miércoles, 1 de julio de 2009

HUMOR INGLÉS

Empiezo a estar de buen humor porque, si bien deshidratada y desganada, por fin voy a poder irme y seguir trabajando en condiciones más favorables, así que alguna cosita caerá en los próximos dos meses. De momento, las evocaciones que me inspiró este libro de Jorge Herralde, conmemoración del 40 Aniversario de la editorial (no os saltéis la posdata, que os conviene el dato.


El libro me interesó nada más llegar a mis manos porque hacía varios años que no leía a Roahl Dahl: los mismos (imposible concretar) en que ya no necesito acompañar las lecturas de mis hijos. Preciso que, cuando ellos ya dominaban la técnica de la lectura, acostumbrados a los lazos afectivos de la etapa previa (cuando somos los padres quienes les leemos) seguían pidiendo compartir con nosotros sus lecturas. Así que a Dah, en realida, me lo descubrieron Adrián y Nico (no era un autor de nuestros clásicos infantiles): historias contadas casi siempre desde el punto de vista de un niño, frecuentemente involucrando villanos adultos que odian y tratan mal a los críos, y presentando al menos un buen adulto que contrarresta a los villanos. Casi todos tienen la imprecindible dosis de humor negro, además de escenarios inquietantes, lo cual sirve a la necesaria función catártica perfectamente explicada por Bruno Bettelheim en su clásico ensayo, algo arrinconado cuando la estúpida etapa de la political correctness, etapa en la que no sé si por casualidad o no, el gran José María Guelbenzu se atrevió a publicar dos volúmenes de Cuentos populares españoles (Siruela, 1997). Recuerdo que cuando se los leía amis hijos, Nico (entonces sólo seis años) decía que "mi amigo" era un poco sádico (a éste siempre le fascinaron las palabras extrañas), a lo que enseguida su hermano mayor Adrián (diez añitos, media vida) replicaba que no se había enterado de nada, que Guelbenzu era como los Brüder Grimmm.

(Y ahora, antes de editar esta entrada, me pregunto porqué se enreda todo tanto, mezclándose sin confundirse. Tiempo de cerezas... Guelbenzu es uno de los pocos escritores españoles que maneja sabiamente un humor tan ácido y corrosivo como sutil y elegante. ¿Inglés? En cualquier caso, nada casposo).
Prosigo....
Por cierto, otro ensayo estupendo sobre estos asuntos es el del gran Paul Hazard: Los libros, los niños y los hombres, Barcelona, Editorial Juventud, 1950 (y sucesivas ediciones: la mía es de 1988), magníficamente traducido por Marià Manent. Es una fiesta que te remonta a la reivindicación del niño (la infancia: poder gigantesco en jaula enana, como decía Rosa Chacel) por Rousseau y los románticos (recordad a Werther), y donde Hazard analiza magníficamente cómo los niños se rebelaron contra los gustos que pretendían imponerles los adultos o el porqué de la superioridad de los nórdicos en este terreno literario.

Excuse me… Y no me tildéis de pedante. Pero como este año tres de mis exalumnos (ahora ya jóvenes colegas del departamento) han sido padres o madres, por no decir de los otros pupilos que andan desparramados por ahí y cuyos vástagos van creciendo….




Volviendo a Roal Dhal: con Adrián y Nico descubrí James y el melocotón gigante, Charlie y la fábrica de chocolate, El Superzorro, Las Brujas, La jirafa, el pelícano y el mono, Matilda, y Agu Trot (casi todos traducidos en Alfaguara).




Desconocía, a qué negarlo, la obra “adulta” de Dahl, pero acabo de leer un cuento en…. El mejor humor inglés, una antología de relatos aparecida en Anagrama y preparada por el propio editor, Jorge Herralde. Empecé, como comprenderéis, leyendo el cuento de Dahl, “Cordero asado”. Y renové el placer del desconcierto y el gozo de la risa a través del personaje de una simple y dedicada esposa de un policía a quien un día su marido le dice que se acabó la fiesta… Y entonces esta “tontita” actúa, y de qué manera. ¡Qué perversa lucidez en su vertiginosa actuación de un par o tres de horas!
(¡Ay! Si es que el silencio y la rutina que envolvía a las mujeres de antes les permitía soñar y acumular fuerzas para actuar cuando convenía).




