jueves, 19 de marzo de 2009

CUENTA HAROLD BLOOM

Como hoy jueves han cerrado la Universidad a cal y canto (el noble edificio histórico donde se ubica mi Facultad)y se ha suspendido la actividad académica, me ha quedado un ratillo para avanzar en las múltiples lecturas que aguardan su turno.

Admiro a Harold Bloom desde mi lejana adolescencia, cuando nos condujo con sabiduría y persuasión por el deslumbrante mundo de Blake, Byron, Shelley y Keats en su ensayo "Los poetas visionarios del Romanticismo inglés" (Barral Editores, 1974), en la traducción de M. Antolín (que imagino era el novelista Mariano Antolín Rato).
Y lo fui siguiendo atentamente, aprovechando mis estancias en USA para adquirir ensayos que aquí, pues que no.
Por eso me chocó mucho el jolgorio que se armó cuando (con bastante puntualidad)se tradujo "El canon occidental" (Anagrama, 1995), y se apresuraron a salir al ruedo unos cuantos, labios o plumas que no parecían saber de la misa más que la mitad (y eso poniéndonos generosos).

De modo que empecé a leer "Cuentos y cuentistas. El canon del cuento", un libro de 2001, recién aparecido en Páginas de Espuma.

Empecé por las páginas dedicadas a Gógol, en las que para mi sorpresa, enseguida Bloom nos deriva a un relato del cuentista italiano moderno Tommaso Landolfi, "La mujer de Gógol", aseverando que en él está el mejor Gógol. Algo preocupada, me fui a mi tomito de "Historias de San petersburgo", donde, además de "La nariz" (que sí recuerda Bloom), se encuentra otro hermoso relato quizá no tan desquiciante pero imborrable: "La avenida Nevsky". Y eso por no meternos en "Diario de un loco".

Prosigo y me voy con el capítulo de Turguenief. Bloom rescata un pasaje de sus memorias, para mostrar que, si no se es Tolstoi, no se puede afrontar la estepa. Y yo recuerdo el maravilloso "Viaje a Arzum durante la campaña de 1829", de Pushkin (traducido en la editorial Minúscula, 2003) y el "Viaje a las estepas de Astracán y del Cáucaso" en 1797, de Jan Potocki (Laertes, 1994), que Pushkin recuerda y... francamente ¿Qué fue antes: el huevo o la gallina? Y sobre todo recuerdo un estremecedor relato de Turguenief: "La ejecución de Troppman" (del que habló muchísimo en su correspondencia con Flaubert: .

Las dos páginas dedicadas a Thomas Mann provocan sonrojo y preocupación, la verdad. Pero no pude volver a hojear "Mario y el mago", "Tonio Kröger"
o "Félix Krull" para comprobar si mi débil memoria es lo que está en verdad fallando.

Pues recordando bien "Bestiario", de Cortázar...

Pero bueno, bienvenido sea cualquier libro grande que nos obligue a dudar, releer y pensar.

P.D. Para las ilustraciones, véase la entrada de ayer, la imagen de la derecha. A mi hijo Nico ha venido a visitarlo su novia, aprovechando el magnífico puente de San José del que disfrutan en el resto del estado español, que se dice.

6 comentarios:

  1. Me produces envidia malsana. Todo el día sumergida entre tanta cosa buena. Profesión y pasión. Lo dicho, envidia de la peor. A propósito de Bloom. ¿Por qué Jose Angel Valente no le podía ni ver?

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  2. ¿Tú qué crees, MJ? Desconozco las razones concretas (no creo que hubiera nada personal).
    A.

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  3. Concluye Valente en "La experiencia abisal" a propósito del Canon: "Un canon literario tiene algo de formación natural, orgánica; el de Bloom no está formado por el hondo depósito de lecturas, de sucesivos encuentros de sucesivos lectores con las obras. Es fruto de una elección más psicologista que estética y no se forma, en realidad: se establece con un talante a la vez autoritario y defensivo"

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  4. Gracias por el dato, MJL!
    ¡Ah! Y no es cierto lo de que nadie te lea!

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  5. Creo que las opiniones de Bloom tienen la tremenda virtud de forzar la reflexión (a favor o en contra), de sacarnos de la pereza. Ese es el aspecto que más me gusta de sus libros.

    Un saludo.

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  6. Por eso escribí lo de "bienvenido sea un libro que... nos obligue a recordar (releer), pensar.
    Gran estímulo frente a tantp producto caducable como el que nos intoxica.
    Pero también prevención contra los mandarines, ¡ojo!

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