jueves, 17 de septiembre de 2009

CONFIDENCIAS : JACQUES BREL

He pasado todo verano, más esta larga reentré, con los trinxas y los kabileños del Carmelo porque estoy preparando una edición de "Si te dicen que caí", para Cátedra, en su colección negra, la reservada a las "Letras Hispánicas", y que en principio deberá ser "la que va a misa" (suponiendo que Marsé me admita la expresión, que no, pero sí).
Releo el borrador (siempre consideré así todo lo mío, un esbozo; o ni siquiera eso, más bien un garabato) de la introducción y compruebo que la cosa aún no rueda bien. Vuelvo sobre él. Lo repaso con saña porque aún lo siento extraño a mí, el texto. Serán los años, me digo, cierto cansancio, el tiempo.
Entonces, ineludiblemente, me remonto a...





...el barrio donde viví un simulacro de exilio en 1979/80, antes de largarme de "este país de todos los demonios". Entonces compartí un ático (¡Mentira! Lo mismo que a los subtes del Raval donde yo tengo un estudio que ya no frecuento les llaman Lofts, así empezaban a llamar a un "hermoso" piso con vistas y terraza porque era nuevo, eso sí, pero que en realidad era un miserable tercer piso de un inmueble (?) sin ascensor, ni gas ciudad, ni demás, aunque con una espléndida terraza desde la que todavía se veía un nido de ametradalloras, lo cual era un punto, pese a que la calle Santuarios aún no estaba asfaltada.
Por suerte, el 24 tenía el final en el bar Delicias, un respiro antes de emprender la escalada.
(Después allí erigieron una iglesia moderna, por eso casi nunca vuelvo al Carmelo, salvo cuando me invita Mariluz -otra ex-alumna- a su cueva porque prepara un estupendo salmorejo)


Intuyendo que aquello era un sarampión pasajero, allí me llevé muy pocas cosas, porque sabía que aquel simulacro de exilio intraurbano no bastaría para evitar el verdadero, que no tardaría en llegar, al año siguiente, en Boston.
Viví en el Carmelo un año y entonces escuché (como nunca) a Jacques Brel, quizás porque había muerto un año antes, en octubre de 1978. Escuchaba, sobre todo, su "Ne me quitte pas". Posiblemente por pura catarsis, dado que yo estaba a punto de abandonar una ciudad, un tiempo y...







En aquel álbum también destacaba "Adieu l'Emile" como yo le llamaba.
Se trata, claro, de "Le moribond".






Creo que sólo a estos dos temas prestaba atención, aunque conservo el LP y podría rebobinar, pero... Aquí se trata de una sencilla confidencia: de cuando el tiempo te permitía escuchar música y soñar o pensar (sin la obligación de escribir).
Por eso, otro día, hablaré de Amsterdam....
Porque también adoro "Dans le port d'Amsterdam". Os dejo esta imagen fija, para que los jóvenes cachorros aprecien el blanco y negro, y la locuacidad de las arrugas y otros gestos (pronto hablaré de la defensa del Noir por Baudelaire).
Y es que este verano, inmersa en "Si te dicen que caí" (y otras aventis), cuando al atardecer me sentía extenuada y descuidé a los amigos y las farras, escuchaba a Jacques Brel y me complacía en las imágenes y
en otro de sus temas favorito para mí......








Y ahora los recuerdo, a Jacques Brel y a esa ciudad. Lo que me recuerda que habré de hablar de Amsterdam.
Mientras tanto, os recomiendo una novela de Ignacio Vidal-Folch ( y muy especialmente a mis históricos ex-alumnos de Estética Literaria): La cabeza de plástico (Anagrama, 1999).



12 comentarios:

  1. Esperaremos esa edición "canónica" de la no menos canónica Si te dicen que caí. Que ruede pronto.

    Ana Martínez.

    ResponderEliminar
  2. La Intro ya está, pero las notas son todo un reto, no menos que la edición textual, recogiendo la versión original y la reescritura (a fondo) de 1989.