Yo no leo cuentos de corrido (tampoco poemas.Y menos mal que cuando una vez lo confesé en público, mi querido Vila-Matas vino en mi ayuda y admitió que él tampoco, para sorpresa y consiguiente escándalo de algún impostado high-brow). Pero estos días de novelitas y nostalgia (propia de cualquier final, pese a las vacaciones en ciernes) me he entretenido con una de las lecturas de mi padre, so zu sagen: un tomito de André Maurois: Los silencios del Coronel Bramble (José Janés Editor, Barcelona, 1950), deliciosa novela que transcurre en tierras belgas, durante la II Guerra Mundial y en la que aparecen distintos personajes que integran las tropas aliadas y que en las noches de respiro bélico, conversan sobre distintos asuntos. La novela se abre así, con un espléndido ejercicio literario sobre el arte de conversar, tomando como punto de partida la indisiocracia nacional, pues son muy diversos los personajes que conversan: un reverendo irlandés que no se llama Patrick, un escocés, un médico, el coronel...
Total que un día abordan la mentalidad inglesa, y Aurelle, francés, le escribe a su amiga sobre los ingleses:


“La verdad es que su inteligencia sigue métodos diversos de los nuestros. Igualmente alejada de nuestro racionalismo clásico y del lirismo pedante de los alemanes, se complace en un buen sentido vigoroso y en la ausencia de todo sistema… De ahí un tono sencillo y natural que hace más encantadora aún la afición de este pueblo por el humour” (pp. 29-30).



Algo más adelante, discuten la teoría bergsoniana sobre la risa y uno de los contertulios, un doctor muy doctor (racionalista pero socarrón, que expone una estupenda teoría sobre "el amor a la humanidad"), en contra del filósofo que tanto deslumbró a nuestro Antonio Machado, asegura que la risa está “simplemente producida por la brusca sucesión de una impresión de estupor y otra de alivio”. Pone un ejemplo de un mono joven, pero luego se centra en la anécdota o incidente que propicia la reflexión: falló una pata de la silla donde se sentaba alguien que indefectiblemente se cayó y…. Todos nos reímos ante una situación así, aunque luego reprimamos el regocijo… En la risa hay un movimiento convulsivo… Luego, tras “la consoladora certeza de que el accidentado no se ha hecho daño”, respiramos. “Es una forma de sadismo intelectual”, concluye el doctor.

Por su parte, nuestro gran Julio Camba sostenía qu el mejor humor no procedía de los paises luminosos y alegres (música ,vino y mujeres: París), sino de aquellos compungidos, habitados por hombres grises y esaboríos.

Voy a leer esta antología de El mejor humor inglés a la luz de estas interpretaciones. Me reencontaré, entre otros, con Evelyn Waugh (impar viajero), y con Amis y Barnes y McEwan y… con el gran Nick Hornby, tan irreverente siempre.

ACLARACIÓN: El mejor humor inglés es una edición no venal destinada, como promoción especial, a las librerías y sus clientes... Así que acudid los lectores a reclamar vuestro ejemplar a... quien corresponda.

21 comentarios:

  1. gracias por el "querido" que nunca sobra.
    Enrique

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  2. Cuando fui joven, niño, jamás leí literatura para niños. Quizá sea porque que ya soy demasiado viejo. Recuerdo comentar, en mi segunda vida, el Cantar del Mio Cid con 13 años, leer la Regenta con 14 y no entender casi nada de Rayuela con 15, pero sabía de ellos y tenía la sensación de estar haciendo algo muy importante. Alguna vez caía algo de Enid Blyton, Hergé, o las "Joyas literarias Juveniles" de Bruguera, pero de un modo inconsciente, veíamos que éstas últimas eran para las vacaciones: es decir, que establecíamos jerarquías sin saberlo. Todo ha cambiado. Ahora ya no hay lectores, o lectores en potencia, hay segmentos de mercado. (no sé si esto es bueno, malo o tanto da)

    Un chiste (¿inglés?): "Herrn Doktor" leyendo de jovencito "Los Cinco van de camping".

    Gracias de nuevo por esta nueva ráfaga de autores y de libros por descubrir

    Salud, profesora

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  3. ¡Tan largo me lo fiáis....!
    Por fortuna, los críos tienen ahora libros magníficos para todas las edades. Incluso buenas seleccionesde cuentos de grandes autores(Tolstoi, Wilde...) Es la manera de que a los 8 o a los 10 se lancen con Salgari, Verne, Kipling, London, Twain, Dickens y demás. Yo también leí Crimen y Castigo de bien pequeña pero porque me gustaba José Luis Pellicena, que interpretaba a Raskolnikoff en TV. Larga conversación, sí.

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  4. Te localicé. Quizás tengas tiempo para esta adivinanza: UB, Cursos de verano (Cátedra Ramón Llull) y charlas en Mallorca, quizá te suene: Bruch.
    Blog interesante, al igual que lo fueron en su día (lejano) tus clases. Seguro que lo siguen siendo. Saludos.

