Llevo unos días releyendo a don Antonio Machado (más la prosa que la poesía, porque muchos poemas casi me los sé de memoria), para mis clases de siglo XX, y encontré un artículo de 1917 dedicado a Martín Domínguez Berrueta, del que entresaco estas simpáticas líneas:
"Berrueta recorre con sus alumnos los pueblos de España; más que en las aulas tiene su cátedra en el tren, en los coches de postas, camino de las viejas urbes, donde él con los suyos busca una viva emoción del arte patrio y a donde lleva su palabra, su ciencia y la noble curiosidad de sus alumnos. Todas las primaveras, coincidiendo con las cigüeñas y la vuelta de las golondrinas, hemos visto aparecer por esta vieja ciudad de Baeza, a Berrueta con su alegre grupo de universitarios granadinos. Van a Córdoba o vienen de Toledo, se proponen llegar a Santiago pasando por Zaragoza y León, tal vez deriven hacia Levante, acaso los esperan en Salamanca o en Burgos. Berrueta es un viajero infatigable y un constante organizador de trabajos."
(Poesía y Prosa III, Espasa-Calpe, 1989, p.1595)
Pensaba dejar esta entrada así, a modo de apostilla a la que titulé "La reina loca".
Pero al ver cómo estos días los medios se dedican a recordar el fin de la guerra civil española, busqué varias cartas de don Antonio Machado en torno a la Gran Guerra (la de 1914). Son insuperables esos coloquios con Unamuno y Ortega y Gasset. Y al merodear por esas páginas, volví a un perturbador párrafo, que cuando lo leí por vez primera me llevó a anotar, en el margen del libro, "qué fuerte". Pertenece a una carta a Ortega (18-V-1914), agradeciéndole el envío de Vieja y nueva política:
"¿Cabe absolver un presente inicuo so pretexto de que el pasado lo determina rigurosamente? Lo que en nosotros condena o absuelve bien pudiera ser una íntima e inmediata realidad, fuera del tiempo y, en cierto modo, independiente de la comprensión de cuanto haya en las cosas de comprensible. Barrer de la arena pública a una pandilla de políticos ineptos e inmorales será siempre una obra santa, que debe aconsejarse al pueblo. Que estos políticos no pueden ser sino lo que son, cosa es que comprendemos mejor que los soi-disant comprensivos, los que desearíamos ver fusilados por la espalda a los contratantes de la ruina nacional. ¿Que esto es hablar de revolución? ¿Y qué? La revolución pudiera ser consecuencia de nuestra actitud, la más insignificante y la que menos debe inquietarnos. Y desde otro punto de vista, V. comprende -y bien lo veo en el espíritu de su folleto- que si nosotros no somos también ecos, sombras y fantasmas, seremos necesariamente revolucionarios, porque toda realidad es revolucionaria en un mundo de ficciones".
Antonio Machado murió en Colliure, el 22 de febrero de 1939, según nos han recordado recientemente (abusando de la falacia patética, por cierto) en el obligado aniversario. Yo prefiero hacerlo ahora. Y sobreponer a la imagen del anciano derrotado, la palabra del hombre rebelde.
Al servicio de quien me quiera: Porque sí y porque sé
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*Sábado, 16 de noviembre*VIVIR DEL CUENTO
---¡Siempre estás con eso de que te leerán dentro de cien, doscientos o
quinientos años, Martín, como si e...
Hace 20 horas
La historia nos ha ofrecido siempre su imagen amable, de hombre bueno que no se metía con nadie. Como dices, de anciano derrotado, símbolo quizás de la utopía perdida. Después de leerle decir "Barrer de la arena pública a una pandilla de políticos ineptos e inmorales será siempre uns obra santa, que debe aconsejarse al pueblo." o "toda realidad es revolucionaria en un mundo de ficciones" quedo ya por siempre, rendido a sus pies. Y además por decirlo a quien se lo dijo, al señorito Ortega. Se las tuvo con él: dos maneras de enfocar el mundo y la vida. No sé por qué, pero a menudo identifico a Machado con Allende.Creo que se hubiesen llevado bien
ResponderEliminarMe sumo a las consideraciones de Mariano José, pues grandes son las palabras escritas por Machado en esta carta. Claro que, si en estos momentos dicha misiva fuera escrita por cualquiera -poeta, novelista, periodista...-fuera tachado inmediatamente de "antisistema". Es algo que me interesa fuertemente, como tras nuestra Guerra y la posterior Gran Segunda se ha deslegitimado por completo cualquier discurso revolucionario que tenga que ver con las humanidades. Me sumo a la barrida machadiana.
ResponderEliminar¡Salud!
Entré para comentarte tu novela sobre una mujer rebelde y me encuentro a Don Antonio observándome desde tu página. Carisima, brava tu novela, qué sorpresa. Conocía poquísimo de M.M,, conocía sus amoríos como siempre pasa con las mujerees fuertes, que todos recuerdan los episodios de cama, querida, pero tan pocos se asoman a lo que de verdad importa. No sé si sigues con la novela o fue un episodio fortuito, imagino que el patio está muy encharcado, carisima, y una que es lista va con cuidado. Thanx tambien por traerme a Machado, soy lectora de su prosa, de su ensayo. Brava!
ResponderEliminarThanx...
ResponderEliminarMJL, en una próxima entrega, hablaré de Machado y los señoritos (grupo en el que no debemos meter a Ortega, en un texto escrito o publicado durante la Guerra Civil (poco conocido).
Eva: ¿Antisistema? Juraría que lo llamarían terrorista.
María, ya te cuento...
Me largo a Asturias, pero mañana os pondré más deberes.
Lo siento profesora, pero para alguien que basa el progreso y la vertebración de un pais en la expansion militar y alguien que dice que desde que la masa come en los mejores restaurantes de Madrid ya no se puede salir de casa,el calificativo de señorito es benévolo. Creo que el pensamiento y la obra de Ortega son perniciosos. Dios!!! ya empiezo a encontrarme mal...
ResponderEliminarEsta vez me he quedado corta al ser políticamente correcta. Gracias por la puntualización, estoy totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarDisfrute de las tierras del norte.
De Don Antonio queda mucho por decir. Su imagen estereotipada y manipulada por unos y por otros ignora declaraciones, versos, y párrafos tan conocidos que da grima que los "estudiosos" del poeta los hayan obviado, no queda más remedio que pensar que aposta, con toda intención.
ResponderEliminar¡Ay!
ResponderEliminar¿Peo quiénes son los estudiosos?
Los de antes eran inocentes (naïf)o ineptos; los de ahora, peor (ignorantes interesados).
Quedarán unos pocos lectores atentos y curiosos, desprejuiciados. Tú mismo.
¡Viva la red!, malgrè moi (inepta, lejana)!
Ya, pero... ¿quiénes son los estudiosos?
ResponderEliminarVosotros, los lectores atentos y desprejuiciados.
Es una de las bendiciones de la enseñanza: estar en contacto con... las personas!