    ResponderEliminar
  3. Con el detalle del nido de ametralladoras y la fisionomía del barrio, El Carmelo parece Beirut, o cualquier ciudad palestina o libanesa. El contraste de las voces francesas, del sonido parisino, en lo más profundo del Beirut barcelonés, tenía que resultar muy chocante.

    ResponderEliminar
  4. También por esta época, 1978 y más, con los amigos que luego se perdieron escuchábamos y cantábamos las canciones de Brel, Moustaki, Brassens, también algunos boleros que se expandian en el vacio sin fondo de nuestras almas hambrientas para saciarlas apenas el tiempo que duraban. El piso de estudiantes lo teniamos mi hermana y yo cerca de la Sagrada Família. Pero todo se ha perdido como la lluvia que lloverá en un momento y la misma nostalgia que tu artículo ha encendido. Un abrazo. Glòria.

    ResponderEliminar
  5. Mariano, tienes que añadirle que por las noches bajaba a una taberna (El oro de Sevilla, se llamaba; no sé si por cachondeo y en oposición al lujoso y céntrico local barcelonés, El oro del Rin, que también sale en Si te dicen....)donde se escuchaba un flamenco...
    Gloria, igual un día de estos me descuelgo con coplas y boleros porque las anotaciones a la novela de Marsé me obligan a escuchar a doña Concha (Tatuaje) o Perfidia o... Yo a cantar no me atrevía, eso no....

    ResponderEliminar
  6. Muy bonita la fotografía de mi barrio. Me aventuro a decir que está tomada desde el Viaducto de Vallcarca, dando la espalda a la montaña del Tibidabo. Quizá me esté equivocando.

    Un placer que alguien hable ( aparte del gran Juan Marsé, y de otros escritores como David Castillo) de este barrio, que considero mío, aunque viva en el de al lado ( cosas de la vida).

    Y, Ana, el bar Delicias sigue estando...y hay que hacer de tripas corazón con la Iglesia, esa chapuza erigida al final de Santuarios...nada comparable a la de la Plaza Salvador Allende (que pertenece al colegio donde estudié, o el colegio pertenece a ella).

    Un cordial saludo,

    Rafael Banegas

    PD: Estudio Filología en la UB, y creo que imparte clases allí, y aunque no asisto a ninguna clase suya, los comentarios que se oyen ( el patio de letras puede ser tan silencioso y tan bullicioso a la vez...) son excelentes. Y aprovecho, de paso, para felicitarle por el blog y por algunos textos que he leído en revistas de aquí y de allá que han salido de su pluma o sus teclas.

    ResponderEliminar
  7. Sí, Rafael, la fotografía quizás peca de "bonitura", que diría Rosa Chacel. Es obra de mi hijo Nico, muy cuidadoso de la Estética. Seguro que tienes razón sobre el punto de vista: ese viaducto de Vallcarca (desde el que se arroja Montse, por cierto).
    David Castillo es un gran escritor (y nejor amigo), que deliberadamente hoemnajea a Marsé, sobre todo en "No miris enrera· ("Sin mirar atrás", en la edición de Anagrama).
    Sí, sé que el Delicias sigue existiendo,aunque remodelado. Y ademásme cuentan que sigue teniendo tapas (castizas, eso sí),aunque le han salido competidores.
    El Patio de Letras (me alegra que recuperes ese nombre, casi íntimo por imperdurable) es lo que a una le sigue reconfortando de la Universidad, ademas de las aulas (nobles) pobladas. Y ya me gustaría mezclarme y andar por ahí de indógnito (algo imposible, por lo qie apuntas). Gracias, Rafael.