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  5. ¿Es posible que el Enrique que firma arriba sea el mismo que yo imagino? Impresionada me hallo, querida, pero más bien me suena a boutade, a ironía, a broma intertextual, o no sé qué nombre darle al recurso literario (no soy específicamente de letras, cara, así que ignoro las palabras con las cuales se puede justificar cada cosa según momento, contexto, etc). Dime que no es verdad, querida, que cierto Enrique simpático (un Enrique López) se coloca en la piel de cierto personaje que resulta que es una persona, en fin, esas cosas que hacéis los literatos, etc. Pero si realmente Enrique es Enrique, por Dios, querida, si será verdad el resto de lo que cuentas... Estupefacta he quedado, como ves, que hasta mi verbo de natural espontáneo se ha visto entorpecido por el curso de mi sorpresa y mi duda. Besos sea como fuere, admirativos por tanto cómo me haces disfrutar con esos textos eruditos y tan graciosos.

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  6. Y yo también ROSA... Ya ves, hasta recuerdo tu nombre y tu cara... ¡Qué tiempos! Un beso!

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  7. María querida... No hay juegos ni trucos. Enrique-Enrique me mandó un e.mail (titulado "Western")en el que me avisaba: "Te he dejado un comentario en "Humor Inglés". Soy muy rápido desenfundando". Así para los incrédulos (como vos) tengo certificado de autenticidad. Aún no he podido irme. Mañana tal vez!

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  8. ¡Me encanta haberte encontrado!, también que me recuerdes. Es cierto, qué timpos aquellos. Seguiré tu blog y, si me lo permites, te enlazaré. Otro beso para ti.

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  9. Interesnte como pocos este pequeño espacio de lecturas, de consejos, casi de clases particulares. Por lo que he visto en el blog da clases de Literatura, no soy alumno ni ex alumno porque nunca viví en esa ciudad, pero podría haberlo sido. Y reencontrar a Elena Garro, a Valle, a Doña Emilia, Manuel de Lope, Valente o Casavella... no puedo con todo, al menos hoy, así que algo dejaré para mañana. Sólo faltaba que Vila Matas también se paseara por aquí. Así que mañana vuelvo.
    Alfonso

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  10. Gracias por el interés y el reconocimiento, Alfonso. Aspiraba al coloquio (plural) y veo que va cuajando...

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  11. Hola Ana, es la tercera vez que mando un comentario a tu blog desde los hará cuatro o cinco meses que lo visito con placer. Ser partícipe de tu saber y del de otros internautas generosos con sólo un clic ha sido descubrir la “Fiesta dentro de la fiesta". Y ya que cito (con premeditación y alevosía, discúlpame) al Enrique-Enrique o a una de sus citas, (indiscernibles a veces, ambos o tantos pensamientos unidos gracias al suyo propio, para formar una obra original) utilizaré tu espacio, si me lo permites, para mandarle un abrazo. Porqué ha sido mi “tieeerraaa!” después de largo tiempo a la deriva.
    Un lugar para el coloquio… Creo que lo consigues. Saludos.

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  12. Que suerte tuvo el Pobrecito Hablador. Yo empecé al revés. En casa no havia una surtida biblioteca ni por asomo y mis primeras lecturas fueron los tebeos y todos, todos, los libros que el Pobrecito Hablador nunca jamás leyó. Y así estamos.

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  13. Hablando (leyendo) de antologías del señor Herralde me he acordado, recordado, que tengo que comprar ya, cuanto antes, la que ha titulado Cuentos de amigas. ¿Lo has visto? Empezando por Rosa Chacel, siguien por Carmiña.
    Un saludo, Ana.
    Bones vacances

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  14. Ah, se me olvidaba. Mira qué maravilla para niños.
    http://hacialamagia.blogspot.com/2009/06/la-aventura-subida-en-una-pluma.html
    (Estoy deseando que mi sobrino de cinco años se familiarice con Carmen M. G. Tengo que encontrar cómplices en la familia como sea.)

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  15. J., SOBRE LA ANTOLOGÚIA DE "Cuentos de amigas" hablaré (comedidamente)en la correspondiente reseña de Babelia, en agosto... No es nada feliz esa selección del cuento de Rosa Chacel, que tiene otro superior...
    Gloria... Cada vez estoy más convencida de que... estoy en un pueblín de Asturias donde ahora tienen una biblioteca más que aceptable. Fíjate que hasta traducen a la Matute al bable: El saltapraos verde.
    Cuando mis hijos eran pequeños y no podíamos acarrear demasiados bultos (teníamos un coche sencillo y aquí jamás tuvimos televisión ni otras cosas más sofisticadas) yo confiaba en que si no me (NOS) llegaban las lecturas, pues estaba la biblioteca... Raras veces funcionó, la verdad.Pero yo recuerdoi conmovida mi bliblioteca...
    Sucede que hay una estupenda relación sensual con el libro y... Pasa el tiempo.Yo me nutrí con los clásicos juveniles de Bruguera (Y tengo delante un tomito de Mark Twain, "Aventuras en el Far West", que me temo no interesó a mis hijos, por awquello de... la sensualidad.
    Mi heroína era Genoveva de Brrabante, pero no tanto por su historia... los bosques eran moneda común...
    ¡Yo qué sé!
    El caso es leer: cómo y donde se pueda, sin demasiados porqués. Éstos incumbena los estadísticos.

