miércoles, 27 de mayo de 2009

POEMA

Hace un par de días, cuando leí la extensa charla entre Enrique Vila-Matas y Joan Manuel Serrat a propósito de la inminente cita de la champions, me acordé mucho de mi padre porque, más que del Barça de Guardiola, hablaron del Barça de antes, que era el de mi padre: sufrido culé en nuestra larga postguerra.
(Por eso no estoy muy de acuerdo con lo que escribió Javier Marías en e EPS del pasado domingo: no creo que al Madrid le perjudicase tanto la "filiación" franquista: a fin de cuentas en aquellos años la Copa de Europa se disputaba sólo entre los campeones de las respectivas ligas).

Total, que me acuerdo mucho de mi padre, y esta noche sufriré o gozaré en su memoria. Y como mi padre era un magnífico contador de historias... he decidido hoy hablar de una de nuestras pequeñas historias.

Podría titular esta entrada "Oración", "Plegaria" o... qué sé yo. Pero me acojo al valor coloquial que tiene la palabra "Poema" cuando decimos....

Un no muy conocido episodio de la Guerra Civil en Asturias (y sus secuelas), transcurrido en un escenario que siempre consideré una parte de mi paraíso personal, me llevó recientemente a hablar con algunos de los mayores que eran niños y habían visto o sabido o les contaron...
Uno de mis confidentes fue Félix García López, que me acogió amablemente en su casa de Tol (una aldea de occidente, algo retirada de la turística Tapia de Casariego, donde alquilamos una casa dos o tres años e hicimos amigos inolvidables como Matilde y Manolo, que me llevaron a casa de Félix y de Eva Fernández García).








Félix me contó muchas cosas de lo que pasaba en esa zona ya algo lejana de la de mis mayores (aunque la distancia real no iba más allá de los 10 o 12 kilómetros), a quienes las noticias de allí les llegaban muy desvaídas. Algunas de esas confidencias he podido aprovecharlas en una novela cainita que ando ultimando, pero no así esta otra confidencia (que de incluirla me arriesgaría a incurrir en lo que los críticos suelen sentenciar como "inverosímil")
Total, que entre muchas cosas, Félix me contó (y recitó de corrido, sin trastabillar) este Poema que hubo de aprenderse de memoria y recitar en la histórica jornada en que en la Escuela de Tol se restauró el crucifijo:

¿Adonde vas pobre obrero?
¿Buscas pan y pides luz?
No tuerzas el derrotero.
Mira lo alto hacia el madero
Sacrosanto de la Cruz.
¿Qué ves? En ella enclavado,
presa de dolor profundo,
hay un cuerpo ensangrentado.
Es dios el que está enclavado,
el gran obrero del mundo,
el que labró los sillares
que son del orbe cimiento,
y puso valla a los mares
y sembró de luminares
y soles el firmamento.
El que en Nazaret vivía
oscurecido sin nombre
y trabajando crecía
para enseñanza del hombre.

Bien, el poema sigue pero decae
Los dos primeros versos son espléndidos.
Y oírlos de labios de Félix, un festín.

(Otro día hablaré de La Searila, una gran historia romántica sucedida en la aldea de Seares, donde nació mi madre, Sara.

Mis alumnos de Romanticismo conocen esos versos nada desdeñables, por cierto. ¿O no?)

3 comentarios:

  1. Buenísimo, y qué representativo... Es el cristo comunista. Sí, el segundo verso es excelente. ¡Qué cosas! ¡Qué de cosas olvidadas por estos mundos de Dios!
    Eva

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  2. A mí me impresionó oírselo recitar de carretilla a Félix, setenta y pico años después del suceso.
    Gracias, Eva

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  3. Perdóname Eva: no conocía el poema ni el origen,y quizá me equivoque, pero me da cierto tufo a fascista. "Mira a lo alto del madero/Sacrosanto de la Cruz" Es decir, ese es tu camino: jódete, y jodido, levanta la mirada a la cruz y consuélate. Hubo una época que las fronteras entre comunismo y fascismo (falangismo en España) eran muy delgadas. El mismísimo Miguel Hernández participó en su juventud de organizaciones catolico-fascistas.Soy creyente

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