), en las que  Ángel García Galiano y Fernando Royuela (respectivamente), narraban cómo Los Beatles transformaron con sus canciones la sensibilidad (y el imaginario) de una generación.

 
                                                   


Y disponemos también de una sugestiva antología -debida a Mario Cuenca Sandoval-, 22 escarabajos. Antología hispánica del cuento beatle (Páginas de Espuma), donde encontramos una amplia muestra de las resonancias y repercusiones (vitales, estéticas, político-ideológicas, morales) que el cuarteto de Liverpool desató en el ámbito hispano, inspirando a autores de distintas generaciones para urdir historias de muy diverso sesgo: un magistral relato utópico-futurista (espléndido Leopoldo Marechal), la tierna ensoñación de un  adolescente que tuvo a tiro la posibilidad de salvar a John Lennon (Andrés Neuman), la estupenda sátira de la reacción de las gentes de orden ante la satánica amenaza del concierto Rock in the Andes (Fernando Iwasaki), desvelar el enigma de Lucy (Marcelo Figueras) o de la “Niña de ojos de concha marina” (Care Santos), o la revelación de la identidad del “hombre de pie junto a un vehículo que parece una ambulancia negra” que vemos en la cubierta de Abbey Road (Rodrigo Fresán).

 
                           

viernes, 5 de octubre de 2012

MELODÍAS

Posiblemente hayáis visto, a raíz de la reciente celebración del Día Mundial del Alzeimer, reportajes en los que se ponía especial énfasis en las bondades terapéuticas de la música.
Yo lo viví en directo, porque he tenido a mi madre asistiendo a ese tipo de terapias... y ese Día era jornada de puertas abiertas....
Menudeaban las melodías, y yo pensaba que lo que sonaba más bien atañía a mi historia: a mi infancia o pre-adolescencia.
(Y mira que nabía el vasto repertorio de las "Canciones para después de una guerra", magnífico documental).
Hay relatos excelentes de la presencia de la radio (y las canciones o las novelas invadiendo el aire) en textos u obras de autores de mi generación.





Aquel día, sin embargo, sonó, de entre las mías, una canción de Marisol. No de la Marisol niña, sino... (ya la he olvidado, la canción)
Pero doy fe de que la llegué a tararear íntegra.
Y recuerdo miradas de estupor y consternación.
Sin embargo, cuando he evocado aquel tiempo, es una melodía de JEANETTE (Jeanette Biedermann) la que se impuso: Por qué te vas.

Seguramente la perseverancia es deudora de algún film de Carlos Saura...
Pero, a qué negarlo, Jeanette era nuestra Jane Birkin.
(Por cierto, a ésta y al defraudante Je t'aime, la evoqué en otra novela)
En ésta, mis chicas prisioneras dicen...


  -Me gustaba el frasco de colonia a granel, una botella de litro que rellenábamos en la droguería del señor Mollet. Era redonda y de cristal,  con un tapón de porcelana blanco, de rosca, con el que jugaba haciéndolo bailar mientras Ella me peinaba. Y por eso aguantaba los tirones de pelo: ¡Estos remolinos!, protestaba, ¡No hay manera de aplastarlos! Volvía a empaparme la cabeza y luego seguía forcejeando, pero a mí no me importaba: yo me divertía con el tapón, haciéndolo bailar. A veces, también tarareaba una canción..
 Hoy en mi ventana brilla el sol...










P.S. Recapacito y me doy cuenta de que estoy siendo previsiblemente alfabética... Se nota que ando en el XVIII: Diccionarios, Enciclopedias....