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  16. Gloria, tuve la suerte (o la desgracia) de tener, en los 13 años de mi segunda vida, un profesor de literatura que nos tiraba a lo más hondo de la piscina sin que supiésemos nadar. Por eso leí poca (o nada) literatura infantil y juvenil.Y por eso tengo en mi cabeza dos Oliveiras distintos, o dos Magas, dos Rodrigos, o dos Anitas Ozores...Todavía guardo el primer "Rayuela" de la editorial Cátedra, edición de Andrés Amorós. Me costó 450 pesetas. Cuando era más enano leia el celebérrimo "Senda", tintines, asterix...
    Un abrazo

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  17. Sí, yo también creo que lo importante es leer, Ana, pero (no se si estarás, estaréis, de acuerdo conmigo) si aprendes a leer como un rayo porque el libro es fácil y no es necesario detenerse a pensar para comprender, vas subiendo niveles dejando mucho trabajo por hacer porque sigues leyendo sin detenerte donde habría que hacerlo y entonces tu mundo literario toma el aspecto de un queso gruyere: demasiadas lagunas.
    Estuvimos en Asturias hace ya algunos años. Nos impresionaron las mareas, las espléndidas playas cuando el agua se recogía. El recuerdo que quedó sigue hermoso.

    Bien por tu profesor, Fígaro (que tal te parece este seudónimo, es que el otro es laaargo… como una vida sin vida). Recuerdo yo, a una profesora de literatura, no sé si buena o mala por la forma de enseñar, que nos preguntaba las lecciones balanceándose en su silla encima de la tarima y nos miraba sin que pudiéramos verla a través de unas oscuras gafas oscuras ¡Cómo me concentraba en las patas de la silla el día que no havia estudiado! Nunca se quebraron.
    Tengo una especie de misal con los cuentos de Julio Cortázar, huele bien, pero me desespera no entender siempre.
    Glòria.

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  18. Los niños (más los de ahora) creo que deben leer así, como un rayo, según dices tú. Hablo de los primeros años. La lectura no debe hacerles pensar: una buena hora diaria de matemáticas cumple con esa función. Leer para exponerlos a las mil "cosas", y basta con que sedimenten imágenes, enigmas, inquietudes, sueños, complicidades... y miedos. Elcaso es que tengan incorporado el hábito de la lectura. Porque a la hora de pasar a textos más arduos (incluídos los correspondientes a ñlas materias escolares), al menos lo mecánico de la lectura no supondrá una traba.
    Gracias, Gloria!

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  19. Es un placer encontrar un hermoso rincón de literatura. He llegado a tu reino gracias a un común amigo poeta que te posteaba y me he animado a agradecerte tu placentera devoción por los libros.
    Yo tampoco leo cuentos de corrido porque me gusta disfrutarlos pieza a pieza y en mi cabeza se acumulan a centenares (confieso que los valoro al acabar con la intención de releer los que más me han ido atrayendo y también para poder recomendarlos).
    Respecto al libro que comentas y en concreto a Roald Dahl, yo accedí a la inversa.Conocí a este autor por aquella magnífica serie llamada Alfred Hitchcock presenta, donde se entremezclaban entre otros los relatos de Dalh. Así que un día de ocio pasional por los Encantes Viejos, me encontré de cara con un libro que titulaba Relatos de lo inesperado. Naturalmente, un título como este llamo mi atención y al abrirlo comprobé cómo explicaba que muchos de estos relatos habían sido llevados a la pantalla en la mencionada serie. Leerlos fue una gozada, por ese humor negro que apuntabas. Un tiempo después, en las lecturas que tenía con mis hijos fuí descubriendo que ese mismo autor era uno de los mejores escritores infantiles. En fin, un placer. Seguiré tu rumbo.
    Carlos

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  20. ¡Qué bueno lo de Alfred Hitchcoch presenta, Carlos! Confieso que este pasado invierno (¿O era el otro?), me enganché a la serie, en BTV, en blanco y negro, y como a media tarde, o algpo así, en invierno. Todos los caminos conducen a... alguna parte, sin duda. Se trata de pautarls. Gracias!

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