    ResponderEliminar
  8. Amsterdam no puede cantarse. Es una canción que hay que interpretar. Amsterdam se vive, no se canta. En nuestras soledades apenas si cantamos canciones de Brel. No se deja. Pero algunas nos pueden acompañar en horas de intimidad, sentados a una mesa, abrigados de amigos, buen vino y mejores palabras. Amsterdam, no se deja cantar. No es canción. Trae consigo demasiada ternura de suburbio. ¡Ay! Ana, "qué me diste en ese vino". Traerme a Brel en noche plácida. Qué gran ternura la de ese canalla.
    Saludos
    Paco

    ResponderEliminar
  9. Me gusta tanto Amsterdam... Tanto como Brel. Ambos son un poco lo mismo: la entrega, la libertad, el desgarro, además de la ternura. Espero esa entrada sobre Amsterdam. Lo mismo que tu edición de Si te dicen, que sabes que le tengo muchas ganas a una novela que prefiero de un modo especial. Será una gran edición, sé las horas que le has dedicado, el esfuerzo, la independencia me atrevería a decir... Lo mismo que a las Apuntaciones o El mercurio, que también preparaste para Cátedra. En Cátedra también preparaste El caballero de las botas azules, de Rosalía, ¿no es cierto? Un abrazo enorme y energía a raudales para el curso que ya empezó (qué tiempos aquellos en que comenzábamos el 10 de octubre.... tendré que deducir, claro, que ahora, como empiezan antes y acaban más tarde, los alumnos aprenden mucho más que los de mi generación... tú podrás confirmármelo fácilmente). Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Paco, vuelvo del cine, de ver "Despedidas" (buena, algo alargado el asunto y con toques excesivamente casuales, pero me gustó...) y encuentro el gallinero alboortado con el partido del Barça, así que... poca inspiración para devolverte el comentario que te mereces.
    Ramón... va a parecer que, aparte de ilustrador, te tengo de claque. No sé lo que aprenden los alumnos. De momento voy a intentar que cuando yo entre en el aula 113 (bastante llenita, pese a que doy XVIII... es decir, vuelvo a mis orígenes ¿Remember?) mi predecesor/a se ocupe de subir la pantalla y que sustituye a la pizarra y desconectar los mil cacharros que deja encendidos, entre ellos un foco luciferino que me taladra (tipo ojo gran hermano)desde lo alto de la grada. ¡Viba el ripio!
    Omito reproducir aquí los comentarios de Iria (que ha empezado a estudiar Medicina) sobre los profesores y el power point. A mi hijo Adrián, que está en el núcleo duro de las politécnicas, jamás les anduvieron con figurines (que dirían las viejas de mi pueblo). Mi hijo pequeño Nico, que va a empezar en la Pompeu (aunque no durará un año, porque su deseo era Berlín, pero sus amigos se rajaron)el viernes tuvo que presentarse a una prueba de inglés, para ver si lo metían en un grupo donde la docencia se impartiese en dicha lengua. Y me preguntó: ¿qué hago? ¿Lo hago mal? Pues sí, cielo, hazlo lo peor posible (Aclaro que el año pasado Nico se presentó a un concurso de traducción en la Pompeu -entre los bachilleres de Catalunya- y fue el primero en su modalidad: del alemán al castellano), porque va a estudiar Derecho y claro, nuestro código civil o penal o lo que sea... no está redactado en inglés.
    En fin, Ramon, que igual un día de éstos leemos a Valle-Inclán en inglés, que ya me gustaría, todo sea dicho. Por lo demás, el Patio de Letras y algunas aulas siguen siendo bellas...

    ResponderEliminar
  11. Hola
    Me encanta la música. A veces mi colección de discos me trae recuerdos de tiempos pasado como a ti.
    Me gustaría recomendarte un cantante, aunque igual ya lo conoces, Dominic A. También pertenece a la chason, no es tan apasionado como Brel, pero es muy poético, o al menos así lo encuentro yo.

    ResponderEliminar
  12. Pues no, no lo conozco. Siempre tuve poco tiempo para escuchar música (como actividad única y absorbente). Lo buscaré. Gracias!

    ResponderEliminar