domingo, 28 de junio de 2009

ESTÉTICA


Hace ya unos días que mi hijo Nico y sus amigos acabaron sus obligaciones académicas y de vez en cuando se bajan a la Barceloneta. Yo lo hice el año pasado una desesperada tarde de sábado y... lo mejor eran las masajistas chinas, a qué engañarnos.




Vengo de donde vengo y, considerando que mi playa de Asturias era (y sigue siendo) ésta



Aunque también me gustaba la vieja Barceloneta (por asquerosa que dijeran que estaba la playa y el agua) y los baños de San Sebastián y por supuesto cenar en los chiriguitos instalados en la arena... Le pregunté a Nico si seguían las masajistas, informó que sí, pero sigo sin decidirme a bajar.

Últimamente, como ya sabéis en qué situación me encuentro, sin poder embarcarme en casi nada (salvo corregir exámenes, en el Despacho), he dejado para estos días de errabundia forzada una serie de gestiones de diversa índole. Entre ellas, cortarme el pelo.

Alguna combustión extraña debió de producirse en mi sub porque en vez de bajar a La Pelu de Tallers tomé la dirección contraria. Últimamente me había fijado en un "Centro de Estética con Peluquería Modas Jim", porque está al lado de la tintorería (a un par de pasos), muy frecuentada con lo del cambio de estaciones y demás y también porque hubo una noticia sobre cómo muchos de estos locales prestaban otros servicios, no sé si solicitados o no. Pero ayer tarde había dos o tres clientas que inspiraban confianza, y me animé a probar (los precios invitaban).

Nada más entrar se organizó en torno a mí un bullicio de colmena, pues enseguida comprobé que del fondo del local aparecían dos o tres mujeres más, aparte del chico que cortaba el pelo y otras dos jóvenes entregadas a otras tantas clientas. Vino una señora de mediana edad decidida.....

La señora, decidida, sentenció: "Laval" y, al concluir, tras enrollarme una segunda toalla en la cabeza (las cambian en cuanto quedan mínimamente mojadas) empezó el masaje: hombros, cuello, cervicales, brazos... Unos diez minutos bien bien. Movimientos enérgicos, algo demasiado contundentes al final.
"Ahola lelajada", se despidió con sonrisa amable.
Pronto entendería el motivo oculto y la razón de ser del masaje: su necesidad y conveniencia. Ocupó su puesto el chico, que había acabado con la señora de mi derecha. Me miró largamente pero sin mostrar sorpresa y empezó a manejar la tijera a una velocidad endiablada. Eso y el comprobar que trabajaba en dirección contraria a la de los peluqueros de aquí, empezó a inquietarme. Pero una señora a mi izquierda (a la que había visto tirar de algún mechón de sus cabellos afirmando "liso, liso"), me dijo (en catalán): "No entienden nada, pero lo hacen muy bien". Supe entonces que era inútil preveer a mi arrebatado peluquero sobre mis remolinos pero recurrimos a la comunicación no verbal y la cosa salió muy bien, la verdad... Antes de acabar, eso sí, me preguntó ¿Gómina?.
"Sí, un poco".
"Poco, sí", aceptó.

El precio eran 12;50 y dejé 15 euros, indicando con un gesto que los abarcase a todos . Dije "Propina".
"Plopina", sonrieron.
Intenté, sin éxito, que perfeccionaran la pronunciación. Renuncié tras el tercer intento pero, aun así, me quedé satisfecha de haber aumentado notablemente su vocabulario.
Al pagar, cogí un folleto que, entre otros servicios, ofrecían un "tatuaje de cejas" (120 euros) y "Bordar cejas" (150 euros).

Y me quedé intrigada por esa insólita carestía.

Y ya os lo contaré si me decido a probar/experimentar.


5 comentarios:

  1. Bueno, en primer lugar qué putada poner juntas las fotos de la Barceloneta y Peñaronda... Salgo ya para tu tierra, naturalmente. Por otro lado, ni se te ocurra experimentar, o en cualquier caso, si vuelves, que yo creo que debes volver, pregunta la diferencia entre tatuar y bordar. A priori la diferencia resulta evidente, pero hablando de cejas... Gracias por esa sonrisa

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  2. Qué pasada Peñaronda, y qué divertida la china. Los chinos otra cosa no pero divertidos un montón, por su seriedad, por su convencimientos al hacer las cosas. Esto se sabe desde los tiempos de humor amarillo. Como dice mi madre, de todas formas, lo importante es saber mirar para saber reir. Yo diría, saber mirar para saber vivir, porque es cierto que si sabes mirar te puedes sonreir por la sorpresa diaria, te puedes sorprender y por tanto vivir con mayor intensidad.
    Jesús

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  3. Gracias Jesús y Ramón. Estoy agotando los últimos cartuchos antes de partir... Hoy aún tengo un examen!

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  4. Por lo que entiendo te vas... Te lo perdono por la playa de la foto. Espero que puedas ir actualizando desde tu rincón favorito. Yo también estaré unos días fuera, pero a familia, amigos y blogs pienso dedicarles algún momentito ameno en la habitación del hotel, que espero que tenga conexión, así lo contraté al menos. Y precisdamente hoy en Antena3, que no lo veo nunca, y no es falsa moneda, que es la verdad, han dicho que junto las chinas y los vendedores de latas de la Barceloneta te venden también chocolate en piedra, y si estás muy animada sustancias peores. Como ya tenemos una edad y sabemos la mierda que mezclan, y ya tenemos un cierto nombre cada uno en lo nuestro, espero que no caigas en la tentación de la misma forma que espero no caer yo (al menos no en esa). Un beso

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  5. Pues sí, confío en poder marchar en breve, aunque a la galería aún le faltan un par de cristales en la parte superior. Como siempre, me llevo trabajo y lecturas, así que alguna apuntación suelta caerá.
    Otro beso!

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